lunes, febrero 26, 2007

De Humberto Sotelo...

F. HUMBERTO SOTELO M.

El sábado pasado quedó constituida formalmente la Convención Nacional Democrática (CND) en Puebla. Esta instancia, como es del conocimiento público, si bien sostiene vínculos estrechos con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), es un espacio que persigue sobre todo el objetivo de abrirle espacio a la participación política de los ciudadanos más allá de los partidos políticos, con el fin de que la sociedad civil tome en sus manos el timón del rumbo político y social del país.

Celebramos la realización de dicho evento en nuestra entidad, tomando en cuenta la tremenda crisis que en la actualidad enfrenta la clase política poblana, propiciada principalmente por la feroz pugna que protagonizan los principales núcleos y segmentos del PRI y del PAN, hecho que, aunado a la debilidad orgánica del PRD y de la mayoría de los otros partidos de la entidad, ha terminado por profundizar el escepticismo de nuestros conciudadanos respecto a las organizaciones políticas.

Frente a esa situación, más que nunca se torna necesario que instancias como la CND desplieguen un gran esfuerzo enderezado a traducir dicho escepticismo en una voluntad colectiva enderezada a transformar la realidad que impera en el estado, lo cual atraviesa, en primer término, por abrirle paso a un poderoso movimiento ciudadano que no esté sujeto a la agenda de la clase política (de los diversos partidos), y que se proponga en primer término enarbolar las principales demandas sociales de la mayoría de la población.

Está demostrado hasta la saciedad que los partidos (incluyendo el PRD) no se distinguen precisamente por su interés en enarbolar dichas demandas : su atención se centra en arribar a los principales puestos públicos (diputaciones, regidurías, etc.). ¿Han impulsado acaso iniciativas encaminadas a encauzar el malestar ciudadano provocado por el aumento de los precios de los productos básicos que se ha desatado en estas últimas semanas?...¿Han impulsado iniciativas orientadas a frenar de una vez por todas la incesante voracidad tributaria del gobierno estatal, quien –sin enfrentar oposición alguna- día con día abruma a nuestros conciudadanos con impuestos disfrazados (como el reemplacamiento) ? No, no han hecho nada, salvo emitir algunas declaraciones de condena (muy débiles, por lo demás).

La CND , convencidos estamos, puede ser –reiteramos- una excelente alternativa frente al vacío de poder que vive Puebla en nuestros días. Si bien han surgido movimientos como el que protagoniza el Frente Cívico por el Rescate del Estado de Derecho --que se ha propuesto la renuncia del gobernador Mario Marín Torres por su apoyo a la red de pederastas que actúa en el país y en el estado--, lo cierto es que los mismos están muy lejos de constituir una auténtica alternativa ciudadana frente a la crisis que enfrenta la entidad. Esto se debe, sin duda, a que no han sido capaces de articular un poderoso movimiento ciudadano que conceda prioridad, insisto, a las demandas de tipo social.

Desde luego, la CND no puede dejar de participar en el proceso electoral que se avecina: esto implicaría desaprovechar el torrente electoral a favor de López Obrador que se manifestó en los comicios del año pasado, mismo que estuvo constituido por amplios sectores del electorado que no necesariamente simpatizan con el PRD.

Tal como se señala en la revista Memoria (No. 212, octubre 2006), las impresionantes movilizaciones de protesta contra el fraude electoral –por no decir golpe de Estado disfrazado, como dice Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique --- fueron protagonizadas ante todo por ciudadanos sin partido, quienes se pronunciaron a favor del proyecto de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) más allá de los partidos que lo apoyaron en su campaña a la Presidencia de la República. Puebla no fue la excepción.

Sin embargo, la CND debe evitar el error de participar en dicho proceso limitándose sólo al discurso político : debe ante todo enarbolar demandas de tipo social, poniendo énfasis en la necesidad de abrirle paso a un sólido movimiento ciudadano que se trace el objetivo, reitero, de encauzar el rumbo económico, político y social del estado de Puebla.

Esperamos que la Convención no se convierta en un espacio protagonizado por las familias perredistas de siempre, ya que esto constituiría un óbice para asegurar la participación de la mayoría de las fuerzas democráticas de la entidad.

Del mismo modo, esperamos que la Convención supere de una vez por todas la inveterada tendencia del PRD –y de otros núcleos de la izquierda--- a lanzar candidatos externos cuyo único mérito es el de aparecer ante la población como “ciudadanos distinguidos”, pero a quienes distingue –valga la redundancia—su falta de identificación con las causas populares. ¿No sería conveniente que la CND retomara aquella vieja práctica de la izquierda, consistente en proponer como candidatos a individuos que se han distinguido por su participación en los movimientos sociales?

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