jueves, octubre 19, 2006

Contracorriente

Caminos distintos, ¿destinos distintos?.

Carlos Figueroa Ibarra

Esta es la conclusión a la que arriba el Subcomandante Insurgente Marcos en el texto que lleva por título “Los zapatistas y la Otra: los peatones de la historia” y que esta fechado en agosto y septiembre del presente año. Sostiene Marcos que la tendencia mayoritaria dentro de La Otra Campaña es la que plantea que “la movilización lopezobradorista no es nuestra pista y que hay que seguir mirando abajo, creciendo como La Otra, sin buscar a quien dirigir y mandar, ni suspirar por quien nos mande y dirija”. Esto último me parece respetable, no se puede unir a la fuerza a quien no se quiere unir.
Donde lo discutible de esta postura comienza es cuando afirma Marcos que la propuesta supuestamente de “izquierda” del “lopezobradorismo”, en realidad es un proyecto de administración de la crisis que asegura ganancias para los grandes propietarios y controla el descontento social. En realidad, asevera el delegado Zero, este movimiento es el mejor proyecto para darle continuidad a la política neoliberal y culminar las privatizaciones del petróleo, electricidad y recursos naturales. Si a López Obrador le hubiesen permitido llegar a la presidencia se le hubiera dado continuidad en México a la opción que se esta abriendo paso en América Latina: el paso de los proyectos neoliberales a los gobiernos de “izquierda” que garantizan la “lubricación” de la barbarie capitalista.
El propio Subcomandante Marcos se pregunta lo que sus lectores nos preguntamos: ¿entonces por qué el encono de la derecha contra el movimiento encabezado por López Obrador?
La respuesta de Marcos se antoja simple: los grandes empresarios se creyeron que López Obrador era de izquierda anticapitalista. Lo que hemos vivido en los últimos tres años es pues, el resultado de una comedia de equivocaciones, un infortunado malentendido. Además, tanto la derecha como la “izquierda” se disputan el negocio de las privatizaciones y el negocio del narcotráfico.
El razonamiento del Subcomandante Marcos, principal responsable del sectarismo que hemos observado en los zapatistas en los últimos tiempos, está sustentado en una visión que no admite matices, diferenciaciones y hasta conflictos entre los distintos actores políticos del país. Aun cuando Marcos reconoce que hay gente honesta en el vasto movimiento político y social que hoy se aglutina en el Frente Amplio Progresista y en la Convención Nacional Democrática, por todas las razones anteriormente señaladas su conclusión es: “No compartimos con ellos ni el camino ni el destino”.
El documento Los zapatistas y la Otra: los peatones de la historia refleja un ánimo desesperado por mantener una identidad, acaso temor porque el movimiento generado en torno a la candidatura de López Obrador, después en torno al fraude electoral y ahora en torno a un programa sustentado en la resistencia civil, se trague al zapatismo. Por ello Marcos fustiga no sólo a la derecha, no sólo a López Obrador y la falsa izquierda que lo apoya, no sólo a los “cretinos ilustrados” que lo celebran. También arremete contra los que en su propio movimiento hacen críticas basadas en “estupideces”, dan versiones tendenciosas de lo que plantea el EZLN, contra los defeños mestizos que son profesionales de las asambleas de La Otra y las manipulan, contra el oportunismo y deshonestidad de algunas organizaciones políticas de izquierda que se adhirieron a la Otra Campaña y después se sumaron al plantón y movilizaciones en apoyo a López Obrador. Finalmente contra los honestos que se preocupan por el aislamiento de los zapatistas por no sumarse a dichas movilizaciones.
Probablemente los caminos de La Otra Campaña y los del Frente Amplio Progresista y la Convención Nacional Democrática no sean los mismos. Los adherentes a la primera rechazan en bloque a todos los partidos políticos y rechazan la lucha electoral. Los partidarios del FAP y la CND tienen posiciones diversas. Los hay quienes miran a la lucha política exclusivamente como lucha electoral. Pero en estos meses de conflicto poselectoral, la lucha institucional y la movilización social son vistos como complementarios. Se rechaza de manera contundente la disyuntiva de lucha parlamentaria o lucha callejera planteándose la alternativa de “congreso y calle”. Los caminos de los zapatistas y sus simpatizantes se entrecruzan con los de los integrantes del FAP y la CND.
En cuanto al destino que según Marcos tampoco es compartido por ambas posiciones, lo aprobado por la CND el 16 de septiembre de 2006 en una asamblea a la que asistieron más de un millón de personas, resumido en el combate a la pobreza y la desigualdad, defensa del patrimonio de la nación, el derecho público a la información, rechazo al Estado patrimonialista y la renovación profunda de las instituciones hace de la lucha contra el neoliberalismo una confluencia que solamente el sectarismo puede desestimar.
Pareciera pues, que caminos y destinos se entrelazan a pesar de sus diferencias. Ojalá que el tiempo haga ver esto de manera más clara de lo que aparece hoy.


[1] Sociólogo. Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. 11 de octubre de 2006.

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