lunes, marzo 26, 2007

Calderón unifica a las izquierdas

La unción cuestionada de Felipe Calderón como presidente de la República y su programa económico, tildado de neoliberal, ya lograron en apenas tres meses y medio de gestión lo que parecía imposible: un ciclo de intenso activismo y de convergencias de la mayoría de organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, humanitarias y políticas del país.


Por Rogelio Hernández López

La tranquilidad con que expone Rafael Hernández Estrada —el hombre gozne del PRD con la Convención Nacional Democrática— contrasta con la significancia de su primicia: “Ya comenzamos las pláticas los representantes de la Convención y del Diálogo (Nacional). Coincidimos en el rechazo a las políticas económicas de Felipe

Calderón y en el reestablecimiento de los derechos políticos democráticos de los mexicanos. Esa convergencia la anunciará Andrés Manuel López Obrador en la segunda asamblea de la convención, o acaso antes…”

Y, como si glosara la trascendencia de este anuncio, el mismo día pero en un foro sobre la soberanía alimentaria de México, el también hombre bisagra entre organizaciones campesinas, Max Correa, advirtió: “Le esperan días muy difíciles a Calderón con nosotros”.

Ellos dos saben muy bien lo que está ocurriendo en las izquierdas, participan en ese abigarrado y complejo proceso de tender redes, buscar acuerdos y construir instrumentos políticos.

En la base

Una de las tendencias más consolidadas de coordinación e incremento de actividades de resistencia y oposición al Gobierno Federal se encuentra en el movimiento sindical, y la avanzada que tiene más iniciativas es el frente que han construido los sindicatos de rama en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). En su dirección destacan los líderes de telefonistas, de la UNAM, del IMSS, de sobrecargos de aviación y de la industria nuclear. En el movimiento campesino está la otra vertiente de unidad de acción y activismo contra los programas del gobierno. Su precedente es el Congreso Agrario Permanente (CAP) que coordina a 12 centrales tanto oficialistas como independientes a las que se han sumado ya varias otras más.

Los grados de la coordinación campesina se mostraron el 28 de febrero cuando realizaron simultáneamente, en al menos 11 entidades de la República manifestaciones, bloqueos y tomas de delegaciones de la Secretaría de Desarrollo Social. Lograron la firma de un documento oficial de compromisos para atender sus exigencias de reorientación a las políticas económicas y rurales.

En esa acción y las que vienen (anuncian otras para el 27 de marzo, 10 de abril y primero de mayo) participaron, entre otros, miembros de la Central Campesina Cardenista (CCC), Central Campesina Independiente (CCI), Central de Organizaciones Campesinas y Populares (COCP), Confederación Agrarista Mexicana (CAM), Confederación de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas (Coduc), Confederación Nacional Campesina (CNC), Confederación Nacional de Organizaciones Rurales y Pesqueras, Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas, El Barzón Nacional, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y Vanguardia Juvenil Agrarista.

Estos frentes de coordinación de los movimientos sindical y campesino también se han articulado entre sí y han logrado atraer a varios sindicatos y corrientes del oficialista Congreso del Trabajo. Un acuerdo fue presionar hasta conseguir un diálogo con representantes del Gobierno Federal, para mejorar le economía popular.

El martes 13, todos los organismos mencionados (sindicales y campesinos) y otros advirtieron públicamente, mediante un desplegado en varios diarios de la capital del país, su inconformidad por la respuesta oficial en ese diálogo y anunciaron que buscarían apoyarse en otras fuerzas políticas y sociales progresistas y que, además, realizarían nuevas movilizaciones. A ese documento se sumaron el Sindicato Mexicano de Electricistas, el Sindicato Minero Metalúrgico, la Coalición Democrática del Congreso del Trabajo y hasta organizaciones no gubernamentales.

Su emplazamiento que mantienen es por aumento general de emergencia a los salarios, control de precios a 24 productos de la canasta básica, apoyo emergente a la producción de granos básicos, aplicación de la ley a los especuladores, un programa de recuperación salarial y del empleo y renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN.

Con esa intención, sus dirigentes han comenzado las reuniones para hacer, el primero de mayo, “la primera gran demostración de fuerza de los trabajadores del país”. Se programan acciones para todas las entidades de la República y para la Ciudad de México y como calentamiento harán otras el 27 de marzo y el 10 de abril antes de la megademostración conjunta de sindicalistas y campesinos el Día del Trabajo, desde la UNT hasta el Congreso del Trabajo, desde la CCC hasta la CNC.

Y en la misma base de la efervescencia de actividades opositoras se encuentran decenas de organizaciones no gubernamentales, tanto las promotoras de derechos humanos como las de carácter civil, impulsoras de la democracia y otras que también han formado al menos dos frentes de coordinación.

Un caso de estos, que además se convertirá en noticia para los próximos días, es la Alianza Democrática de Organizaciones Civiles (ADOC), entidad tipo “techo” de coordinación que ya decidió hacer alianzas de largo plazo con la Convención Nacional Democrática y con el Frente Amplio Progresista para articular su oposición al gobierno de Felipe Calderón. Esto fue confirmado a MILENIO Semanal por Rafael Hernández, secretario técnico de organización del PRD e integrante de de la Comisión Política de la Convención, así como por Laura Becerra Pozos del Equipo Pueblo y de la Comisión Política de la ADOC.

Así, según este recuento, todas las actividades en la base social y las tendencias a la coordinación contra los programas económicos y sociales de Felipe Calderón han creado un ambiente propicio para que se incremente también, entre los miembros de estos organismos, la militancia o afiliación individual en los partidos políticos de las izquierdas o que se adscriban a los bloques amplios de tipo político.

Es por eso que otra de las tendencias de las izquierdas que se han estimulado partir del 2 de julio es entre las organizaciones políticas para seguir construyendo bloques de coordinación entre los más iguales y para buscar la formación de un frente opositor más amplio. Incluso hasta en los movimientos político militares (guerrillas) hay muestras de convergencia en tres polos, que además impulsan la formación de al menos un frente social.

Frente socialista

En esta tendencia se registran el frente de una veintena de organizaciones políticas de carácter anticapitalista y francamente socialista, cuyos cuadros (personalidades) están insertos en la mayoría de organizaciones sindicales y sociales. Entre éstos destacan, el partido con más presencia histórica y persistencia, el Revolucionario de los Trabajadores y también Colectivo Socialista, Nuevo Movimiento 23 de Septiembre, Partido Comunista Mexicano (marxista–leninista), Red de Izquierda Revolucionaria del PRD (Redir-PRD), y el Movimiento de Lucha Popular (MLP).

Estos organismos son promotores de la formación de un gran frente amplio. Sus representantes participan en casi todos los bloques que se han formado recientemente.

Red de los de abajo

Un frente político social que dará un paso cualitativo durante los meses de marzo y abril es el que ha estado fomentando el EZLN. En enero de 2006 la Comisión Sexta, donde se cuenta al subcomandante Marcos, inició La Otra Campaña. Ya cumplió más de un año en ello y para las semanas siguientes —según anunció éste en un documento divulgado en su página de la Internet antes de marzo— terminará su consulta nacional para definir qué tipo de estructura nacional van a crear. Lo más seguro, anunció, es que deberá ser un movimiento horizontal, anticapitalista, no electoral, una red de organizaciones e individualidades que representen a “Los de abajo”. Es extremadamente difícil percibir las magnitudes de personas y organizaciones que tendrá esta red.

La noticia en las semanas siguientes es la salida de Chiapas de varios comandantes guerrilleros, que como parte de este movimiento político y pacífico, irán como delegados de la Comisión Sexta a distintas regiones del país para encabezar la campaña de construcción de esta nueva red semi-institucional.

Las guerrillas

En la extrema izquierda y bajo el umbral de la institucionalidad, las nuevas circunstancias políticas igualmente han estimulado la tendencia a la coordinación de los movimientos político militares (las singulares guerrillas mexicanas) con influencias en organismos de masas abiertos se expresan, en al menos tres polos de conexión, donde aparentemente no participa el EZLN.

Según el recuento divulgado por MILENIO Semanal en noviembre de 2006 y que no ha sido refutado, están vigentes y activos tres polos. De ellos llama la atención el frente del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR) que parece ser el que tiene más secciones en varios estados de la República. Otro de estos polos destacados surgió por un acuerdo de “unidad”, en octubre de 2006, entre unos 12 grupos y de los que, aparentemente, tienen más fuerzas son Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP) y el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos. Aparte se registran el pequeño frente del Ejército Revolucionario del Pueblo Independiente (ERPI), que tiende a la desaparición, y la llamada Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional (TAGIN).

Una, dos, tres appos

Otro bloque amplio con expresiones nacionales comenzó a estimularse también en el umbral del gobierno de Fox y el de Calderón y es el ligado a la Asociación Popular de Pueblos de Oaxaca. En las instalaciones del sindicato de la UAM, los días 18 y 19 de noviembre 588 personas constituyeron la Asamblea Popular de los Pueblos de México con representantes —dijeron los coordinadores— de 75 organizaciones de diversos tamaños provenientes de 20 estados de la República. Informaron que en cinco entidades ya se han formado otras Appos (Oaxaca, Estado de México, Michoacán, Chiapas y estaban en tránsito Puebla y Jalisco). Sus propósitos generales son lograr un proyecto alternativo de Nación, impulsar la unidad de todos los bloques nacionales de la izquierda en una “gran mesa con todos” con un programa mínimo no negociable para mejorar la situación popular.

El cuarto diálogo nacional

El bloque más grande de organizaciones de la mayoría de las izquierdas, tanto sociales como políticas es el que se reunió en su cuarta asamblea nacional los días 3 y 4 de febrero en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas. Sus promotores informaron que tuvieron la representación de al menos 600 organizaciones. La mayoría firmó el “Pacto Nacional por la Soberanía Popular y la vigencia de la Constitución” como elemento “hacia un proyecto alternativo de Nación. Y pusieron como compromiso prioritario, “realizar nuestros máximos esfuerzos para detener todas las políticas neoliberales pues agreden las condiciones de vida y de trabajo, los derechos políticos y libertades democráticas del pueblo y los trabajadores mexicanos, así como defender sin condiciones, el Patrimonio, la soberanía política y la independencia económica de nuestra Patria”.

Los componentes de este bloque son en buena parte los mismos de los frentes sociales y políticos de las izquierdas, que después de varios años han logrado —en la atmósfera del gobierno calderonista— mayores razones para coordinarse y buscar la formación de un frente todavía más amplio.

Entre los organismos participantes resaltan: Asociación Nacional de Industriales de la Transformación (ANIT), Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (Atenco), Frente Socialista, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Sindicato Nacional de Trabajadores Minero-Metalúrgicos y Similares de la Republica Mexicana, la Alianza de Tranviarios de México (ATM), los sindicatos de la Industria Nuclear (SUTIN) de la universidades (SITUAM y UNAM), Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), más de 30 agrupamientos estudiantiles, un número similar de organizaciones no gubernamentales, promotores de vivienda, de derechos humanos, de la conservación de recursos naturales, protección de energéticos, de libertades políticas y así.

Los que no llegaron fueron los representantes formales del Frente Amplio Progresista a pesar de que firman la resolución algunos destacados dirigentes como Alejandro Chanona Burguette, coordinador del Grupo Parlamentario de Convergencia, Javier González Garza, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD y Ricardo Cantú Garza, coordinador Parlamentario del PT.

Igual que todos los grupos, aprobaron un plan de movilizaciones que resulta coincidente. Las primeras manifestaciones fueron el 8 de marzo y las principales vías de tránsito vehicular de la capital del país se trastocaron por todos los puntos cardinales. Y, también como demostración de su capacidad ya están trabajando para manifestarse el primero de mayo con organizaciones oficialistas del campo y la ciudad y buscan promover un paro nacional simbólico el 2 de mayo.

Los nuevos instrumentos

Y los más nuevos instrumentos políticos de coordinación de organizaciones y personas, que se han comenzado a desarrollar desde el lado izquierdo del régimen político mexicano, son los que surgieron estrictamente después de las elecciones federales y que, probablemente han alcanzado la mayor presencia numérica y política en gran parte del territorio y en los espacios de decisión: la Convención Nacional Democrática y su brazo institucional, el Frente Amplio Progresista (FAP). Instrumentos que tienen como bujía al llamado gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador.

Como es público, el FAP como bloque de acción legislativa y electoral lo conformaron originalmente los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia (PC). Posteriormente se ha ido ampliado al firmar convenio con organizaciones sindicales, campesinas y sociales, algunas de las cuáles participan en el frente del Dialogo Nacional.

En representación de la CND, Raquel Sosa, una de las integrantes del gabinete en la sombra del “gobierno legítimo”, dijo que todo el nuevo escenario político muestra “un estado de polarización extrema entre los grandes dueños del poder y los funcionarios corruptos, contra el pueblo de México”. Y también anunció que como calentamiento para su segunda plenaria en la Ciudad de México se realizaron foros en Veracruz, Distrito Federal, Zacatecas, Guerrero, Morelos y Estado de México. Para la plenaria el activismo comenzará desde el 18, seguirá el 21 de marzo ante el Hemiciclo a Juárez y todo culminará el día 25 con una gran marcha nacional.

Sosa aseguró que entre ésta y la primera asamblea, ahora se demostrará que el “gobierno legítimo” ya tiene medio millón de personas que lo representan y debidamente credencializados. También aseguró que en mesas de trabajo se discutirán cinco puntos: defensa de los derechos de la ciudadanía, la lucha contra la pobreza y por la dignidad, la defensa del patrimonio nacional, lucha por una “verdadera” austeridad republicana y contra la corrupción y el derecho a la libre información.

Según los planes en la CND, se pondrá a discusión la formación de una estructura nacional, por municipios y comités estatales, eso combinando con la credencialización para el “gobierno legítimo” y sin que sea obstáculo para ninguna persona su pertenencia a otra organización social o partido político. En esa reunión con periodistas, Raquel Sosa aceptó que donde no ha podido avanzar la CND es en la coordinación con los otros bloques nacionales. Y, en ese sentido informó que se estaba invitando a los movimientos sociales que luchan por el país y al Diálogo Nacional, así como al EZLN y a la APPO para que incorporen sus proyectos a la movilización nacional.

La línea que faltaba

Así, en este clima de movilizaciones, activismo y tendencias a la coordinación, un elemento que faltaba para iniciar la formación de un gran frente nacional opositor de las izquierdas era la convergencia entre los dos bloques amplios más importantes, la CND y el Diálogo Nacional. Esa línea la anticipó Rafael Hernández al confirmar: “Ya comenzamos conversaciones las comisiones políticas. Por el diálogo llegaron los dirigentes del SME, del SITUAM y de la Alianza de Tranviarios. Estamos en pláticas con una importante convergencia de organizaciones civiles. Estamos procurando firmar un pacto político que tenga como ejes la defensa de la economía popular, la defensa de la soberanía alimentaría y del patrimonio nacional”.

Aceptamos respetar la autonomía de las organizaciones, evitando toda pretensión de imponer autoridad o ganar hegemonía. Creemos que después del primero de mayo será mayor la fuerza opositora contra el programa neoliberal y del gobierno espurio, sopesó Hernández.

Todo esto seguramente lo había valorado bien el dirigente de la CCC, Max Correa cuando avizoró: “De veras que se le vienen tiempos difíciles a Calderón”.



Rogelio Hernández López / REPORTERO: 04455 5418 4249

MILENIO Diario / Asuntos Especiales: 5140 4900 conm.

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