Asistentes a la Asamblea de la Convención Nacional Democrática / Foto: José Castañares
“Demandamos la renuncia y el castigo a Ulises Ruiz y a Mario Marín; exigimos castigo a los responsables de violar los derechos humanos”, expresó ayer el “presidente legítimo” en la parte de su discurso dedicada a la defensa de las garantías universales y en la cual también habló de la violación de la indígena de Zongolica, Ernestina Ascención; de los casos de Atenco, Oaxaca; exigió la liberación del vocero de la Asamblea Popular de Pueblos de ésta entidad (APPO), Flavio Sosa, el cese de la devastación que realiza la Minera San Xavier en San Luis Potosí, y la que se pretende consumar en La Parota, en Guerrero, además de rindir homenaje “a la familia Zamora y al joven asesinado Aldo, de San Juan Atzingo, estado de México, defensores de la ecología popular”.
En los días anteriores, muchos medios afines a Felipe Calderón Hinojosa se solazaron augurando que este domingo se verificaría “la muerte” y “el entierro” del tabasqueño, presumiendo que las encuestas ubicaban su nivel de popularidad no sólo detrás del panista, sino por debajo del contrincante de ambos por la presidencia de la República, el priista Roberto Madrazo Pintado, quien quedó en tercer lugar en las elecciones del año pasado.
Pero no hubo ni deceso ni pompas fúnebres. Muy por el contrario, el Peje exhibió un músculo político robustecido, si no en la ampliación de sus seguidores, sí en la convicción de quienes comparten con él la idea de formular un proyecto alternativo de nación y que han rebasado por mucho la euforia que impele una contienda electoral.
Cierto es que las calles aledañas al zócalo del Distrito Federal no estaban abarrotadas como en los días de los mítines de campaña o los de las asambleas organizadas para recuperar la victoria escamoteada. Empero, la plaza de armas lució repleta, y la gente que sigue a AMLO dio nueva cuenta del compromiso que acompaña su lucha: estoica, aguardó el arribo de su gallo, pese a los rayos de sol que quemaban cual brasas; enjundiosa, vitoreó las nuevas iniciativas y repudió los nombres de “la mafia” –el conjunto de políticos y empresarios que López Obrador bautizó así por ser los culpables del fraude comicial– y, sobre todo, estuvo atenta a las indicaciones establecidas por la Convención Nacional Democrática para esta etapa de la brega. Nada mal para un hombre y un movimiento que han sido denostados, cuando no eliminados del establishment mediático durante un año.
El sello de la casa
En ese marco, la delegación poblana de lopezobradoristas hizo pase de lista efectivo. La mayoría de los contingentes que salieron a diferentes horas, pero muy de mañana, desde la Angelópolis, se congregó en el Hemiciclo a Juárez y de ahí desfiló codo a codo con los representantes de otras entidades federativas que se adelantaron a la marcha que el Peje inició en el Ángel de la Independencia, para obtener buenos sitios en torno al templete desde el cual los líderes del Frente Amplio Progresista, la escritora Elena Poniatowska y el “presidente legítimo” expresaron sus arengas.
Apenas avanzaron sobre Paseo de la Reforma, los poblanos, que llevaban al frente una enorme lona con el nombre de su terruño, clamaron las porras clásicas del movimiento: “¡Es un honor seguir con Obrador!” y “¡No estás solo!”.
Empero, se distinguieron del resto con una proclama en la que trenzaron los nombres de las figuras políticas más detestadas en la comarca: “¡Calderón, mafioso, te pareces al precioso!”, exclamaron, en obvia referencia al llamado “usurpador” y al gobernador poblano que con dicho mote fue tratado por el apostador Kamel Nacif Borge, durante la conversación telefónica que ambos tuvieron para congratularse por el encierro de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, y que le dio fama al mandatario en nuestro país y allende las fronteras.
Las redes poblanas no tardaron en encontrar el nombre del titular del Ejecutivo poblano. Entre las muchas pancartas que hubo en el trayecto destacó una colocada en un barandal del Banco de México que contenía las palabras “Calderón, Rivera, Ulises, Marín, Elba Esther, Organizado”, en orden descendente. Se trataba de un acróstico que aludía al panista, el cardenal primado de México, los gobernadores de Puebla y Oaxaca, amén de la líder del magisterio oficial, en el cual se resaltaban con rojo algunas letras de cada sustantivo para formar el término “crimen”, que al juntarse con el último de la lista, resultaba en una definición: “crimen organizado”.
Por la 5 de Mayo, el contingente angelopolitano fue hallando algunos souvenires y manifestaciones ingeniosas creadas por prosélitos del tabasqueño que espontáneamente han ido edificando el folklore político que identifica su brega: una persona que se disfrazó de Martha Sahagún para que los transeúntes se retrataran con ella en poses despectivas; un anciano que se encadenó el rostro a manera de protesta por la “muerte de la libertad de expresión”; playeras, cromos, calendarios, plumas, ceniceros, destapadores, llaveros, tasas, vajillas, discos, videos, máscaras, monigotes, banderas y todo tipo de producto imaginable con la efigie de López Obrador. Incluso el nuevo libro de éste, a precio de ganga: 100 pesos, con la garantía de ser “100 por ciento legítimo”.
Jesusa Rodríguez, quien fungió como conductora de la asamblea, explicó antes de que AMLO arribara a la plancha del zócalo, que las ventas del texto servirán para sostener la Convención Nacional Democrática, al igual que otras mercancías, como la “lotería del fraude”, manufacturada a partir de las caricaturas que se han hecho después del 2 de julio de 2006.
En la plaza de armas, la mayor parte del contingente poblano se colocó del lado izquierdo del tablado, frente a la antigua Basílica Metropolitana. Ahí esperó paciente la llegada de López Obrador durante aproximadamente dos horas en las que se entretuvo con los artistas que se presentaban en el proscenio: niños que cantaron sones jarochos, la soprano Regina Orozco, Rita Guerrero, cantante del grupo de rock Santa Sabina, y un bailarín que interpretó la Danza del Venado.
Por destino o mera coincidencia, en el sitio por el que estaban los oriundos de Puebla apareció una mujer con una sombrilla que rezaba la adaptación de una consigna que aquellos hacia apenas algunos minutos habían gritado: “Calderón, alcohólico y mafioso, te pareces al precioso”.
Escepticismo disuelto
De las inmediaciones de Ciudad Universitaria partió hacia la capital del país un camión con representantes de las Redes Universitarias que han apoyado a López Obrador desde los tiempos del malogrado desafuero.
El reportero de esta casa editorial se unió a esa delegación, pero antes de subir al camión se encontró a una maestra. Ella comentó, extrañada, que sólo había un vehículo para transportar a los simpatizantes de AMLO, recordando, sin decirlo, que en ocasiones anteriores del campus de la Universidad Autónoma de Puebla llegaron a salir más de cinco autobuses para respaldar al Peje.
El informador le comentó entonces que el movimiento de apoyo al tabasqueño parecía haber entrado en declive. La académica le respondió con una mirada que descalificó su escepticismo.
El periodista se tragó bien pronto sus palabras. En una parada que el contingente universitario hizo en un restaurante a mitad del camino hacia el Distrito Federal confluyeron varios autobuses de diversas partes de Puebla y otros estados, anunciando así lo que después sería una verdad irrefutable: en la ciudad de México hubo centenas de camiones procedentes de todos los rincones del país, y para las 11 de la mañana el zócalo capitalino estaba a reventar.
Hubo algunos simpatizantes poblanos del tabasqueño que no desfilaron del Hemiciclo a Juárez, sino de otros lugares, y otros que incluso acompañaron al “presidente legítimo” en todo su recorrido desde el Ángel de la Independencia.
Otra investigadora de la máxima casa de estudios poblana, comentó que, lejos de lo difundido por los medios alineados con Calderón, el movimiento de apoyo a la Resistencia Civil Pacífica ha ido en auge, pues “sin dejar de hacer sus cosas, la gente sigue entregada a las actividades” de la Convención Nacional Democrática.
Seguramente a sabiendas de eso, después de fustigar las políticas de Felipe Calderón y del Fondo Monetario Internacional, el hombre que con sólo un discurso logró convencer a sus prosélitos de establecer un plantón para el que no estaban preparados en el zócalo y el Paseo de la Reforma, encomendó un nuevo objetivo a sus huestes: convencer a cinco personas para que a finales del próximo año se conforme “la organización ciudadana más importante que se haya visto en la historia del país”, con 5 millones de individuos que fungirán como representantes del “gobierno legítimo”. Después de lo visto ayer, la meta no parece nada descabellada.