Luis Javier Garrido con sus acostumbrados. Enviado por Magda
Luis Javier Garrido
La ineptitud
El gobierno ilegítimo del PAN instalado en 2006 ha enviado en estos seis meses un mensaje muy claro a los mexicanos: el de que puede violar impunemente la ley y de que, por lo tanto, no existe en el país un Estado de legalidad y cualquiera puede hacerse justicia por su propia mano, con lo que está llevando a un retroceso sin parangón.
1. El gobierno de facto de Calderón ha hecho exactamente lo que ningún gobernante debe hacer: enviar desde el poder político un mensaje de que la legalidad constitucional no existe, como lo hace ahora con la ola de violencia que ha generado al utilizar ilegalmente a las fuerzas armadas.
2. Y las consecuencias están ahí: la actuación ilegal del Ejército en la supuesta lucha contra el narcotráfico, lejos de "legitimar" a un gobernante espurio ha producido el efecto contrario.
3. La Constitución General de la República, no se puede soslayar, es muy clara al respecto. En su artículo 21 establece que "la investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público, el cual se auxiliará con una policía que estará bajo su autoridad" y de ninguna manera al Ejército Federal. En el 129 consigna que "en tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar", por lo que éstas no pueden suplir, como pretende Calderón, las ineptitudes de su gobierno y convertirse en Ministerio Público o Policía Judicial. Y contundemente mandata en el 29 que la suspensión de las garantías individuales "en todo el país o en lugar determinado", que es lo que de hecho está aconteciendo, no puede hacerse sino mediante una ley votada por el Congreso, como aconteció en 1942, lo que no ha sido el caso, por lo que la actuación del ejército ha sido claramente anticonstitucional, y, además de eso, violatoria de los derechos fundamentales de los mexicanos.
4. Los operativos del gobierno ilegítimo contra el narco, utilizando a quienes no tienen una preparación para ello, han conducido, como era de suponerse, a un sinnúmero de denuncias contra los militares, de Michoacán a Sonora, por homicidios y casos de tortura, allanamientos de morada, robo, agresiones sexuales a mujeres y a menores. El poder del narcotráfico en las instancias financieras, burocráticas y policiacas del Estado sigue en tanto intacto, como sus intereses centrales, a los que protege Calderón, empezando por los de su amigo Carlos Salinas.
5. El Ejército Mexicano no había tenido desde el 68 un nivel tan bajo de descrédito, pero no hay una decisión política para que no se siga degradando la situación. No basta con que organismos internacionales estén interviniendo para detener el clima de violencia generado por la incapacidad y estupidez del gobierno de facto. El desdén oficial ante los cientos de quejas presentadas y el llamado de la CNDH para que el Ejército regrese a los cuarteles, no hace sino presagiar una mayor fascistación del régimen con claros objetivos políticos, y urge, por lo mismo, una más enérgica respuesta desde la sociedad.
6. El gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador ha llamado a respetar la legalidad del país, pero la "clase política" ha estado teniendo en general una actitud vergonzosa ante los acontecimientos. En 1985, Cuauhtémoc Cárdenas, entonces gobernador de Michoacán, protestó enérgicamente con un desplegado contra la intervención ilegal de agentes federales en su entidad tras el homicidio en Jalisco del agente estadunidense Kiki Camarena, pero en 2006 el gobernador michoacano Lázaro Cárdenas ha aplaudido la actuación anticonstitucional de las fuerzas federales en suelo michoacano, y se ha callado ante los crímenes que han cometido.
7. La militarización del país y la ola de violencia que ha generado Calderón con sus decisiones no ha minado el poder de los cárteles, lo que no era su objetivo, como tampoco ha contribuido a darle autoridad política y moral a quien no la tiene, lo que sí buscaba y sigue buscando absurdamente, como también generar un clima de amedrentamiento en los movimientos populares y entre el pueblo en general, en particular en las entidades donde pronto habrá elecciones para gobernador, Michoacán entre ellas.
8. Esa incapacidad del gobierno de facto de Calderón para enfrentar los problemas de México en otra lógica que no sea la de propiciar grandes negocios para los intereses dominantes, entre los que ya se hallan sus allegados -desde su jefe de gabinete, Juan Camilo Mouriño, hasta su cuñado Diego Hildebrando Zavala-, y su decisión de refugiarse en la violencia, no está logrando más que hacer retroceder al país en todos los órdenes, pero muchos pretenden no darse por enterados.
9. Los grupos de panistas que se encaramaron en el poder desde 2000, en nombre del PAN y de su proyecto, han gobernado en la corrupción y la ilegalidad, traicionando el proyecto histórico que decían representar, y sin más afán que el de su enriquecimiento.
10. En México hay una guerra, pero no es la que ha inventado el gobierno y pretenden ilustrar los medios de comunicación masiva: la guerra de Calderón contra el narcotráfico, que no existe. Hay una guerra económica, política y cultural librada por el gobierno fascistoide de facto de Calderón contra las mayorías del pueblo mexicano, que la propaganda no logra ocultar, y que está teniendo, a pesar suyo, una respuesta cada vez mayor.
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/18/index.php?section=opinion&article=025a2pol
1. El gobierno de facto de Calderón ha hecho exactamente lo que ningún gobernante debe hacer: enviar desde el poder político un mensaje de que la legalidad constitucional no existe, como lo hace ahora con la ola de violencia que ha generado al utilizar ilegalmente a las fuerzas armadas.
2. Y las consecuencias están ahí: la actuación ilegal del Ejército en la supuesta lucha contra el narcotráfico, lejos de "legitimar" a un gobernante espurio ha producido el efecto contrario.
3. La Constitución General de la República, no se puede soslayar, es muy clara al respecto. En su artículo 21 establece que "la investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público, el cual se auxiliará con una policía que estará bajo su autoridad" y de ninguna manera al Ejército Federal. En el 129 consigna que "en tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar", por lo que éstas no pueden suplir, como pretende Calderón, las ineptitudes de su gobierno y convertirse en Ministerio Público o Policía Judicial. Y contundemente mandata en el 29 que la suspensión de las garantías individuales "en todo el país o en lugar determinado", que es lo que de hecho está aconteciendo, no puede hacerse sino mediante una ley votada por el Congreso, como aconteció en 1942, lo que no ha sido el caso, por lo que la actuación del ejército ha sido claramente anticonstitucional, y, además de eso, violatoria de los derechos fundamentales de los mexicanos.
4. Los operativos del gobierno ilegítimo contra el narco, utilizando a quienes no tienen una preparación para ello, han conducido, como era de suponerse, a un sinnúmero de denuncias contra los militares, de Michoacán a Sonora, por homicidios y casos de tortura, allanamientos de morada, robo, agresiones sexuales a mujeres y a menores. El poder del narcotráfico en las instancias financieras, burocráticas y policiacas del Estado sigue en tanto intacto, como sus intereses centrales, a los que protege Calderón, empezando por los de su amigo Carlos Salinas.
5. El Ejército Mexicano no había tenido desde el 68 un nivel tan bajo de descrédito, pero no hay una decisión política para que no se siga degradando la situación. No basta con que organismos internacionales estén interviniendo para detener el clima de violencia generado por la incapacidad y estupidez del gobierno de facto. El desdén oficial ante los cientos de quejas presentadas y el llamado de la CNDH para que el Ejército regrese a los cuarteles, no hace sino presagiar una mayor fascistación del régimen con claros objetivos políticos, y urge, por lo mismo, una más enérgica respuesta desde la sociedad.
6. El gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador ha llamado a respetar la legalidad del país, pero la "clase política" ha estado teniendo en general una actitud vergonzosa ante los acontecimientos. En 1985, Cuauhtémoc Cárdenas, entonces gobernador de Michoacán, protestó enérgicamente con un desplegado contra la intervención ilegal de agentes federales en su entidad tras el homicidio en Jalisco del agente estadunidense Kiki Camarena, pero en 2006 el gobernador michoacano Lázaro Cárdenas ha aplaudido la actuación anticonstitucional de las fuerzas federales en suelo michoacano, y se ha callado ante los crímenes que han cometido.
7. La militarización del país y la ola de violencia que ha generado Calderón con sus decisiones no ha minado el poder de los cárteles, lo que no era su objetivo, como tampoco ha contribuido a darle autoridad política y moral a quien no la tiene, lo que sí buscaba y sigue buscando absurdamente, como también generar un clima de amedrentamiento en los movimientos populares y entre el pueblo en general, en particular en las entidades donde pronto habrá elecciones para gobernador, Michoacán entre ellas.
8. Esa incapacidad del gobierno de facto de Calderón para enfrentar los problemas de México en otra lógica que no sea la de propiciar grandes negocios para los intereses dominantes, entre los que ya se hallan sus allegados -desde su jefe de gabinete, Juan Camilo Mouriño, hasta su cuñado Diego Hildebrando Zavala-, y su decisión de refugiarse en la violencia, no está logrando más que hacer retroceder al país en todos los órdenes, pero muchos pretenden no darse por enterados.
9. Los grupos de panistas que se encaramaron en el poder desde 2000, en nombre del PAN y de su proyecto, han gobernado en la corrupción y la ilegalidad, traicionando el proyecto histórico que decían representar, y sin más afán que el de su enriquecimiento.
10. En México hay una guerra, pero no es la que ha inventado el gobierno y pretenden ilustrar los medios de comunicación masiva: la guerra de Calderón contra el narcotráfico, que no existe. Hay una guerra económica, política y cultural librada por el gobierno fascistoide de facto de Calderón contra las mayorías del pueblo mexicano, que la propaganda no logra ocultar, y que está teniendo, a pesar suyo, una respuesta cada vez mayor.
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/18/index.php?section=opinion&article=025a2pol