martes, mayo 13, 2008

el sendero del jaguar por la regeneración de nuestra memoria

Una movilización poco conocida que invito a leer y apoyar en su difusión.

druida

Miércoles 7 de mayo de 2008

Tercer día de caravana “el sendero del jaguar por la regeneración de nuestra memoria”:

Juchitán, Oaxaca

“EL DORADO DEL VIENTO”

Salimos a las 8:50 de Radio Totopo, una radio comunitaria de Juchitán que lleva en función ya 2 años. Salimos a ver y escuchar la lucha e historia de los propios campesinos indígenas zapotecas de esta región.

Partimos rumbo al lugar donde empresas como ENDESA, HIBERDROLA, GAMESA, UNIÓN FENOSA…pretenden construir un parque eólico con 5000 aerogeneradores o molinos de viento en más de 3000 hectáreas de riego, proyecto estratégico para el gobierno de URO y FECAL.

En estas hectáreas donde se pretende instalar los aerogeneradores son tierras que se trabajan en la agricultura y la ganadería, es decir son tierras productivas donde algunos campesinos llegan a tener 3 cosechas por año en la agricultura. Por otro lado, la ganadería de esta zona no es la ganadería extensiva que depreda el medio ambiente, sino de autoconsumo en equilibrio con la naturaleza, los animales por tanto dependen de los alimentos que le brinda el campo.

Más aquí Sendero del Jaguar

Reunion de convencionistas

Nuestro espacio de análisis político

Sofía Negrete

Alarma ola de ejecuciones

La escritora y periodista Elena Poniatowska, comparó la ola de violencia que se vive en México con la que vivió Colombia.

Consideró que la intervención del Ejército en la guerra contra los traficantes, ha convertido a algunas zonas del País en un campo de batalla.

“La inseguridad es terrible y yo creo que eso es algo que justamente el Gobierno tiene que resolver y que tiene que tomar en cuenta; las ejecuciones, la invasión del narcotráfico, todo lo que sucede de violencia, para que no nos parezcamos cada vez más a Colombia, que no haya una ‘colombianización’ en México, que es una cosa terrible”, dijo la periodista, luego de presentar su novela ‘El tren pasa primero’ en la Feria Nacional del Libro.

Los especialistas llaman ‘colombianización’ al avance del crimen organizado sobre el Estado y la zozobra de la ciudadanía ante una ola creciente de violencia.

En los años 80, los cárteles de Medellín y Cali libraron cruentas guerras, como ahora ocurre en México con un enfrentamiento a muerte entre los cárteles de Sinaloa, que encabeza Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, y del Golfo, de Osiel Cárdenas.

En la última semana se registraron 108 ejecuciones en el País. Sinaloa, Guerrero y Chihuahua fueron los estados donde el crimen pegó más fuerte, al reportarse 74 asesinatos.

En Guanajuato, la violencia del crimen organizado también se ha manifestado con ataques y amenazas a corporaciones policiacas de 10 municipios. De enero de 2007 a la fecha, suman 10 los policías ejecutados por grupos criminales.

Al preguntarle sobre los operativos que se realizan en el País, donde participa el Ejército, Poniatowska respondió: “son muy siniestros, muy tristes lo que se está haciendo, se está convirtiendo al País en un campo de batalla bastante primario”.

Opinó que el clima de inseguridad ha ensanchado la brecha entre ricos y pobres. Citó el caso de la Ciudad de México, en donde hay una gran cantidad de zonas que se distinguen por tener ‘plumas’ de seguridad, que dividen entre los que tienen protección policiaca y los que no.

“Yo estaría por la legalización de las drogas, porque finalmente es un gran negocio de quienes las venden, las explotan, las reparten, así como se hizo la legalización del alcohol que se hizo hace muchos años en Estados Unidos”, enfatizó Poniatowska.

Sin embargo, opinó que esto no se podrá realizar, porque hay intereses de políticos.

“Sería una medida que es muy difícil que se tome, porque creo que los mismos políticos deben estar metidos en eso”.

13/MAYO/2008
Alarma ola de ejecuciones

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Sofía Negrete

La escritora y periodista Elena Poniatowska, comparó la ola de violencia que se vive en México con la que vivió Colombia.

Consideró que la intervención del Ejército en la guerra contra los traficantes, ha convertido a algunas zonas del País en un campo de batalla.

“La inseguridad es terrible y yo creo que eso es algo que justamente el Gobierno tiene que resolver y que tiene que tomar en cuenta; las ejecuciones, la invasión del narcotráfico, todo lo que sucede de violencia, para que no nos parezcamos cada vez más a Colombia, que no haya una ‘colombianización’ en México, que es una cosa terrible”, dijo la periodista, luego de presentar su novela ‘El tren pasa primero’ en la Feria Nacional del Libro.

Los especialistas llaman ‘colombianización’ al avance del crimen organizado sobre el Estado y la zozobra de la ciudadanía ante una ola creciente de violencia.

En los años 80, los cárteles de Medellín y Cali libraron cruentas guerras, como ahora ocurre en México con un enfrentamiento a muerte entre los cárteles de Sinaloa, que encabeza Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, y del Golfo, de Osiel Cárdenas.

En la última semana se registraron 108 ejecuciones en el País. Sinaloa, Guerrero y Chihuahua fueron los estados donde el crimen pegó más fuerte, al reportarse 74 asesinatos.

En Guanajuato, la violencia del crimen organizado también se ha manifestado con ataques y amenazas a corporaciones policiacas de 10 municipios. De enero de 2007 a la fecha, suman 10 los policías ejecutados por grupos criminales.

Al preguntarle sobre los operativos que se realizan en el País, donde participa el Ejército, Poniatowska respondió: “son muy siniestros, muy tristes lo que se está haciendo, se está convirtiendo al País en un campo de batalla bastante primario”.

Opinó que el clima de inseguridad ha ensanchado la brecha entre ricos y pobres. Citó el caso de la Ciudad de México, en donde hay una gran cantidad de zonas que se distinguen por tener ‘plumas’ de seguridad, que dividen entre los que tienen protección policiaca y los que no.

“Yo estaría por la legalización de las drogas, porque finalmente es un gran negocio de quienes las venden, las explotan, las reparten, así como se hizo la legalización del alcohol que se hizo hace muchos años en Estados Unidos”, enfatizó Poniatowska.

Sin embargo, opinó que esto no se podrá realizar, porque hay intereses de políticos.

“Sería una medida que es muy difícil que se tome, porque creo que los mismos políticos deben estar metidos en eso”.

El problema central no es PEMEX, es el fisco

Agenda Ciudadana

Lorenzo Meyer
El problema central no es PEMEX, es el fisco
Jueves, 08 de Mayo de 2008

LA RAÍZ

La variable fiscal no es la única pero sí es la base de cualquier explicación tanto de la crisis de nuestra industria petrolera como del actual proyecto de Felipe Calderón por aumentar el espacio del capital privado –nacional y extranjero- en una actividad que a partir de 1938 se supuso constitucionalmente reservada a la compañía petrolera del Estado, PEMEX.

PUNTO DE PARTIDA

En cualquier país económicamente sano el grueso de los recursos fiscales provienen de impuestos al comercio, consumo, ingreso de personas y empresas y, en fin, el amplio abanico de las actividades productivas cotidianas. Sin embargo, en los países petrolizados, el fisco depende fundamentalmente de la renta petrolera.

Desde la segunda década del siglo XX México se convirtió en un país petrolero pero no necesariamente en uno petrolizado, esto último es un fenómeno reciente, producto de la irresponsabilidad de sus clases dirigentes, es decir, políticos y empresarios. Antes de la nacionalización de 1938, por ejemplo, los impuestos a las actividades petroleras cubrieron del 10.8% de los ingresos fiscales federales en 1918 hasta llegar al 33.6% en 1922 para luego descender rápidamente hasta aportar en 1930, en la Gran Depresión , apenas el 7.5% de los recursos federales. En vísperas de la expropiación aumentó modestamente hasta 12.8%. Con el petróleo en manos extranjeras México no estuvo petrolizado.

A partir de 1938 la actividad del recién creado PEMEX se dedicó básicamente a surtir la demanda interna a precios bajos y sólo marginalmente a la exportación. Los impuestos a la actividad petrolera nacionalizada fueron importantes pero no centrales. Así, en 1958 la contribución de PEMEX representó el 6.1% de los ingresos fiscales federales y de sólo un modesto 3.3% en 1973. Para entonces la empresa ya tenía problemas serios pues por primera vez tuvo que importar de manera significativa más hidrocarburos de los que exportaba. Como sea, la vida económica del gobierno no dependía de la renta petrolera para sobrevivir, como es hoy el caso.

PEMEX COMO PROVEEDOR DE RECURSOS FISCALES

A partir de 1974 –en la segunda mitad del gobierno de Luis Echeverría- la situación empezó a cambiar, y ese cambio se profundizó al arrancar la administración de José López Portillo. Por segunda vez en su historia y por decisión presidencial, México retornó a su papel de gran exportador de petróleo, contraviniendo la propuesta cardenista de usar los hidrocarburos -un patrimonio nacional no renovable y cuya vida había que prolongar al máximo- para surtir las necesidades energéticas de México, no las del mundo externo. El México exportador neto de crudo fue resultado de una decisión de su élite política en un momento de crisis –se había venido abajo el modelo de “desarrollo estabilizador”- que por ese camino fácil buscó resolver las necesidades fiscales de un gobierno federal entrampado por el déficit. Al final, el modelo económico posrevolucionario se hundiría, pero no sin antes dejar a México enganchado como proveedor del mundo externo de un recurso estratégico que siempre debió de haber reservado para sus propias necesidades prioritarias.

Para 1981, cuando López Portillo propuso como proyecto nacional “administrar la abundancia”- los impuestos pagados por PEMEX representaron ya el 26.3% de la recaudación tributaria federal, pero en 1996 alcanzaron el 35.6%. Con ello, México regresó al modelo petrolero colonial de setenta y cuatro años atrás y contra el que se había rebelado el cardenismo. Como pronto se vería, esa dependencia de la salud fiscal y económica del país del petróleo tenía una base muy frágil: el supuesto que combinaba grandes reservas con altos precios del petróleo en el mercado mundial. Cuando esa suposición probó ser falsa, se vino abajo todo el castillo de naipes económicos y el país entró en el túnel de un proceso económico de crecimiento mediocre o nulo y del cual aún no logra salir del todo.

Siempre ha sido difícil financiar a PEMEX. En un tiempo porque los precios bajos de sus productos no respondían a la realidad del mercado sino a una política gubernamental de subsidiar a la economía con los hidrocarburos. Sin embargo, a partir de la crisis en 1982, PEMEX se convirtió en una de las pocas tablas de salvación de las finanzas de gobiernos endeudados hasta el cuello y urgidos de recursos para su gasto corriente y para los programas sociales –de Solidaridad hasta el actual Vivir Mejor- de los que dependían para mantener sus redes clientelares y reflejarlas en las urnas.

LA SITUACIÓN ACTUAL

Hoy el gobierno mexicano depende de los recursos que le transfiere PEMEX como nunca antes en la historia del país: 40% del presupuesto federal proviene de la renta petrolera. David Ibarra ha resumido así la situación: “[e]l objetivo central de PEMEX ha dejado de ser el de impulsar el crecimiento para convertirse en instrumento equilibrador de corto plazo del presupuesto público y de las cuentas externas”, (El desmantelamiento de PEMEX, UNAM, 2008).

Para que las fantásticas ganancias actuales de PEMEX –sacar un barril de petróleo cuesta entre 3.34 y 4.16 dólares pero el precio de la mezcla mexicana ya llegó a los 100 dólares en el mercado mundial- se pudieran reinvertir y no fuera necesario la privatización encubierta que hoy se propone, sería necesario que el gobierno no le quitara a PEMEX prácticamente todas sus utilidades. Con una tasa menor de impuestos, la empresa podría hacer lo que siempre ha hecho y que hoy se quiere dejar en manos privadas: exploración, extracción, almacenamiento, refinación, petroquímica, ductos, distribución, etcétera. La parte nueva, la exploración y explotación de aguas profundas, podría hacerse comprando la tecnología e incluso asociándose para ello con quienes ya tienen experiencia en lo más difícil de ese proceso, que no es lo tecnológico sino la logística de tamaña empresa.

EL RETO

Históricamente, México ha tenido un gran problema con el fisco. Buena parte de nuestro siglo XIX estuvo dominado por la política de la penuria. Aún cuando el Porfiriato pudo acabar con las alcabalas e introducir el impuesto del timbre y, tras la Revolución , implantar el impuesto sobre la renta, en la segunda mitad del siglo XX los técnicos de Hacienda advirtieron que urgía un paso más en la modernización fiscal.

Sin embargo, los intereses creados –las grandes concentraciones de capital- derrotaron ese y otros intentos por hacer más eficiente y equitativa la política fiscal; los cambios fueron mínimos, de ahí que el gobierno acudiera al déficit y al endeudamiento, con las desastrosas consecuencias que todos conocemos.

En 1980 se pudo introducir el IVA, que si bien resultó relativamente fácil de recaudar era fundamentalmente inequitativo. Ya en el neoliberalismo, ciertos cambios aumentaron la recaudación pero de manera muy modesta: entre el uno y dos por ciento del PIB con Carlos Salinas y en proporción semejante con Calderón. Así, México se mantiene como uno de los países con menor capacidad para recabar impuestos directos o indirectos de empresas y personas -alrededor del 11% del PIB- cuando otros países similares obtienen el doble.

La tradicional penuria fiscal se mantiene. Como la participación del gobierno en gasto e inversión –más en lo primero que en lo segundo- es el doble de lo recaudado, la contribución de PEMEX para salvar la situación aparece como esencial e insustituible, pues de ahí proviene el 40% del total de recursos del gobierno.

En estas condiciones, y para evitar una verdadera reforma fiscal así como la muerte de la gallina de los huevos de oro –la industria petrolera- el gobierno actual busca seguir sacando toda la renta petrolera que pueda de PEMEX e invitar al sector privado local y extranjero para que invierta en exploración, refinación, ductos o almacenes lo que la empresa estatal ya no puede hacer porque el fisco se lo impide.

FALSA SOLUCIÓN

Con la privatización parcial del petróleo volverá a ocurrir lo que ocurrió con Telmex: por un momento habrá recursos tanto para el gasto público como para la inversión en un área vital de la economía –telecomunicaciones entonces, petróleo y refinados hoy- pero en el mediano plazo se habrá debilitado al sector público y se habrá entregado una renta petrolera en ascenso a un puñado de intereses privados. Y no sólo eso sino que, finalmente, se habrán fortalecido a las grandes concentraciones privadas de capital, aliados naturales de una derecha que ya mostró su poca disposición a la alternancia política y su mucha inclinación a profundizar lo heredado: el proyecto de un México socialmente desigual, excluyente e internacionalmente subordinado.

Editorial de la Jornada (Encamionada)

Editorial

Calderón: delincuencia y despropósitos

En una inopinada reiteración de sus exhortaciones para el combate a la delincuencia, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, exigió ayer a la sociedad en general, a los medios informativos, y a los poderes Judicial y Legislativo, respaldo a sus estrategias de seguridad. Entre otras cosas, “exigió” a los ciudadanos que “no sean cómplices de la ilegalidad” y que denuncien los delitos; dijo que el Judicial “tiene” que emprender una transformación para “cerrarle el paso a la impunidad”, sugiriendo que es responsabilidad exclusiva de ese poder el hecho de que delincuentes como el presunto asesino material del jefe policiaco Edgar Millán se encuentren fuera de la cárcel a pesar de su trayectoria criminal.

Por añadidura, el gobernante “exigió” a los medios informativos que “manifiesten y divulguen las acciones” gubernamentales que “están deteniendo la estructura de los criminales, que es una estrategia que busca sembrar terror, es una estrategia compartida por los propios medios de comunicación” (sic), y a renglón seguido lanzó una acusación absurda e inaceptable: “quienes insinúan que el gobierno se haga para atrás en esta estrategia son, precisamente, quienes buscan que nosotros abandonemos a periodistas, a ciudadanos, a empresarios, a agricultores, a jóvenes, a la suerte y a las garras de la delincuencia”.

Lo que podría ser una fundada expresión de nerviosismo ante los dudosos resultados de las acciones policiaco-militares en curso –dudosos según las propias cifras oficiales, que apuntan a un deterioro sostenido de la seguridad pública y a un incremento de la violencia delictiva en lo que va de la administración calderonista– adquirió, en el discurso presidencial, el tono de órdenes –contrarias a la elemental lógica republicana– a los otros poderes de la Unión, de imperativos a los pocos medios que ostentan posturas críticas para que se hagan eco, sin chistar, del optimismo del discurso oficial, y de reparto de acusaciones por el avance de la delincuencia organizada, fenómeno que se explica, en buena medida, por las falencias e ineptitudes –improvisación, triunfalismo, desconocimiento– con las que el propio Ejecutivo federal emprendió su cruzada contra la criminalidad y la inseguridad.

El exhorto a la población a que denuncie el delito pasa por alto que la infiltración y la descomposición de las corporaciones policiales generan una inevitable desconfianza entre los ciudadanos, quienes en muchos casos se preguntarán, y con razón, qué cabe esperar de instituciones que no pueden garantizar ni la seguridad de sus propios mandos.

Las demandas al Legislativo para que endurezca las penas carcelarias y al Judicial para que deje de excarcelar a criminales atentan contra el principio de separación de poderes e ignoran que muchas de las excarcelaciones y las absoluciones se originan en acusaciones mal construidas desde instancias del Ejecutivo, y que de todos modos nueve de cada 10 delitos cometidos en el país no se traducen ni siquiera en una orden de aprehensión cumplida.

Por lo que hace a las “exigencias” a los medios y a los informadores de que acepten y difundan de manera acrítica las versiones oficiales sobre el combate a la delincuencia, resulta inevitable recordar que el gobierno federal carece de cualquier atribución legal para formularlas, y que la declaración misma es, además de un amago a la libertad de expresión, un despropósito de tintes autoritarios y hegemónicos.

Por añadidura, la insinuación de que la crítica a las políticas de seguridad en curso denota complicidad con el crimen organizado constituye un barrunto de chantaje, inaceptable e impresentable en un entorno democrático; una presión orientada a inducir la autocensura y, a fin de cuentas, la manifestación de una creencia inadecuada y peligrosa para el ejercicio del poder: los problemas se resuelven si se deja de mencionarlos, y para que las estrategias gubernamentales tengan éxito basta con que los medios las celebren y se abstengan de expresar señalamientos críticos en torno a ellas.

La acusación de que las discordancias ante la política de seguridad en vigor buscan que el poder público “abandone a periodistas” es particularmente agraviante cuando viene de un gobierno que en materia de garantías a los informadores está catalogado por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) “entre los peores del mundo”, junto con los de Colombia, Irak, Sierra Leona, Somalia, Afganistán, Nepal, Rusia, Bangladesh, Pakistán, Filipinas e India, naciones en las que “buena parte de la violencia es perpetrada por los mismos estados, sin voluntad política para combatir la violencia de la sociedad”.

En suma, las palabras pronunciadas ayer por Calderón Hinojosa ante el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, fueron improcedentes, preocupantes e incluso ominosas, y rectificarlas sería lo mejor que podría hacer en favor de su propia investidura.

VIDEOS: Conclusiones del Simposio Petróleo y Seguridad Energética

Camacho Solís




Victor Flores Olea




Para más videos sobre este simposio entra a:

http://soberaniapopular.blogspot.com
AMLO TV

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