EL ANTIFOXISMO GANA TERRENO


Por Toscano

El proceso electoral del 2006 es manipulado por la intervención del Presidente Fox para la continuidad del Pan y de su política neoliberal.

El arribo de algunos expresidentes de la Coparmex a las principales secretarías de su gabinete, de raíces políticas e ideológicas yunquistas –definieron- un gobierno al servicio de la clase patronal, defensora a ultranza del Presidente Fox.


Fox y la derecha nos quieren llevar a un enfrentamiento, utilizando las instituciones, que emanan de procesos sangrientos y reformas constitucionales, que nos dieron normas jurídicas de consenso, convivencia, equilibrio y la posibilidad de luchar por la justicia social. Durante el sexenio que se extingue, Fox, no encontró eco a sus iniciativas de privatización del petróleo y energía eléctrica en la Cámara de Senadores y Diputados, denostando públicamente a la oposición perredista y priísta.

Está en cuestionamiento las facultades que la constitución le otorga al Presidente en turno, de no ser por la movilización de los trabajadores y la capacidad que mostraron los diputados y senadores de oposición a sus iniciativas, hoy, ya se hubieran vendido las paraestatales energéticas.
Sin un partido político predominante es el Presidente que por las facultades que le otorga la Constitución rompe con el equilibrio político, usado desde hace más de 70 años por el debilitado aparato prísta, que permitía su sobrevivencia, pagando altos costos sociales cuando usaba la represión y no la solución pacifica y respeto a los conflictos sociales y democráticos.

Fox nos está llevando a una lucha de clases, ahora más definida: Un gobierno apatronado contra una fuerza social-demócrata, que se organiza y rechaza por segunda ocasión el robo descarado del triunfo electoral de Cárdenas y ahora de López Obrador.

En este marco los conservadores yunquistas de la Coparmex, han coptado también a políticos del Pri, que coinciden con el proyecto neoliberal aplicado en toda su extensión en el mercado nacional, dejando a su militancia sumida en la inmovilización y sin brújula. Fox se apresta a dar un golpe a la democracia, sumando a su causa a los tecnócratas priístas, pero no a su militancia, que seguramente tendrá que definirse y voltear a sus raíces nacionalistas, para sumar esfuerzos y enfrentar a un gobierno patronal, que pretende seguir pisoteando las leyes mexicanas y su institucionalidad.

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