De la columna CARPETA
Un secuestro de estado
Sergio Cortés Sánchez
Hay naufragios que colapsan las instituciones; el de la democracia es uno de ellos, y ha violentado la voluntad mayoritaria expresada en las urnas.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación convalidó la alteración del resultado electoral y aceptó como válidos los votos introducidos ilegalmente en las urnas; no le importó que el número de boletas no correspondiera con el de ciudadanos que sufragaron ni con las boletas utilizadas; ésas fueron pequeñeces; tampoco reparó en que las urnas fueron abiertas y los sellos violados; no le importó la legalidad ni la normatividad constitucional para imponer a un presidente que no goza del voto mayoritario de la ciudadanía. La imposición de un presidente espurio hace inútiles las normas y las instituciones electorales, y es una flagrante violación a los principios de equidad, justicia, libertad y democracia consagrados en la Constitución. El recuento de todas y cada una de las 130 mil 477 casillas instaladas se avizoraba como un mecanismo necesario para legitimar al presidente; la negativa para hacerlo no corresponde a los principios de certeza, equidad y objetividad deseados en los procesos electorales.
En el municipio de Puebla el PAN ganó las cuatro diputaciones, y a Felipe Calderón se le adjudicaron tres votos por cada 10 ciudadanos de la lista nominal; en este municipio, el 49 por ciento de lo ciudadanos estaba de acuerdo en el conteo de todas y cada una de las casillas, en tanto que el 47 por ciento estaba en desacuerdo. En cuanto a la nulidad de aquellas casillas que presentaron irregularidades, el 60 por ciento estaba de acuerdo y el 34 por ciento en desacuerdo. La nulidad de todo el proceso electoral no fue compartida; uno de cada tres estaban a favor de anularla y dos de cada tres estaba en desacuerdo.
Donde se mostró el mayor acuerdo para el conteo voto por voto fue entre los hombres; el rango estaba entre los ciudadanos menores a 30 años y entre los mayores a 60 años, y entre los estudiantes y trabajadores por cuenta propia. Por identificación partidaria de los ciudadanos, el 9l por ciento de los que simpatizan con el PRD mostró el mayor acuerdo con el conteo de todas las casillas. Entre los priistas, el acuerdo fue del 55 por ciento; el 51 entre los que no se identifican con ninguna organización también estuvo de acuerdo, así como el 78 por ciento de los que se identifican con otras fuerzas políticas. Sólo el 29 por ciento de los panistas estuvo de acuerdo con el conteo general. Por niveles de ingreso, los ciudadanos que perciben menos de dos salarios mínimos y aquellos que manifestaron recibir 24 salarios o más estuvieron mayoritariamente a favor del recuento. En cuánto a la edad y al ingreso, la mejor aceptación de Andrés Manuel está en los extremos. La representación de estos grupos debería reflejarse en la estructura de las redes ciudadanas, poco ayuda en la restauración de una república usurpada, la presencia de políticos profesionales que han sido cómplices de anteriores fraudes electorales y que han guardado un silencio cómplice ante la corrupción y enriquecimiento ilícito de sus correligionarios priistas.
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