miércoles, septiembre 19, 2007

Discurso de nuestro Presidente en la Cámara de Diputados

* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México,
en la reunión con legisladores del Frente Amplio Progresista, en el Salón
Verde de la Cámara de Diputados

Diputadas y diputados del Partido de la Revolución Democrática, del
Partido del Trabajo y del Partido Convergencia:


Compañeras, compañeros:

Amigas y amigos todos:


Este encuentro tiene el propósito principal de transmitirles, de manera
directa, el sentir de muchos mexicanos de todas las clases sociales, pero
fundamentalmente de los más humildes y pobres de México, ante la propuesta
del gobierno usurpador de aumentar los impuestos al sector productivo y,
de manera especial, ante la intención de subir el precio de la gasolina y
del diesel.

Como ustedes saben, el fraude electoral del 2 de julio tuvo, entre otros
propósitos, el mantener a toda costa la política económica que se ha
venido imponiendo desde hace 25 años en beneficio de unos cuantos y que ha
resultado un verdadero desastre para la nación.

Es innegable que durante más de dos décadas la economía no ha crecido ni
siquiera por encima del aumento de la población y, por lo mismo, no se han
generado empleos.

Por el contrario, se han enajenado bienes de la nación, se han explotado
de manera irracional los recursos naturales, se ha degradado el
territorio, se ha desmantelado la planta productiva nacional, se abandonó
el campo, se ha triplicado la deuda pública, se ha incrementado como nunca
en la historia la desigualdad económica y social, y se ha empobrecido a
millones de mexicanos.

A esto se suma el evidente deterioro de las instituciones, que han sido
sometidas a los intereses de una minoría rapaz y se han alejado en lo
esencial del mandato constitucional.

Por todas estas razones, después del fraude, millones de mexicanos
decidimos llevar a cabo una transformación en todos los órdenes de la vida
pública. Sostenemos que los graves y grandes problemas nacionales sólo
podrán enfrentarse con cambios profundos en lo político, lo económico y lo
social.

Con esta convicción estamos trabajando desde abajo y con la gente. Creemos
que es posible llevar a cabo una renovación tajante de la vida pública, de
manera pacífica, con una revolución de las conciencias, que
afortunadamente ya se inició, y con mucha organización y participación
ciudadana.

Pero al mismo tiempo que trabajamos en la construcción de una nueva
República, nuestro movimiento ha decidido defender a los sectores
productivos, la economía popular y el patrimonio de la nación.

En otras palabras, con una mano trabajamos en la organización para
transformar la vida pública de México y con la otra defendemos al pueblo y
a la nación, ante la voracidad de los potentados y sus testaferros.

En este marco se explica mi presencia en esta Cámara de Diputados. Vengo a
expresar a nombre de muchos mexicanos, mujeres y hombres, nuestra
inconformidad ante la pretensión del gobierno usurpador de aumentar
impuestos.

Y también vengo a presentar ante ustedes, de manera respetuosa, una
propuesta alternativa para obtener recursos sin dañar al sector productivo
ni a la economía popular.

Desde la campaña sostuvimos que sin aumentar impuestos y sin mayor
endeudamiento, es posible sacar a México del atraso en que se encuentra e
impulsar el desarrollo del país. Como es sabido, nuestra propuesta, en
esencia, consiste en terminar con los privilegios fiscales y en reducir el
costo del gobierno a la sociedad.

Sobre esto último, partimos de un criterio básico: le cuesta mucho al
pueblo mantener al gobierno. Esta situación ha llegado al absurdo de que
el presupuesto, que es dinero de todo el pueblo, se destina casi de manera
exclusiva a mantener a una especie de casta privilegiada, improductiva y
corrupta.

Es como aceptar que existen dos Méxicos, dos mundos: el del pueblo que
padece cada vez más por carencias, desempleo, salarios de hambre, pobreza
y marginación, y el mundo de la burocracia privilegiada al servicio de la
oligarquía.

No olvidemos que la enseñanza mayor del presidente Juárez y de los
liberales de su generación consiste en que los funcionarios públicos no
deben contar con fueros o privilegios, ni disponer del erario en forma
irresponsable; los que gobiernan están obligados a conducirse sin
ostentación ni derroche.

El servidor público debe ser sencillo y actuar con sobriedad y honradez.

En ninguna circunstancia, menos aun en situación de estancamiento
económico, desempleo y empobrecimiento, los servidores públicos pueden
disponer del presupuesto para obtener altos salarios, prestaciones,
beneficios y comodidades. Por el contrario, estos recursos deben
canalizarse a la atención de las necesidades apremiantes de la gente.

La austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de principios. La
austeridad significa rigor y eficiencia, pero también justicia. No es
concebible un gobierno rico con un pueblo pobre.

Por todas estas consideraciones, es inaceptable que el gobierno usurpador
esté proponiendo aumentar los impuestos, cuando lo primero que debería
hacer es reducir el oneroso gasto de la alta burocracia.

¿Con qué autoridad moral proponen aumentar el precio de la gasolina y del
diesel, si un ministro de la Corte gana alrededor de 500 mil pesos
mensuales; o si un ex presidente, como Carlos Salinas, nos cuesta casi 5
millones de pesos mensuales; o si a costa del erario se pagan 5 mil
millones de pesos al año para el fondo de ahorro de los altos
funcionarios; o si los sueldos de los más encumbrados burócratas del
gobierno son de los más altos de mundo?

Se ha llegado a tanto en el manejo faccioso del presupuesto público que
desde Fox hasta la fecha el gasto corriente aumentó en 75 mil millones de
dólares, mientras que lo destinado a infraestructura y obra pública sólo
se incrementó, en este mismo periodo, en mil 200 millones de dólares.

Un ejemplo: el Poder Judicial, en el 2000, tenía un presupuesto de 13 mil
300 millones de pesos y en 2007 es de 32 mil 800 millones de pesos; es
decir, un incremento en términos nominales de 145 por ciento y en términos
reales del 88 por ciento, sin incluir el donativo o especie de soborno que
significó los 70 millones de dólares que recibió del dinero confiscado al
ciudadano mexicano de origen chino.

Es más: la propuesta de reforma fiscal del presidente espurio −léase
aumentos de impuestos− no sólo es injusta sino que significa golpear aun
más al sector productivo del país.

Cualquier economista, con un poco de sentido común, sabe que nunca es
aconsejable subir impuestos cuando la economía está debilitándose, porque
lo único que se logra es provocar menos crecimiento y más desempleo.

Tomemos en cuenta que hay factores externos desfavorables por la crisis
hipotecaria en Estados Unidos que afectan a la industria de la
construcción y al crédito mundial.
Este año, la economía de México crecerá a la mitad de lo alcanzado el año
pasado. Las remesas de los trabajadores migrantes que habían venido
creciendo a una tasa del 15 por ciento anual, este año se han estancado;
la producción manufacturera creció, el año pasado, en 5.5 por ciento y en
lo que va de este año apenas se mantiene en 0.2 por ciento.

Reitero: una propuesta de aumento de impuestos en este clima económico es
aberrante y técnicamente errónea, pues no sólo no atempera el impacto
externo negativo, sino que agrava la tendencia recesiva de la economía y
empeora las expectativas del sector productivo, causando así menor
inversión y menos empleos.

Por eso, nos oponemos a que aumenten los impuestos a trabajadores,
profesionistas y a comerciantes y empresarios dedicados al sector
productivo.

Pero sobre todo, rechazamos rotundamente el aumento del 5.5 por ciento a
la gasolina y al diesel.

Aquí quiero recordar que durante la campaña, imitando una propuesta
nuestra, Felipe Calderón se comprometió a reducir los precios de la
gasolina, el gas y la energía eléctrica. Sin embargo, como es un mentiroso
vulgar, se ha esmerado en hacer exactamente lo opuesto.

En lo que va de este gobierno usurpador no sólo han aumentado los precios
de estos energéticos, sino el costo de los principales alimentos de la
canasta básica, como son: el fríjol, el huevo, la leche, el pollo y la
tortilla, que han registrado incrementos en promedio de 38 por ciento,
mientras el salario mínimo sólo aumentó en 3.9 por ciento.

Y, por si fuera poco, ahora Felipe Calderón está proponiendo a esta Cámara
de Diputados aumentar aun más el precio de la gasolina y del diesel, lo
cual desataría un aumento generalizado de precios y una mayor carestía.


Diputadas y diputados:

Seguramente, como ya lo están diciendo, nuestros adversarios van a decir
que si no hay aumento de impuestos no se podrá financiar el presupuesto.

Por eso les propongo que impulsen, desde el Poder Legislativo, un programa
de austeridad que permita, sin aumentar los impuestos, liberar fondos para
el desarrollo del país y el bienestar de los mexicanos.

Nuestro planteamiento consiste concretamente en obtener ahorros en el
presupuesto del orden de 100 mil millones de pesos.

En primer término, proponemos que los 22 mil millones de pesos que
pretende recaudar el gobierno usurpador con el aumento en la gasolina y en
el diesel, se obtengan de las siguientes partidas:

1. Que se ajuste a la baja la partida 1509 para reducir a la mitad las
percepciones desde el presidente espurio hasta los directores generales
adjuntos del Poder Ejecutivo Federal; que se reduzcan también a la mitad
las percepciones de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de
Justicia del Poder Judicial de la Federación y que, de la misma forma, se
reduzcan a la mitad las percepciones de diputados federales y senadores.
Con este ajuste se obtendría un ahorro de 10 mil millones de pesos.

2. Que se suprima la partida 1407 del Seguro de Separación
Individualizada, que consiste en un fondo de ahorro especial para alta
burocracia y que se estima para este año en 5 mil 60 millones de pesos.

3. Que se cancele la partida 1406 de Gastos Médicos Mayores, para atención
en hospitales privados de la alta burocracia, que equivale a 2 mil 300
millones de pesos. ¡Que vayan al ISSSTE, para que vean lo que siente!

4. Que se cancelen las pensiones a ex presidentes que equivalen a 260
millones de pesos al año.

5. Que se elimine la entrega de bonos discrecionales de fin de año para
los altos funcionarios públicos, que representa una erogación de 5 mil
millones de pesos.

En suma, con sólo estos ajustes al gasto, no habría necesidad de aumentar
el precio de la gasolina y del diesel.

Pero también sostenemos que podría llevarse a cabo una reducción mayor del
gasto corriente que permitiera evitar el aumento de otros impuestos que
afectarán al sector productivo.


Diputadas y diputados:

Para este ejercicio pongo a consideración de ustedes la experiencia y el
conocimiento de especialistas en la materia del Gobierno Legítimo de
México.

Subrayo: es posible llevar a cabo una profunda reestructuración del
presupuesto nacional y una nueva orientación del gasto público.

Sabemos que hay mucho despilfarro en el manejo del presupuesto. Hay mucha
tela de donde cortar.

Tenemos identificadas las partidas en dónde se pueden hacer ajustes sin
afectar a los trabajadores de base ni los servicios que ofrece el gobierno
a la sociedad.

Se trata exclusivamente de eliminar privilegios de la alta burocracia que,
dicho sea de paso, es de las más costosas, atrasadas, corruptas e
improductivas del mundo.

Asimismo les recuerdo que la propuesta del presidente espurio sólo afecta
al sector productivo y a la mayoría de los consumidores nacionales. Es
evidente que cumplió fielmente la máxima de que no se puede tocar al
intocable.

Es decir, se grava al sector productivo de México, pero no se afecta a
quienes usan la Bolsa de Valores para la especulación financiera. Tampoco
combate las prácticas monopólicas que dañan la competitividad y obligan al
consumidor mexicano a pagar precios exagerados por bienes y servicios.


Amigas y amigos entrañables:

Diputadas y diputados:

Como ustedes saben estoy recorriendo desde abajo todo el país. Me he
propuesto visitar los 2 mil 500 municipios de México y hasta ahora llevo
780 municipios visitados.

En estas giras pueblo por pueblo, me reúno en las plazas públicas y
establezco comunicación directa con la gente.

En mensajes de ida y vuelta, en diálogos circulares voy recogiendo los
sentimientos del pueblo y cada vez es más patente la grave situación
económica y social de la mayoría de la gente.

La actual política económica y el carácter antipopular del régimen ha
cancelado el futuro de millones de mexicanos. Para muchos, la única forma
de salir adelante es abandonar el país, porque millones de los que se
quedan viven angustiados por la falta de empleo y no tienen para pagar la
luz, el gas, el pasaje, ni para curarse ni para comer.

Por eso mismo me han pedido que les notifique que por ningún motivo y bajo
ninguna circunstancia se permita el aumento a la gasolina y al diesel.

Es por ello que, de manera respetuosa, les recomiendo que si este tema se
llegara a tratar en esta Cámara, no vacilen en oponerse.

Pero no sólo se trata de que voten en contra, porque como todos sabemos,
siempre hay enjuagues en las cúpulas del PRI y del PAN, y es probable que
los diputados de estos partidos logren mayoría de votos para aprobar el
aumento a la gasolina y el diesel.

De ahí que mi sugerencia respetuosa es que, como verdaderos representantes
del pueblo, pongan en práctica, si es necesario, acciones de resistencia
civil pacífica al interior de esta Cámara, hasta lograr que se retire
dicha iniciativa.

No nos preocupemos tanto por lo que dirán nuestros adversarios y por la
campaña en contra en los medios de comunicación, con honrosas excepciones.

Nosotros estamos bien con nuestra conciencia y lo vamos a seguir estando
si siempre estamos bien con la gente, con el prójimo.

Nosotros sinceramente no queremos la violencia. Precisamente por eso no
debemos permitir que se siga actuando de manera irresponsable, dejando sin
salida a millones de mexicanos que quieren vivir en paz.

Además, no se puede permanecer indiferente cuando se está queriendo violar
el principal principio de los derechos humanos, que es el derecho a la
subsistencia, el derecho a la vida.

Estoy seguro que ustedes sabrán actuar a la altura de las circunstancias.

Les agradezco de todo corazón su presencia.

Muchas gracias.

Mensaje de sta semana