De Anahí Espíndola Pérez
Les cuento a todos que nos fue "requete, requete bien" este pasado domingo en el primer evento de "Apaga la tele y abre un libro" que se llevó a cabo en el zócalo. Bueno, nos fue tan bién, que se propusó hacerlo de manera permanente el primer domingo de cada mes y plantarlo como una bilbioteca colectiva (de eso les llegarán noticias más tarde) .
Aunque asistimos pocos de la Brigada Universitaria, nos encontramos con la red "Todos por el bien de todos" que llevan algo más de tres meses instalándose en el zócalo, cerca del asta bandera, para promover el trueque de libros y de otros artículos también por libros (con excpeción de artículos incluidos en el boicot de consumidores). Entonces la Brigada Universitaria se unió a ellos con los libros en donación y unas playeras amarillas con la imagen del peje con la banda presidencial y su casco que indica "democracia en construcción", que valían $50.00, las cuales ¡volaron!.
Vino mucha gente que se había enterado por el periódico o el radio y traía sus libros, a sus hijos (estos últimos no en donación) y varios de ellos dejaron más libros de los que recogieron. Una persona nos sugirió ampliar el trueque a discos de música y películas. Los que no se habían enterado del evento y se acercaban por curiosidad quedaron sorprendidos y complacidos de que se podían llevar los libros en donación sin dar nada a cambio, con el único compromiso de que luego los circularan en algún otro lugar público o los devolvieran otro domingo al zócalo. Algo que nos gustó fue que no vimos a nadie abusar: se llevaban un libro o a lo máximo dos y prometían traerlo al zócalo al siguiente domingo. A cada libro en donación se le colocó con plumón "libro público" y en la primera página la leyenda "léelo y después que circule, acción en apoyo al gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador".
Nos dimos cuenta de que varias mámás se interesaban por los libros de texto porque podrían ser útiles para sus hijos. Cata Pérez llegó con CD's que contenían los libros completos del yunque y el otro del mismo autor. Las veinte copias que llevó se agotaron. Judith Chaffe donó un montón de libros marxistas bien densos (todavía están ahí por si algún valiente quiere debradar). Víctor Espíndola, Sergio Cortés y Mario Ríos trajeron un resto de novelas, que rápido consiguieron trueque. De hecho esto fue divertido porque varios de los que llevaron sus libros ni siguiera alcanzaron a colocarlos en el piso sino que fueron intercambiados de persona a persona. Así que los que llegaron tarde ya no alcanzaron a escoger mucho (o sea que es mejor llegar temprano y permanecer todo el evento, eh).
Como a las tres de la tarde pasó algo chistoso: llegó una familia (papá, mamá y dos hijos adolescentes) que se acercaron a ver el puesto y cuando el papá estaba muy contento felicitándonos por la buena idea de promover el intercambio de libros, su esposa le pegó un codazo y le señaló un cártel en donde explicaba que esta actividad era una acción en apoyo al gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador. ¡Pobre señor! no alcanzó a terminar su comentario, dijo "con permiso" en voz muy baja y salió con su familia a toda velocidad hacía el lado contrario del zócalo. Bueno, no se llevó ningún libro pero se enteró de que pese a lo que suponía, los que participamos en la Resistencia Civil tenemos buenas ideas (je, je). Y seguiremos sorprendiéndolos...
Aunque asistimos pocos de la Brigada Universitaria, nos encontramos con la red "Todos por el bien de todos" que llevan algo más de tres meses instalándose en el zócalo, cerca del asta bandera, para promover el trueque de libros y de otros artículos también por libros (con excpeción de artículos incluidos en el boicot de consumidores). Entonces la Brigada Universitaria se unió a ellos con los libros en donación y unas playeras amarillas con la imagen del peje con la banda presidencial y su casco que indica "democracia en construcción", que valían $50.00, las cuales ¡volaron!.
Vino mucha gente que se había enterado por el periódico o el radio y traía sus libros, a sus hijos (estos últimos no en donación) y varios de ellos dejaron más libros de los que recogieron. Una persona nos sugirió ampliar el trueque a discos de música y películas. Los que no se habían enterado del evento y se acercaban por curiosidad quedaron sorprendidos y complacidos de que se podían llevar los libros en donación sin dar nada a cambio, con el único compromiso de que luego los circularan en algún otro lugar público o los devolvieran otro domingo al zócalo. Algo que nos gustó fue que no vimos a nadie abusar: se llevaban un libro o a lo máximo dos y prometían traerlo al zócalo al siguiente domingo. A cada libro en donación se le colocó con plumón "libro público" y en la primera página la leyenda "léelo y después que circule, acción en apoyo al gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador".
Nos dimos cuenta de que varias mámás se interesaban por los libros de texto porque podrían ser útiles para sus hijos. Cata Pérez llegó con CD's que contenían los libros completos del yunque y el otro del mismo autor. Las veinte copias que llevó se agotaron. Judith Chaffe donó un montón de libros marxistas bien densos (todavía están ahí por si algún valiente quiere debradar). Víctor Espíndola, Sergio Cortés y Mario Ríos trajeron un resto de novelas, que rápido consiguieron trueque. De hecho esto fue divertido porque varios de los que llevaron sus libros ni siguiera alcanzaron a colocarlos en el piso sino que fueron intercambiados de persona a persona. Así que los que llegaron tarde ya no alcanzaron a escoger mucho (o sea que es mejor llegar temprano y permanecer todo el evento, eh).
Como a las tres de la tarde pasó algo chistoso: llegó una familia (papá, mamá y dos hijos adolescentes) que se acercaron a ver el puesto y cuando el papá estaba muy contento felicitándonos por la buena idea de promover el intercambio de libros, su esposa le pegó un codazo y le señaló un cártel en donde explicaba que esta actividad era una acción en apoyo al gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador. ¡Pobre señor! no alcanzó a terminar su comentario, dijo "con permiso" en voz muy baja y salió con su familia a toda velocidad hacía el lado contrario del zócalo. Bueno, no se llevó ningún libro pero se enteró de que pese a lo que suponía, los que participamos en la Resistencia Civil tenemos buenas ideas (je, je). Y seguiremos sorprendiéndolos...