Vecinos tuvieron que ayudar a los bomberos y elementos de Protección Civil en el traslado de los 53 lesionadosFoto Reuters
La Jornada de Oriente, Mónica Camacho y Martín Hernández
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 4
Puebla, Pue., 19 de diciembre. Al menos 28 muertos y 53 heridos, 115 viviendas afectadas y daños aún incuantificables a la infraestructura urbana a lo largo de kilómetro y medio de las márgenes del río Atoyac fue el saldo que dejó en el municipio poblano de San Martín Texmelucan el estallido de un ducto de 30 pulgadas de Petróleos Mexicanos (Pemex), informaron autoridades federales y estatales.
Entre los muertos, 13 eran menores de edad. La conflagración ocurrida la madrugada de este domingo dejó en ruinas a 32 viviendas y causó pánico entre miles de habitantes de la cabecera municipal, que huyeron inmediatamente hacia la capital poblana y localidades vecinas de Tlaxcala, Hidalgo y el estado de México.
Según las investigaciones iniciales, el primer estallido se suscitó en una toma clandestina del ducto de petróleo crudo ubicada en la unidad habitacional San Damián, mientras las explosiones posteriores obedecieron a que el hidrocarburo se derramó hacia el Atoyac, donde halló un punto de ignición y extendió el fuego a casas, negocios y oficinas asentados a lo largo kilómetro y medio, aproximadamente.
Según los vecinos, el estallido inicial se oyó a cinco kilómetros de distancia, pero las llamaradas eran visibles desde más lejos, y el denso humo negro cubrió rápidamente la región, hasta abarcar municipios como Atlixco, Huejotzingo, San Juan Cuautlancingo, San Andrés Cholula y la capital poblana.
Una vecina de Vista Alta mencionó que el río Atoyac parecía impregnado de chapopote, y eran aproximadamente las 8 horas cuando el olor a combustible quemado ya inundaba el sur de la ciudad de Puebla, cuando desde dos horas antes había iniciado la movilización de bomberos, personal de Protección Civil, ambulancias y elementos del Ejército hacia la zona del siniestro.
El gobierno del Distrito Federal envió 38 bomberos, 10 asistentes de Protección Civil, 10 carros-tanque, tres carros-bomba y otros tres vehículos con agua ligera para respaldar las tareas de auxilio y protección. Los esfuerzos conjuntos fueron insuficientes y los vecinos debieron participar en el rescate de heridos y el retiro de cilindros de gas.
Por las explosiones en registros y atarjeas que produjo el petróleo filtrado al drenaje se temía un mayor desastre, pero los bomberos vertieron inhibidores de fuego y explosividad en la red de aguas negras para conjurar la amenaza.
A esa hora el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, se comunicó con el gobernador del estado, Mario Marín Torres, para realizar una primera evaluación. Luego la presencia militar aumentó, y los efectivos desplegados bloquearon los accesos a la cabecera municipal.
La central camionera de Puebla suspendió las corridas hacia San Martín, pero el aeropuerto Hermanos Serdán mantuvo sus actividades a pesar de la nube negra en el cielo. El tráfico en la carretera federal Texmelucan-Huejotzingo se reanudó a las 9:30, y a esa hora comenzó el retorno de quienes abandonaron sus hogares.
Entre llamaradas, árboles calcinados y casas destruidas el riesgo de más explosiones era latente, mientras los periodistas transitaban sin mayor problema por el área restringida, lo mismo que civiles en busca de familiares.
La radio local interrumpió su programación dominical para ofrecer los primeros reportes del incendio –que fue controla a las 10 de la mañana–, y el secretario de Gobernación estatal, Valentín Meneses, dio a conocer que 10 de los muertos eran miembros de una familia.
Cinco fotógrafos que llegaron de inmediato al área del desastre se introdujeron a una vivienda calcinada, sin que el personal de Protección Civil presente lo evitara.
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Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 5
De nueva cuenta el robo y el mercado ilícito de combustibles provocaron una de los mayores accidentes en la historia de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La paraestatal adelantó ayer que una toma clandestina fue la causa más probable de la explosión ocurrida ayer en uno sus ductos en la estación de bombeo en San Martín Texmelucan, donde precisamente en 2010 se descubrieron al menos 80 tomas ilegales.
Tan sólo este año personal de la empresa ha localizado en el país 550 tomas clandestinas en su sistema de ductos.
En declaraciones a la prensa, el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, sostuvo que los delincuentes continúan con el robo de combustibles a pesar de que se realizan campañas de concientización y de que además de poner en riesgo sus vidas, generan graves problemas de seguridad para el resto de la población.
De acuerdo con informes de la petrolera, alrededor de las 5:50 horas la estación de bombeo de San Martín Texmelucan detectó la caída de presión en el flujo de combustibles en uno de sus ductos, por lo que se procedió de inmediato
a suspender el bombeo de los productos.
Por procedimiento se dio aviso a las autoridades de protección civil y se enviaron unidades contra incendio de la propia paraestatal al lugar donde pocos minutos antes se había identificado el problema. También fueron enviados autotanques y motobombas para la recuperación del producto que pudiera haberse derramado.
Sin embargo, al percatarse del incendio ocurrido, el personal de la empresa y de protección civil procedieron a desalojar a los habitantes de la zona y el área fue acordonada. En estas tareas intervinieron también autoridades estatales, municipales y del Ejército Mexicano, que participó con 125 elementos de la 23 y 25 zonas militares.
En la versión de Pemex, hasta las 19:55 horas del domingo el saldo era de 28 personas muertas, 52 lesionados y 115 casas dañadas por el incendio derivado de la explosión, aunque aclaró que las cifras podrían cambiar los próximos días, conforme avancen las investigaciones, se evalúan los daños con mayor precisión y se reporte el estado de salud de las personas afectadas.
También se informó que personal especializado del sector Ductos de la petrolera efectúa los análisis técnicos correspondientes para determinar las causas raíz
del accidente, aunque se presume que se derivó de una toma clandestina
.
En declaraciones a la prensa, el director de Pemex basó su presunción de que el accidente pudiera estar vinculado a tomas clandestinas debido a que en la zona afectada se observa una zanja que es consistente con una explosión vinculada a tomas clandestinas
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No obstante, el funcionario aclaró que no se descartan hipótesis sobre otras posibles causas, pero insistió que desde 2008 el ducto afectado ha recibido un mantenimiento y supervisión constantes debido al descubrimiento de unas 80 tomas clandestinas.
La explosión de ayer es con mucho una de las peores en la historia de la paraestatal en términos de pérdida de vidas humanas. El caso más cercano ocurrió en 2007 cuando por el hundimiento de la plataforma Usumacinta murieron 21 trabajadores petroleros y dos más fueron reportados como desaparecidos.
De acuerdo con un recuento no exhaustivo de los siniestros registrados por Pemex –ya sea por daños a sus instalaciones para el robo de combustibles, accidentes y hasta atentados–, se elevan a más de 2 mil en la pasada década.
Cálculos no oficiales indican que tan sólo por daños causados en sus instalaciones a causa del robo de combustibles, Pemex pierde anualmente alrededor de 10 mil millones de pesos. En 2010 el número de perforaciones realizadas a ductos de la petrolera con el objeto de ordeñar
los ductos aumentó en 111 casos, lo que representa un crecimiento de 25 por ciento entre los 439 de 2009 y los 550 de este año.
Apenas en febrero de 2010 Pemex presentó un informe en el que reportaba una mejoría
de 11 por ciento en el índice de frecuencia y gravedad de accidentes durante 2009, el nivel más bajo en su historia
, con sólo 0.42 percances por millón de horas-hombre laboradas, lo que la ubicaba en el rango de empresas petroleras líderes
y por encima del rango de desempeño de compañías como Petrobras, Chevron, Statoil y Shell.
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Testigos calculan que la columna de humo alcanzó una altura de más de 4 kilómetros
Todo se quemó en segundos; la onda expansiva se sintió a miles de metros a la redonda, narran
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 7
Puebla, Pue., 19 de diciembre. Fue como si ardieran 50 mil llantas al mismo tiempo. El río se prendió y todo empezó a quemarse en segundos
, narró un hombre que perdió su vivienda en la colonia El Arenal, donde ocurrió el peor desastre que la ciudad de San Martín Texmelucan ha sufrido en los años recientes, el cual provocó que miles de familias huyeran hacia Tlaxcala, Hidalgo y la capital de Puebla, ante la primera impresión de que había explotado el complejo petroquímico Independencia, de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La tragedia inició a las 5:30 horas y al mediodía la gente comentaba que la causa del estallido había sido una fuga de hidrocarburo en un ducto de 30 pulgadas de diámetro ubicado en el tramo Nuevo Teapa-Venta de Carpio-Tula, lo que provocó que grandes volúmenes de petróleo crudo se derramaran al río Atoyac.
Parecía que el río era de gasolina y no de agua
, dijo una mujer, quien sostuvo que el fuego lo mismo salió debajo de las alcantarillas que del cauce de agua.
Las autoridades confirmaron a las 17:30 horas que la principal hipótesis del desastre es que fue provocado por una toma clandestina. “Eso ya lo sabíamos. Esta zona siempre se ha caracterizado porque los ductos de Pemex son ordeñados”, dijo un poblador.
Los afectados aún recuerdan la fuga de petróleo del 16 de enero de 2002 en el mismo tramo de Nuevo Teapa-Venta de Carpio-Tula, la cual provocó la muerte de una niña de cuatro años y la intoxicación de cinco personas.
Los vecinos consideran que en la zona habría hasta ocho tomas clandestinas, problema recurrente y conocido por la autoridad local.
San Martín Texmelucan es un municipio que se ubica a 30 minutos de la capital del estado y es un importante polo de desarrollo para la entidad y para Tlaxcala, por ubicarse cerca de la autopista México-Veracruz, albergar instalaciones de Pemex, contar con una amplia zona industrial y tener uno de los tianguis más grandes de América Latina, al que cada martes llegan unos 13 mil comerciantes a vender prendas de vestir, ganado y alimentos. La explosión ocurrió cerca de la presidencia municipal –que no sufrió daños–, localizada a cinco kilómetros del sitio en el que se instala el tianguis. La onda expansiva se sintió en un radio de varios kilómetros.
El área más dañada por el siniestro, cuyos efectos abarcaron una extensión de casi kilómetro y medio, se ubica a un costado del río Atoyac y era una zona habitacional de clase media, que albergaba a familias dedicadas principalmente al comercio.
Según vecinos y autoridades, 32 casas resultaron destruidas, en su mayoría propiedades de vendedores que adaptaron sus plantas bajas como bodegas, mientras que los segundos y terceros pisos los utilizaban como habitaciones.
Una vez que el cuerpo de bomberos controló el incendio, la zona afectada quedó cubierta por una neblina de material tóxico que apenas dejaba ver los muros que quedaron en pie, ya sin ventanas ni puertas. Afuera permanecían los automóviles estacionados horas atrás, lucían ennegrecidos por el intenso calor que provocó el estallido. En el suelo quedó una gruesa capa de ceniza.
La zozobra se agudizó porque la mayoría de los habitantes de la ciudad despertaron por la explosión, con un intenso olor de petróleo quemado y una gruesa columna de humo, que según autoridades y los mismos habitantes, tenía cuatro kilómetros de altura, por lo que se pudo observar hasta en municipios ubicados a más de 80 kilómetros de distancia, entre ellos Atlixco, donde la nube de humo fue tan densa y alta que oscureció el cielo.
Durante más de cinco horas, la autopista México-Puebla y las carreteras que conducen a San Martín Texmelucan sufrieron embotellamientos, por las miles de personas que huyeron al pensar que el complejo petroquímico de Pemex había explotado, y posteriormente, porque las autoridades impidieron la llegada de autobuses de pasajeros a la localidad.
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