Miren nadamás
CUITLATLAN
Quieren comprar la franquicia del PRD
Fermín Alejandro García
La lucha por la candidatura a alcalde de Puebla por el PRD parece haberse reducido a dos personas, a los legisladores Rodolfo Huerta Espinosa y José Juan Espinosa, pese a que suman 10 los aspirantes. Tal parece que esta disputa tiene otro objetivo de fondo distinto al de buscar ganar la elección, su verdadera intención de ambos es lograr el control del partido luego de los comicios y vincularlo a los intereses de otras fuerzas políticas.
Solamente un ingenuo supondría que el PRD puede ganar los comicios en la capital y en muchos lugares del estado, luego de que el PAN, el PRI y el Panal tienen semanas haciendo precampañas y organizando sus estrategias electorales, mientras que el partido del sol azteca no tiene nada, ni planes ni candidatos pese a que en unos días vence el plazo legal para postular aspirantes.
Es claro que Rodolfo Huerta quiere usar la candidatura para después convertirse en presidente del PRD y vincular a este partido a los intereses del gobierno del estado, a la llamada “burbuja marinista”.
No se necesita ser adivino para saber que esas son las intenciones de Huerta, su comportamiento como legislador evidenció su cercanía con el PRI. Además, pertenece a la corriente Nueva Izquierda, tribu del PRD acostumbrada a negociar todo.
Mientras que del “niño naranja”, es decir José Juan Espinosa, se tiene la impresión que busca controlar el PRD para vincular al partido en 2009 al proyecto del senador Rafael Moreno Valle Rosas, quien intentará convertirse en el próximo gobernador del estado.
Aunque Espinosa Torres parece estar impedido legalmente para ser candidato por no haber pedido licencia a tiempo como diputado local, su intención no es salir a las urnas a buscar ganar las votaciones sino tener al partido en su bolsillo, es decir, quedarse con la franquicia. Una muestra es que en las últimas semanas se le escucha más hablando del PRD que de su partido, Convergencia.
El PRD a estas alturas ya no tiene rumbo. En sus filas se ven absurdos como el de Tehuacán, en donde ya se eligió a la planilla de regidores, pero no al candidato a edil. O la disputa que existe entre Espinosa y Huerta.
La confrontación entre Espinosa y Huerta surgió desde que ambos se estrenaron como diputados locales. En la primera sesión del Congreso el perredista recriminó al diputado “naranja” que había violado un acuerdo que trabajo conjunto entre el PRD y el PCD. Pese a sus diferencias, los dos comparten las mismas características que son:
Como legisladores fueron mediocres, estuvieron sometidos a los intereses del PRI y tienen acaparado el proceso de selección del candidato perredistas por la capital. Su participación en el PRD parece generarle más trastornos a este partido que beneficios.
Hace tres semanas fue Espinosa quien invitó a varios perredistas a incorporarse a la lista de aspirantes a la candidatura. Él mismo cuando se anotó, le recriminaron en el PRD que no podía ser precandidato por ser una posición que decidiría únicamente el partido del sol azteca, a lo cual el legislador respondió con el absurdo que “él era ciudadano, no representaba una fuerza partidista”.
Alguien le dijo a Espinosa que eso era imposible toda vez que es dirigente del Partido Convergencia por la Democracia, pero el diputado “naranja” parece no entender razonamientos.
Luego surgió la idea de que mediante una encuesta se designaría al abanderado por la capital. Días más tarde de que surgió esa propuesta se estaba a punto de que se firmara un acuerdo en el cual los precandidatos se comprometían a respetar el resultado del sondeo, pero Rodolfo Huerta se opuso con el argumento de que el no participa si aparece en los cuestionarios el nombre de José Juan Espinosa.
La última ocurrencia, al parecer surgida de la imaginación del “niño naranja” fue que quien no pagara el costo que tendrá la dichosa encuesta quedaba descalificado como aspirante a candidato.
La mayoría de quienes buscan la postulación rechazaron esa idea.
Todavía ayer había una persona que por teléfono estaba intentando convencer a varios de los participantes que sufraguen el dinero solicitado.
Todos estos datos parecen más una comedia que un intento real de un partido de ganar una elección.
El PRD todavía puede postular a un buen candidato. Tiene dos prospectos adecuados, el doctor Jaime Ornelas y la ex legisladora Susana Wuotto. Ambos tienen la capacidad de emprender una campaña electoral con propuesta de izquierda, con una visión democrática y como una alternativa frente al bipartidismo del PRI y el PAN.
Pero la crisis que vive el PRD se refleja en la forma en que se relega a sus buenos cuadros.