jueves, septiembre 07, 2006

Del carretonero de RUEDA

SALUDOS RUEDA SOY EL CELULAR 30

La crisis poselectoral de los medios

Por Arturo Rueda
http://www.laquintacolumna.com.mx/2006/septiembre/columnistas/colu_tiempos_060906.html


Con cara de idiota –¿tiene otra?- y tratando de hacerse el chistoso, Adal Ramones trató de acallar la protesta de un grupo de jóvenes que gritaba consignas en su programa “Otro Rollo”. Primero trató de ignorarlos, luego de bajar el audio de la transmisión. Como el lema “sufragio efectivo, no imposición” seguía escuchándose, ordenó a su orquesta tocar el tema del programa y se puso a bailar. Los presuntos properredistas no se amilanaron e insistieron hasta que Ramones tuvo que enfrentarlos al aire para pedirles que se callaran. “Vamos a respetarnos”, balbuceó ¿y sabe cuál fue su argumento? Que no se valía hacer patentes las diferencias políticas en su show porque su objetivo era el entretenimiento. Finalmente, ante la insistencia de nuevas consignas como "Calderon, entiende, la gente no te quiere" y "Adal, tienes el valor o te vale", el regiomontano tuvo que mandar a un corte de 12 minutos para reaparecer en otro set para actuar su pestilente monólogo y continuar el programa.

El episodio no parecería más que una anécdota si no revelara dos cosas importantes. Una, la aparición de la protesta social contra Felipe Calderón en espacios mediáticos que no se ocupan del ámbito político. Dos, la profunda crisis que viven los medios de comunicación y sus opinadores, derivado del papel parcial que unos y otros jugaron en la poselección presidencial del 2006. Prácticamente ningún espacio y ningún comunicador se salvó de recibir ácidas críticas por el posicionamiento franco y abierto a favor o en contra de López Obrador. En el espacio mediático nacional se salvan pocos nombres que escribieron y dijeron con congruencia: Raymundo Riva Palacio, Carmen Aristegui, Denisse Dresser. Alguien más añadirá a José Gutiérrez Vivó. El resto prácticamente tuvo una definición que defendió desde sus espacios; el análisis dejó pasó a las convicciones personales y la objetividad a la parcialidad.

El lector acucioso dirá: pero si eso no es nuevo; en cada elección los grupos mediáticos y sus comunicadores se ponen al servicio de una u otra causa. Las empresas, sobre todo de medios masivos de comunicación, controlan y planifican sus espacios, y los comunicadores respetan las definiciones empresariales. Aunque en la prensa la pluma también se compromete, la libertad para ejercer las propios convicciones es más amplia.

¿Entonces dónde está lo nuevo? Pues lo nuevo es que por primera vez, empresas de comunicación y opinadores profesionales recibieron la crítica directamente de sus audiencias, lectores y radioescuchas gracias a las modernas tecnologías de la información. Blogs, correos electrónicos y videos en internet se convirtieron en elemento de prueba que acusaba y denostaba a uno y otro bando. La hipocresía, los intereses y las razones oscuras se exhibieron brutalmente.

Las críticas se han enderazado fundamentalmente en contra de las televisoras y sus comunicadores: Joaquín López Dóriga, Carlos Loret, Denisse Maerker, Víctor Trujillo, así como sus recientes adquisiciones Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva. Las políticas editoriales de noticieros y programas como “Tercer grado” y el finado “Privilegio de mandar” se convirtieron en arietes en contra de López Obrador y su insurrección ante el resultado de la elección. Se recuerdo la última emisión del “privilegio”, cuando restaba todo el camino de la impugnación ante el Tribunal Electoral, pero Televisa en voz de Carlos Espejel le pedía que acatara los resultados todavía no oficiales.

Incluso puede decirse que prácticamente las televisoras y los grandes consorcios de comunicación le han cerrado los espacios a López Obrador y el PRD. Las entrevistas al excandidato presidencial han desaparecido y la cobertura se centra hoy en la legitimación de Calderón y la repetición de que es el Presidente electo. La pretendida imagen del consenso al triunfo del panista no existe, pero trata de ser recreada artificialmente por la televisión.

Frente a la exclusión que ejercen las televisoras se alzaron los jóvenes perredistas en la transmisión en vivo de Otro Rollo, para quienes en los programas de diversión también debe aparecer el fenómeno político, y no únicamente la idiotización que practican Televisa y Adal Ramones. Así que el movimiento social no será reducido a la protesta callejera, sino que el perredismo buscará llevarlo al espacio mediático, en contra de las opiniones y políticas editoriales de los grandes consorcios. La protesta en Otro Rollo puede ser el prólogo de la persecución contra los medios y opinadores que se vendieron.

Nuevamente, la novedad es que el ciclo de la comunicación se ha alterado para dejar atrás el clásico emisor-mensaje-receptor. Ahora el receptor se transforma, se activa y reacciona ante el mensaje.

Radioescuchas, televidentes y lectores están dispuestos a reclamar la acción de las empresas de medios y la parcialidad de los opinadores, exhibiéndolos y ridiculizándolos frente a grandes masas que asiste a las comunidades del internet. Para ellos el epílogo no ha llegado y la irrupción en los medios será otra parte de la estrategia.

La transformación de lectores, radioescuchas y televidentes operará profundos cambios en la dinámica de los medios de comunicación. Los opinadores saben que sus escritos y dichos no escapan a la crítica ciudadana, y que la audiencia está dispuesta a exhibir su falta de congruencia y las transformaciones repentinas. Quizá ahora sí, ante el miedo de aparecer ridiculizados en blogs y correos electrónicas, la hipocresía y los intereses den paso a mayor objetividad, pluralismo y apertura. Quizá es el nuevo camino para construir una nueva credibilidad.


SONRIE, ESTAMOS LUCHANDO

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