¿Para que se mete donde hay gente que lee?
Elementos del EMP sacaron de Expo Guadalajara a una mujer que le dijo: “no eres mi presidente”
¡Espurio!, gritan a Felipe Calderón Hinojosa en la apertura de la FIL
“Gracias por venir a Jalisco, donde gobierna Emilio, el mejor panista y estadista”, rezaba un cartel
“FILipe, gracias por venir a Jalisco, donde gobierna Emilio (González Márquez), el mejor de los panistas, estadista y con altura de miras”, rezaba un par de cartulinas azules cuyos portadores no tuvieron acceso, durante la mañana de ayer, al acto inaugural de la vigésimo primera edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara; carteles que quedaron detrás de vallas anaranjadas enfrentándose a los miembros del Estado Mayor Presidencial, quienes, alrededor de las 11 horas, tenían la orden de no dejar pasar a nadie.
Nadie: periodistas acreditados, expositores de casas editoriales, autores de libros y público en general.
Todo, porque unas 30 personas afuera de Expo Guadalajara, el recinto que cada año alberga a la FIL, gritaban: “¡Espurio! ¡Espurio!” al presidente de México, el panista Felipe Calderón. La única que pudo burlar la seguridad del Estado Mayor Presidencial fue Lucila, una mujer robusta de unos 45 años que salió custodiada por mujeres del EMP luego de irrumpir con su voz frente al que ella se refiere como el “¡pelón, chaparrito, con lentes, no eres mi presidente!”.
Cuando la mujer salió por la explanada de la Expo, un reportero de Radio Universidad quiso entrevistarla. Ello le valió para que el EMP no lo dejara entrar de nuevo. “Es que te fuiste a entrevistarla”, fue la respuesta de un hombre alto, moreno, con corte militar y un pin en la solapa izquierda.
Y Lucila siguió. Se unió con los que dicen es el presidente legítimo, el ex candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador.
Las consignas se escuchaban más allá de los obstáculos y de la seguridad presidencial: “¡Ya nos están vendiendo la energía, el petróleo! ¡Nos van a dejar encuerados en 2008; ahorita todavía traemos calzones!”, gritaba Lucía. Y de fondo: “¡Obrador! ¡Obrador!”.
Una mujer trató de callarlos. No se quiso identificar. Los bautizos fueron desde “la doñita guerrera”, por un par de adolescentes; “Pati Chapoy”, por parte de un hombre maduro; hasta “la señora del empleo, la señora de Calderón”, por parte de todos los lopezobradoristas.
–¡Pónganse a trabajar, flojos, quién los mantiene!, gritaba la “señora de Calderón”.
–Deme chamba señora, le contestó Lucila.
–Sí, dime de qué la quieres y te la consigo, respondió la mujer.
–Pues de secre… de secre de Calderón, contestó la robusta mujer que mostraba un cigarrillo en medio de los senos.
La “señora de Calderón” le arrebató el pitillo y lo rompió, al igual que lo había hecho con el volante de Fraude: México 2006, que promocionaba a la cinta de Luis Mandoki.
La mujer, una contra un grupo en ventaja de lopezobradoristas, lo único que les dijo fue: “¡pónganse a trabajar, como lo dice en la Biblia! ¡Pueden tener su propia empresa! ¡Pueden vender chicles!”.
La demás gente sólo miraba, se reía. Era lo más que podía hacer ante los minutos que tenían por delante hasta que a Calderón se le ocurriera irse del lugar.
Hubo quienes perdieron entrevistas, quienes no llegaron a sus programas de radio, quienes no vieron a sus autores favoritos. Todo por el EMP, que resguardaba fielmente el recinto, a tal grado de ni siquiera dejar pasar a gente discapacitada.
Fue casi a las dos de la tarde cuando las puertas se abrieron y la gente corrió, ante el peligro de que el presidente de México regresara a la FIL.