■ Vamos a ver qué hacen nuestros legisladores con el caso, señala
Mouriño, culpable de tráfico
de influencias, insiste AMLO
■ Asegura que los medios se ocupan más ahora de su movimiento
Roberto Garduño (Enviado)
La Jornada',650,600); return false;"> Ampliar la imagen
Andrés Manuel López Obrador recibió muestras de apoyo de decenas de personas durante su gira por Nayarit Foto: La Jornada
San Blas, Nay., 29 de febrero. Ante las evidencias irrefutables de la participación de Juan Camilo Mouriño en negocios de su familia con el gobierno federal mientras se desempeñó como legislador del PAN, “esperamos a ver qué hacen nuestros diputados y senadores, porque él está utilizando el tráfico de influencias”, argumentó Andrés Manuel López Obrador.
De gira por la entidad, también expuso que el movimiento nacional que defiende la soberanía del pueblo sobre sus recursos permanece a pesar de los ataques que el poder ha orquestado mediante los medios de comunicación;“si no existiera nuestro movimiento ellos no se ocuparían de nosotros”.
Criticó la campaña mediática que el Movimiento en Defensa de la Soberanía Nacional ha sufrido y refirió que ahora más que nunca la movilización encabezada por él se ha tomado en cuenta por periódicos, televisoras y radiodifusoras.
En el recorrido que lo llevará a visitar los 20 municipios de la entidad hasta el domingo, López Obrador se trasladó de Tepic a la región de Bahía de Banderas, donde alrededor de 400 personas reunidas en la comunidad de San Juan del Valle lo escucharon denunciar los intentos del gobierno federal por privatizar el sector energético:
“Nada de lo que se dice es cierto, dicen que hay que privatizar Pemex porque no hay dinero, ¡eso no es cierto! Todo el dinero que llega de Pemex a las arcas del gobierno se va por los caños de la corrupción.”
Con dureza, la emprendió contra funcionarios y gobernantes, de los cuales “nuestros padres nos enseñaron que son gentes decentes y preocupadas por la nación. Pero no, ya se degradó todo lo relacionado con la administración pública. Ahora es una banda mafiosa”.
Recordó que en días pasados él denunció públicamente las actividades “ilegales” del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, cuando se desempeñó como presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, y entonces firmó contratos con el gobierno federal en beneficio de su familia sin que mediara licitación ni ningún requisito legal.
“¿Por qué lo puso (Felipe) Calderón en la Secretaría de Gobernación?, porque son socios; porque no les alcanza lo que obtuvieron en sus tratos con la Comisión Federal de Electricidad y ahora quieren venir por el petróleo.”
Recordó que por intermediación del titular de Gobernación se autorizó un contrato suscrito por la Comisión Federal de Electricidad con la empresa Repsol por un monto de 15 mil millones de dólares y esa, entre otras evidencias, no han sido refutadas por Mouriño.
“Ayer contestó el secretario diciendo que era una calumnia, pero no respondió a las preguntas generadas por los documentos; no respondió por qué sí está su firma; veremos qué van a hacer nuestros legisladores porque él está utilizando el tráfico de influencias para beneficiar a su familia. Y nosotros no vamos a permitir que se privatice el petróleo. ¡No podemos cruzarnos de brazos!; si cometen esta felonía nuestros hijos nos lo van a reclamar.”
A media mañana, y en pleno día hábil, mujeres y hombres de la comunidad de Bahía de Banderas acudieron al llamado para escuchar el mensaje de su líder. López Obrador refirió que los ataques en su contra por la defensa del petróleo y los recursos naturales del país, que si bien son negativos, importan mucho al ámbito del poder y sus medios de comunicación.
“Hay tres periódicos de la ciudad de México donde hoy aparecemos en ocho columnas; el Reforma dice que Bejarano me apoya, no sólo es Bejarano, yo creo que hasta los trabajadores de ese periódico me apoyan y el mismo (Alejandro) Junco seguramente apoya este movimiento, que es representativo de la nación.
“También, hoy aparecemos en El Universal y Milenio, y aunque sean ataques estamos presentes, porque sí les importamos, porque si no existiera nuestro movimiento no se ocuparían de nosotros.”
Esa alocución le valió que las señoras que acudieron a escucharle gritaran: “¡Es un honor estar con Obrador, es un honor estar con Obrador!”
De la bahía más grande del litoral mexicano, López Obrador se dirigió a Compostela, hacia el centro de Nayarit. En ese sitio se reveló que el gobernador de la entidad, Ney González, giró una orden expresa a los medios de comunicación para que no publicaran una sola línea ni le dieran tiempo en los espacios televisivos ni radiofónicos a la gira del “presidente legítimo”. Y así fue, la información relativa a las actividades de éste sólo apareció en un diario.
Y es que durante los recorridos que ha realizado por distintos municipios, López Obrador ha manifestado su aprecio y respaldo irrestricto al doctor Miguel Ángel Navarro, diputado federal, quien se perfila como el principal candidato a la alcaldía de Tepic y posteriormente a la gubernatura del estado.
De Compostela, el grupo que acompaña al tabasqueño se trasladó a San Pedro Lagunillas, donde advirtió a sus pobladores que los mensajes gubernamentales en torno a la escasez de dinero para invertir en la modernización de Petróleos Mexicanos “¡son puras mentiras!” Recordó que “David Rockefeller, quien fue un gran capitalista, sostuvo que el gran negocio del mundo es el petróleo, pero aquí es el peor”.
Y es que los administradores de la industria la han expoliado y ahora pretenden que el pueblo pierda la propiedad de los hidrocarburos, dijo, y si lo perdemos nos convertiremos en una colonia.
No obstante, reiteró que desde el poder “nos están bombardeando con el tema del petróleo; pensaban que iba a estar fácil, y no está nada fácil, pero estemos preparados porque hay una banda que es la peor de todas. La banda de Los Pinos”.
Al concluir el recorrido por la mitad de los municipios de Nayarit, López Obrador se dirigió al puerto de San Blas, donde explicó no sólo a pescadores y sus familias, sino a ciudadanos estadunidenses, quienes aplaudían su exposición, que en la efervescencia contra la intentona de privatizar el sector energético “cuando el gobierno pierde la vergüenza, el pueblo pierde el respeto”.
■ Debe dejar el cargo mientras se le investiga por tráfico de influencias y otros delitos, afirman
Mouriño, insostenible en la SG,
plantean legisladores perredistas
■ El funcionario incurrió además en peculado y uso indebido de facultades, según Monreal
■ González Garza desecha que se vaya a recurrir a la SFP; el FAP estudia acciones legales
Andrea Becerril y Fabiola Martínez
Monreal, contra la impunidad Foto: Cortesía del Senado
Mouriño, elusivo Foto: José Carlo González
González Garza, a la ofensiva Foto: Francisco Olvera
El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, debe retirarse del cargo mientras se lleva a cabo la investigación sobre su presunta responsabilidad en tráfico de influencias y otros delitos relacionados con la obtención de contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex) cuando ya era servidor público, demandaron diputados y senadores del PRD.
El coordinador de los diputados, Javier González Garza, y el vicecoordinador de los senadores perredistas, Ricardo Monreal, coincidieron, en entrevistas por separado, en que la separación del cargo es fundamental para que no haya presiones desde el poder que entorpezcan o frenen las investigaciones.
Monreal precisó que el Frente Amplio Progresista (FAP) definirá el próximo lunes las acciones judiciales que emprenderá contra Mouriño, toda vez que la documentación presentada por Andrés Manuel López Obrador prueba que el ahora responsable de la política interior del país obtuvo contratos de Pemex por más de cien millones de pesos para las empresas de su familia.
Los contratos le fueron adjudicados, precisó, entre diciembre de 2000 y junio de 2006, cuando ocupó cargos públicos, por lo que incurrió en por lo menos cinco delitos, entre ellos tráfico de influencias, peculado, uso indebido de facultades y atribuciones, y colusión de servidores públicos.
Por separado, el diputado González Garza dijo que no es posible que “una persona ligada familiarmente, y que firma como responsable de unas empresas contratistas de Pemex, pueda permanecer en su puesto”.
Sobre la afirmación del funcionario de que renunció a la participación accionaria en las empresas de su familia, manifestó que “el problema es que no lo hizo a tiempo”.
En los documentos que López Obrador entregó el domingo pasado “hay firmas específicas” de Mouriño que demuestran que incurrió en tráfico de influencias, “por lo menos”.
Respecto de las acciones que tomarán en la Cámara de Diputados y el Senado, González Garza consideró que “sería ocioso” llevar el caso a la Secretaría de la Función Pública, porque no habría imparcialidad en la investigación. Insistió en que el secretario de Gobernación debe renunciar.
En el mismo sentido se pronunció el diputado Alejandro Sánchez Camacho, coordinador de asuntos económicos de la fracción perredista en San Lázaro.
Subrayó que la separación es fundamental para no entorpecer las investigaciones respecto de los contratos que negoció con Pemex cuando se desempeñaba como coordinador de asesores de Felipe Calderón, entonces secretario de Energía.
El diputado Sánchez Camacho informó que en los próximos días presentarán ante la Procuraduría General de la República una denuncia contra Mouriño por tráfico de influencias, con base en el artículo 221 del Código Penal Federal.
“No podemos aceptar que un integrante del gabinete federal aparezca como uno de los principales impulsores de la reforma energética y tenga esta sospecha de tráfico de influencias”, señaló durante la mesa de discusión Estado e industria del petróleo en México, organizada por el PRD.
Por su parte, Monreal deploró que haya “una intención política y mediática de sobredimensionar los errores del PRD para ocultar los actos ilícitos de Mouriño”, ya que lo verdaderamente escandaloso no es el incidente durante la concentración del domingo pasado afuera de la torre de Pemex, ni la aparición de René Bejarano en las campañas perredistas, sino el tráfico de influencias del secretario de Gobernación y los abusos en que incurrió para obtener beneficios económicos. De ahí que, insistió, debe retirarse del cargo.
Desfiladero
Jaime Avilés
Un coyote llamado Mouriño
En YouTube, letrero de “se vende Pemex”
Asociación delictuosa de funcionarios de alto nivel
En evidencia, la alianza Calderón-chuchos
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Simpatizantes de López Obrador, en el mitin del domingo Foto: Cristina Rodríguez
Felipe Calderón ha iniciado de la peor manera posible su campaña hacia la privatización de la industria petrolera. La semana pasada, militantes de la resistencia civil pacífica obtuvieron, y colgaron en el portal de YouTube, un video de cinco minutos, hecho en Los Pinos, que pretende convencer al respetable público de que Pemex debe “asociarse” con empresas privadas extranjeras para explotar los ricos yacimientos de crudo que hay en el Golfo de México a 3 mil metros de profundidad.
En su entrega del sábado anterior, Desfiladero invitó a sus lectores a gozar de ese interesante material propagandístico. Hasta anoche unas 5 mil personas lo habían visto, después de teclear las palabras “spot Pemex”, en el buscador de YouTube. Y casi todos los comentarios que los espectadores han dejado en el foro adyacente rechazan la tesis oficial de que México no puede obtener la tecnología indispensable para extraer ese petróleo sin compartir las ganancias con intereses privados, como repite hasta el cansancio la voz del locutor.
Al día siguiente, domingo, en un mitin frente a la torre de Pemex, Andrés Manuel López Obrador puso en manos del diputado Javier González Garza un paquete de expedientes que documentan irrefutablemente las actividades ilícitas que el ahora secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, efectuó entre los años 2000 y 2003, primero como diputado federal panista y presidente de la Comisión de Energía –cuando Calderón coordinaba la fracción parlamentaria de AN– y luego como subsecretario de Energía, cuando el michoacano era titular de la dependencia.
Aprovechando sus cargos públicos, Mouriño firmó contratos con Pemex por más de 26 millones de pesos, para que su empresa, Transportes Especializados Ivancar, trasladara productos derivados del petróleo sobre las rutas Irapuato-Guadalajara, Rosarito-Mexicali, Ciudad Madero-San Luis Potosí y Gómez Palacio-Parral.
“Mouriño pudo firmar los tres contratos con Pemex gracias a que su hermana María de los Ángeles Mouriño Terrazo le cedió ‘poder general para pleitos y cobranzas, actos de administración y dominio’ (…) ante el notario público 2 de Champotón”, Campeche, de acuerdo con la nota de Enrique Méndez y Ciro Pérez Silva publicada ayer por La Jornada.
En una de las copias de ese contrato, se lee con toda claridad que lo firmaron “por una parte Pemex Refinación, representado por el ingeniero Jesús Villarreal Gallegos en su carácter de gerente de transporte terrestre, a quien en lo sucesivo se le dominará Pemex Refinación, y por la otra la empresa Transportes Especializados Ivancar SA de CV, representada por el sr. Juan Camilo Mouriño Terrazo en su carácter de apoderado general, a quien en lo sucesivo se le denominará el transportista”.
Frente a la elocuencia de esos documentos, Mouriño olvidó lo que había prometido semanas atrás, cuando al llegar a Gobernación afirmó que “no dialogaría” con López Obrador sino con el Congreso en torno a la privatización de Pemex. Sin embargo, anteayer, de visita en Los Cabos, Baja California Sur, donde atendía a representantes de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, en el contexto de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), se tragó sus palabras.
Pálido, frío, con ojos de piedra y sin escrúpulos de ninguna clase, el favorito de Los Pinos negó que hubiese cometido tráfico de influencias al amparo de sus cargos públicos, y ofreció entregar a las autoridades competentes (?) toda la información que tiene al respecto para que ésta emita “una opinión legal”. Eso, hay que repetirlo, sucedía el jueves. Pero Mouriño no contaba con que ayer, viernes, un segundo expediente lo señalaría como culpable de haberle entregado a la petrolera española Repsol, sin licitación pública de por medio, un contrato por 16 mil millones de dólares, para que ésta le venda gas natural, importado de Perú, a la Comisión Federal de Electricidad.
A la luz de tamañas denuncias, que pintan a Mouriño como un verdadero agente de los intereses ibéricos en México, y como un coyote de alcances ilimitados, empieza a entenderse con más claridad a qué obedeció la saña del linchamiento que los medios de comunicación, orquestados como de costumbre por la batuta de Bucareli, lanzaron desde el mismo domingo, y sostuvieron a lo largo de toda la semana, en contra de los seguidores de López Obrador, tras lo que ahora resulta ser un nuevo montaje, en esta ocasión protagonizado por Carlos Navarrete y un puñado de provocadores, para tender la enésima cortina de ruido sobre los asuntos que la derecha golpista no desea que la gente conozca.
Pero si las revelaciones de López Obrador confirman que detrás de la llamada “reforma energética” hay una escandalosa corrupción, en que sobresalen tanto el tráfico de influencias como la asociación delictuosa de funcionarios de alto nivel para privatizar Pemex, la pataleta, pésimamente escenificada por Navarrete y por el propio González Garza, y secundada por los diputados Juan N. Guerra y Francisco Sánchez Arreola, debilita otro segmento fundamental de la estrategia calderonista para la venta de la industria petrolera: la alianza del gobierno de facto con los chuchos.
Una cosa es una rechifla –expresión civilizada de repudio colectivo–, y otra muy distinta es la agresión física de unos montoneros a una persona indefensa. Sin embargo, pese que a González Garza se llevó tan sólo una sonora y prolongada rechifla en recompensa a su “patriótica” labor legistaliva, y Navarrete sufrió en cambio un reprobable acoso con violencia física, ambos dijeron en todos los medios que habían sido víctimas de un “ataque”.
A continuación, Juan Guerra –a quien mucho le ha complacido la designación del nuevo Luis Carlos Ugalde en el IFE– señaló al autor de esta columna y a otros escritores y dibujantes de La Jornada como instigadores de la rebelión de las masas antichuchistas, pero Sánchez Arreola fue aun más lejos al adelantar que presentaría ante la Procuraduría General de la República una denuncia penal contra un blog de la resistencia.
Entre tanto, González Garza y Ruth Zavaleta se dejaron agarrar los brazos y la espalda, insistentemente, al retratarse con Emilio Gamboa y César Camacho, la mañana del martes, entre sonrisas de júbilo, cuando aprobaron la ley Gestapo con leves modificaciones, poniéndose una vez más al servicio de los intereses de Calderón y traicionando a sus votantes, que no los eligieron para que respaldaran políticas de la derecha golpista.
Allá ellos, que optaron por separarse del movimiento de masas que los elevó al poder... Legislativo. A sólo 15 días de las elecciones en el PRD, que los chuchos ganarán mediante un fraude cocinado meses atrás, los caballos de Troya que Calderón incrustó en las filas de López Obrador, se reducirán a meros caballitos de feria, para entretenimiento y diversión de los curiosos.