CUITLATLAN
Molestia en el gobierno por la carta abierta de Villeda
Fermín Alejandro García
Ayer, la titular de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), Blanca Laura Villeda Martínez, de un plumazo echó a la borda la campaña mediática que el gobierno del estado había montado para enfrentar el impacto que tendrá el resolutivo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la investigación del Lydiagate, pues la funcionaria emitió una carta abierta en la cual prácticamente admite que el gobierno tiene posibilidades de perder este caso. La emisión de dicha misiva lo hizo sin consentimiento del Poder Ejecutivo.
Se sabe que esta actitud de la funcionaria causó mucho malestar en el gobierno del estado, razón por la cual en la noche de este jueves el secretario de Gobernación, Javier López Zavala, se habría comunicado vía telefónica con la procuradora para hacerle un llamado de atención, pues el contenido de su carta no se adecua a la defensa que sobre el Lydiagate está llevando la administración marinista.
Si realmente ocurrió ese extrañamiento, esta sería la segunda ocasión en que López Zavala le llama la atención a la titular de la PGJ por su comportamiento inadecuado. Ya en una ocasión el secretario de Gobernación le prohibió que hablara públicamente del asunto de la periodista Cacho Ribeiro. Pero parece que la procuradora es de corta memoria o se ha vuelto incontrolable.
No sorprende que se diga que probablemente habrá un fallo desfavorable por parte de la SCJN, ya que es algo que estima que puede ocurrir, sino que lo proclame alguien del círculo cercano al gobernador Mario Marín Torres, además de que asuma una posición derrotista y camine en contrasentido a la estrategia diseñada por la administración marinista para intentar revertir los efectos de dicho asunto.
Tal comportamiento se puede entender por el carácter de la funcionaria, que según cuentan quienes la conocen, es una mujer ingobernable e histérica. Con quien no se puede dialogar porque de inmediato se altera.
Ante este comportamiento surge la pregunta: ¿Por qué la siguen manteniendo en el cargo si causa tantos problemas?
La respuesta es muy sencilla, tiene que haber alguien que pague las decisiones equivocadas que se tomaron con el caso Cacho.
Y esa persona es Blanca Laura Villeda, contra quien es muy posible que recaiga el peso del fallo de la SCJN por la serie de violaciones legales que se cometió con la detención de la periodista Cacho Ribeiro.
Por eso la misma funcionaria parece estar mostrando desesperación y a eso obedecería los alegatos errados que ayer presentó en su misiva. Pues da la impresión de que ya se percató que puede ser el primer titular de la PGJ de Puebla que caiga del cargo tras ser vapuleado por el máximo tribunal del país.
Es obvio que en los últimos días se montó una estrategia para intentar revertir los efectos del posible fallo adverso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Mediante la difusión de dos peritajes se quiso crear la impresión de que las grabaciones entre el empresario Kamel Nacif y el gobernador Mario Marín –las cuales provocaron el escándalo del Lydiagate– están truqueadas y carecen de valor jurídico; y que la periodista Lydia Cacho es una mujer lunática y que no se puede fiar de sus dichos.
Es decir se quiere montar una imagen general de que son improcedentes las acusaciones contra el gobernador Mario Marín y que se tiene elementos para ganar el caso ante la SCJN.
Y cuando exactamente se está haciendo ese esfuerzo de operadores del gobierno marinista, sale la procuradora con su carta para hablar en tono derrotista que existe la posibilidad de que se pierda el fallo y ella vaya a dar a la cárcel. Ahora si la funcionaria se portó como una auténtica aguafiestas.
Así como van las cosas, es obvio que el gobierno del estado ha vuelto ha fracasar en su intento de querer frenar los efectos nocivos que le está provocando la detención indebida de la autora del libro Los demonios del Edén, pues sus peritajes no son convincentes y la procuradora se echa la soga al cuello.
¿No que no había leído el libro?
En el gobierno del estado existe la obsesión de estudiar la personalidad de Lydia Cacho, pero así como van las cosas, yo creo que les convendría más en analizar la conducta de la procuradora –para que ya no les cause tantos problemas– porque francamente es contradictoria.
Pues tan sólo hay que revisar la nota de mi colega Martín Hernández que publicó el 4 de abril de 2006 sobre las lecturas personales de la procuradora:
“La titular de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), Blanca Laura Villeda Martínez, reapareció ayer después de dos semanas de ausencia obligada por un tratamiento de cáncer de mama, y en sus primeras declaraciones reiteró que no abandonará el cargo, pese a ser una de las principales implicadas en la presunta confabulación contra Lydia Cacho”.
“De hecho, la funcionaria expresó que durante su convalecencia inició la lectura de Los demonios del Edén –cuya autora es Lydia Cacho–, pero que encontró varias incongruencias”.
–“¿Aprovechó su convalecencia para leer el libro Los demonios del Edén?”
–“Lo empecé a leer”.
–“Y qué le pareció?”
–“Bueno, pues lo medio empecé a leer, pero tengo otras cosas más importantes que hacer”.
–“¿Como qué?”
–“Pues como otro tipo de libros de más calidad”.
–“¿Como cuáles?”
–“Pues estuve leyendo la biografía de Julio Verne, por ejemplo. Estuve leyendo la biografía de Charles Chaplin. Un libro que se llama Dios vuelve en una Harley, que me regaló uno de mis médicos. Tuve otras cosas que leer. Sí tuve la curiosidad de leer el libro de la señora, y quiero decirles que desde las primeras páginas de su libro cae en contradicciones”.
–“¿Como cuáles?”
–“Como por ejemplo narrar la historia de una de las víctimas que llama Cynthia, niña que dice tener nueve años de edad, y luego Lydia Cacho hace el comentario de que desde los ocho estaba siendo atacada sexualmente, entonces es imposible que ataquen a una persona que no se conocía (sic). Entonces este tipo de errores yo estuve detectando en el libro”.
–“¿Va a recuperar la lectura del libro?”
–“No, desde que veo ese tipo de errores se nota que no se hizo una verdadera investigación, que no se hizo un trabajo serio. Entonces no me interesa”.
El caso es que ayer destinó nueve cuartillas para hablar del libro de Cacho. Es decir empleó el triple o el cuádruple del espacio que normalmente se usa para hacer la reseña de un texto. ¿Entonces le interesa si o no el libro de Lydia Cacho? Realmente es incomprensible su conducta.