viernes, enero 12, 2007

Lucha política y lucha electoral.

Carlos Figueroa Ibarra[1]

1. Esta ponencia está inspirada en uno de los temas que aparecen en la convocatoria para esta primera asamblea del proyecto ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Tal tema es el de cómo contribuir al cumplimiento de los objetivos de la Convención Nacional Democrática en Puebla. Resulta claro que el cumplimiento de tales objetivos tiene que ver con la política, más precisamente con la lucha política. En el caso de la Convención Nacional Democrática concebimos a la lucha política como una lucha pacífica, legal, abierta que no descarta acciones que van desde la participación electoral hasta actos de resistencia civil y en casos extremos, de desobediencia civil.

2. Nos diferenciamos de otros movimientos, por ejemplo, el que sustentan los compañeros que simpatizan con el zapatismo y que ahora se expresan en La Otra Campaña, en el hecho de que no solamente concebimos al Estado como instrumento de dominación y enajenación. También lo concebimos como un territorio que tiene muchas parcelas y que por tanto esta en disputa entre fuerzas de distinta índole social. Aspiramos en esta lucha política a la conquista de espacios de poder dentro del gobierno y dentro del Estado y por ello mismo vemos a la lucha electoral como una forma de lucha de gran importancia.

3. Muchos de los que nos hemos adherido al movimiento político y social que encabeza López Obrador, lo hemos hecho desde la perspectiva de que el abstencionismo electoral, buena parte de las veces es un error político. Ciertamente el abstencionismo electoral no debe descartarse como forma de lucha. Una elección claramente viciada, que tiene todos los visos de ser fraudulenta, en la cual el candidato oficial cuenta con todo el apoyo de la maquinaria del Estado, que solamente tiene el objetivo de legitimar al grupo en el poder, se convierte en una farsa electoral y por lo tanto la abstención debe ser seriamente considerada. Pero aun en esos casos, la lucha electoral también debe ser considerada si existe una posibilidad de convertir dicho proceso electoral en un camino para difundir un programa, evidenciar el autoritarismo y corrupción existente y organizar a la gente. En el caso mexicano, aun cuando las prácticas fraudulentas no han sido descartadas, las luchas electorales tienen una utilidad mayor que la de hacer una campaña testimonial, de difusión y de organización. En México la lucha electoral se ha convertido en un escenario en donde es real la posibilidad de acceder a espacios de poder.

4. También la lucha electoral es una herramienta que puede servir para evitarnos una situación peor en la que estamos. En ocasiones un nefasto candidato, con antecedentes en corrupción, violación de derechos humanos y sustentado en fuerzas de oscuro origen, puede llegar a un puesto de representación popular si las fuerzas de izquierda no se le oponen. La gran debilidad en el argumento de los que en la pasada coyuntura electoral decían que Calderón, Madrazo y López Obrador eran lo mismo, fue que evidentemente no eran lo mismo. Por ello mismo, muchos de los simpatizantes de La Otra Campaña, al final se involucraron en la campaña electoral a favor de Andrés Manuel y en la lucha contra el fraude. Siendo la lucha electoral un medio indispensable, es un error mantener una actitud de rechazo en abstracto a todos los partidos políticos. De manera similar, es una equivocación ver a cada uno de los partidos de izquierda como un conjunto de oportunistas, ignorando que en estos partidos hay de todo. Esta visión abstracta y asentada en falsas generalizaciones es la que ha expresado el vocero del EZLN, el Subcomandante Insurgente Marcos,

5.Dicho lo anterior, cabe argumentar en contra del reduccionismo electoral y a favor de la parte de razón que tienen los críticos de la lucha electoral y de los partidos políticos. El reduccionismo electoral consiste en ver a la política no como un conjunto de formas de lucha para crear una correlación de fuerzas favorable a un proyecto político, sino meramente como una lucha electoral. El ver a la lucha electoral como la única forma de hacer política, nos lleva a concebir al partido político como el único ámbito en donde se puede hacer política. La lucha política se convierte desde esta perspectiva, en algo que está marcado por los calendarios electorales. El partido que debe ser pensado solamente como un medio, se convierte en un fin en si mismo, y la lucha por el poder que también debe ser solamente un medio, también se convierte en un fin. Esto convierte a la ocupación de espacios pequeños o grandes de poder y a las componendas que de ella se derivan, en el objeto mismo del quehacer político. Sería tapar el sol con un dedo, si no advirtiéramos que en esta forma de pensar se encuentra presente en algunos sectores del movimiento que encabeza López Obrador.

6. Es a esta forma de ver la política que le apostó la derecha, cuando empezó a tentar a sectores del Frente Amplio Progresista a cambio de que declinaran el cuestionamiento del fraude electoral. Debido a que López Obrador no aceptó estos cantos de sirena, se recrudeció la campaña mediática en su contra, se le retrató como un radical que tenía secuestrado a un PRD que en el fondo quería negociar. Al igual que le sucedió a Cuauhtemoc Cárdenas en 1988, la derecha ha emprendido una campaña de desprestigio, pintando a López Obrador como un intransigente que le apuesta al “todo o nada”.

7. En el seno de la Convención Nacional Democrática, en tanto que coexisten partidos, organizaciones sociales, ciudadanos independientes, debemos asumir la política en su sentido amplio, es decir como construcción de correlaciones de fuerzas favorables a los intereses de los de todos, principalmente de los de abajo. La CND debe ser pues, un espacio en donde se planifiquen todas las acciones que sea necesario hacer para hacerle frente a las políticas neoliberales y a las prácticas autoritarias. Esto implica el que nos unamos a todas las resistencias y rebeldías que se nos presenten: desde un acto arbitrario e ilegal hecho en nombre de la legalidad como el atropello en contra de Lydia Cacho hasta un lucha por el agua como el que se observa en Ocotlán. Desde la lucha por una reforma que favorezca los intereses de los más necesitados hasta hacerle frente a una medida que los va a sumir más en la miseria o en la opresión. Desde una lucha social hasta un proceso electoral.

8.En el caso de la lucha electoral en el seno de la Convención Nacional Democrática tendríamos que regirnos por el hecho de que las luchas electorales debe servir para caminar hacia nuestros objetivos de democracia, justicia social, soberanía y libertades civiles y políticas. Al menos la parte ciudadana de la CND debe apartarse de apoyar electoralmente a conversos de última hora, involucrados en actos de corrupción o represión, personajes impresentables en términos de trayectoria política y democrática. La CND deberá tener una opinión firme y clara con respecto a los perfiles deseables de los candidatos que la propia CND y el Frente Amplio Progresista van a apoyar.

9. En el fondo de toda esta reflexión se encuentra el planteamiento de que si buscamos ocupar espacios de poder, debemos preguntarnos seriamente para que es que buscamos estos espacios de poder. No tendrá sentido el alegrarnos por una victoria electoral, por la ocupación de una instancia de la administración pública, si solamente lo hacemos porque ahora nos va a tocar una tajada del presupuesto público, tendremos contacto con amigos que estarán en posiciones privilegiadas y ello nos beneficiará con relaciones influyentes. La lucha por una regiduría, una presidencia municipal, una gubernatura o la presidencia misma debe estar marcada por los objetivos que nos animan. De nada nos servirá tener una gubernatura, si ese puesto lo ocupa una persona que no tiene nada ver con los principios que nos animan.

10. La lucha por ocupar posiciones dentro del gobierno y el Estado tiene riesgos inevitables y ante los cuales nadie se encuentra inmune. Cabe recordar los casos de corrupción que se observaron en algunos de los funcionarios del gobierno del D.F. durante la administración de López Obrador. El poder corrompe a quien no tiene una consistencia ética e ideológica. He aquí lo importante que se convierte el principio postulado por López Obrador que se resume en la expresión de “austeridad republicana”. Si luchamos por ocupar puestos públicos exijamos en nuestros candidatos una trayectoria marcada por dicho principio. Si logramos ocupar esos puestos públicos exijamos un comportamiento marcado por dicho principio.



[1] Ponencia presentada a la Primera Asamblea Organizadora del Proyecto Ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Ciudad de Puebla, 20 de enero de 2007.

La Convención Nacional Democrática en Puebla.

Carlos Figueroa Ibarra

1. El lopezobradorismo se ha dotado de tres espacios o instrumentos para impulsar la lucha por un cambio en México: la Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista. Estas tres herramientas de lucha son igualmente importantes, pero lo que diferencia a la primera de ellas con respecto a las otras dos es que en la CND se expresa la soberanía popular que le da legitimidad a todo el movimiento. Si es cierto que la CND “somos todos”, esto implica que en el espíritu de la concepción más radical de la democracia es en dicho espacio, donde debe recaer la responsabilidad de las decisiones cruciales que debe tomar el movimiento político y social que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Esto sucede porque en la CND no solamente están los funcionarios que hoy hacen la gestión del Gobierno Legítimo, ni solamente los partidos políticos y organizaciones sociales que constituyen el Frente Amplio Progresista. En la CND están estos funcionarios, las bases y dirigencias de los partidos políticos y organizaciones sociales y además el conjunto de ciudadanos que sin partido o militancia se han adherido al movimiento.

2. Si existen tres espacios o herramientas de lucha para el movimiento político y social que hoy es conocido coloquialmente como lopezobradorismo, también es cierto que tres son los medios a través de los cuales la resistencia se plantea lograr sus objetivos: negación, proposición y participación. No es ocioso insistir que una crítica al orden establecido que solamente se sustenta en la negación de dicho orden, es incompleta. La crítica negativa para ser fructífera, para generar entusiasmo entre los ciudadanos, debe completarse con propuestas alternativas. Éstas deben ser viables, realistas y fáciles de entender. Finalmente, esta negación y proposición debe estar sustentada en la participación de los de abajo y no solamente, ni siquiera principalmente, en la dirección de los de arriba. La Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista deben pues ser espacios de negación, proposición y participación. Pero acaso cada uno de los tres espacios tenga en uno de esos tres elementos su principal función. Puede suceder que la proposición de políticas alternativas sea la principal función del Gobierno Legítimo y de los diputados del Frente Amplio Progresista. Puede suceder también que la negación y la participación, sean las principales armas de la Convención Nacional Democrática y de las bases del Frente Amplio Progresista.

3. El lopezobradorismo que se expresó en la Coalición por el Bien de Todos ha adolecido de dos fallas que de persistir pueden desvirtuar el carácter del movimiento. La primera de ellas han sido los atavismos centralistas y verticalistas que existen en éste. La segunda la articulación de todo el movimiento en torno al carisma de su principal dirigente, hecho que puede derivar en un caudillismo. Entenderemos el centralismo como la concentración de la toma de decisiones en un grupo pequeño. En cuanto al verticalismo como el resultado del centralismo: la concentración de las decisiones que toma un movimiento, partido u organización siempre van de arriba para abajo, de la dirigencia hacia la base. En nuestro centralismo y verticalismo han tenido incluso una manifestación geográfica derivada de la historia de nuestro país: las decisiones que vienen de arriba vienen también del Distrito Federal. El caudillismo es la actitud polític que sustituye la adhesión a ideas por la adhesión a personalidades. Esta sustentado en el culto a la personalidad. Este culto a la personalidad puede ser fomentado desde arriba, pero también puede generarse espontáneamente desde abajo. En el caso del lopezobradorismo, podemos observar una mezcla de fomento desde arriba con una generación espontánea desde abajo.

4. Durante los último tres años, pero principalmente durante las emergencias derivadas del proceso electoral, el ataque de la derecha contra el proyecto alternativo de nación y su principal dirigente, observamos cómo buena parte de las decisiones fueron tomadas desde arriba y hacia abajo. El ejemplo más contundente se observa en la dirigencia nacional de las redes ciudadanas. Siendo las redes ciudadanas un fenómeno surgido en muchos casos de manera autónoma, de repente un grupo de cinco personalidades surgieron como sus dirigentes. Estos dirigentes no fueron elegidos, no surgieron como consecuencia de un liderazgo ganado en la lucha y la autoridad moral. Lo cierto del caso es que estos dirigentes fueron designados. Los representantes de estos dirigentes también fueron designados, de igual manera que los representantes de los representantes de estos dirigentes y así sucesivamente. Hay que agregar autocríticamente, que centralismo y verticalismo también se impusieron porque nosotros mismos, con nuestras pugnas intestinas, fuimos incapaces de darnos una dirigencia.

5. En cuanto al caudillismo nos encontramos en una situación compleja. Nadie puede negar que parte esencial del éxito del movimiento se debe al carisma de Andrés Manuel López Obrador. Sin su arrastre personal no estaríamos en donde estamos, lo cual debe preocuparnos en lo que se refiere a la madurez política de la sociedad mexicana. Pero este arrastre personal al mismo tiempo que significa nuestra gran fuerza, también puede implicar nuestra principal debilidad. ¿Qué nos pasaría si el día de mañana Andrés Manuel desaparece física o políticamente? ¿Qué nos pasaría si el día de mañana López Obrdor cometiera un error político irreparable? La experiencia de Cuauhtemoc Cárdenas nos debe alertar en el sentido de que nadie esta exento de esta última posibilidad.

6. Centralismo, verticalismo y caudillismo acaso fueron una realidad inevitable ante las urgencias o apremios de la pasada coyuntura electoral y poselectoral. Pero hoy vivimos ya otro momento, es el momento de construir una nueva forma de hacer política. Una forma que se diferencia de prácticas antidemocráticas que nos pueden llevar a reeditar el priísmo como cultura política. Esto no es solamente un cuestión de voluntad individual. El lopezobradorismo, como todo gran movimiento político y social, está constituido por una gran heterogeneidad en materia de ambiciones personales, consistencias éticas, ideologías, condiciones sociales, realidades culturales y niveles educativos. Tendremos que asumir que no somos un movimiento lleno de pureza, sino uno en el que coexisten desde el oportunista que busca posiciones personales hasta el desinteresado que se mueve por ideales, desde el priísta tránsfuga de última hora hasta el revolucionario de toda la vida, desde el político habituado a la manera elitista de hacer política hasta el demócrata radical.

7. La Convención Nacional Democrática puede ser el antídoto para todos los resabios antidemocráticos que se convierten en prácticas similares. Debe ser el espacio en donde se propicie la participación de los de abajo, que permita a la base social del movimiento político que se ha construido en el transcurso del proceso electoral, expresarse, exigir, interpelar a las dirigencias. No se está pensando en que todo debe ser decidido en una concentración en una plaza pública, porque no es esto lo que ha sucedido en las llamadas asambleas que se realizaron en el zócalo, en los días siguientes al fraude electoral. Se trata de que la Convención Nacional Democrática sea una herramienta para organizar a la gente común y corriente, que además sea un vehículo en donde ésta pueda expresar su sentir.

8. En el caso de Puebla, la Convención Nacional Democrática tiene entre sus desafíos el de ser organizada en ámbitos que vayan más allá de la capital del estado. El de convertirse en un medio en el que puedan participar no solamente un grupo medianamente ilustrado y de ingresos medios. Y el de no reducir su actividad a asambleas periódicas que se desgastan en discusiones inútiles. La CND debe realizar asambleas periódicas, pero estas deberían servir para discutir y planificar acciones concretas, en contra de las políticas neoliberales y prácticas autoritarias en su nueva fase, la del presidente espurio Felipe Calderón.



Ponencia presentada a la Primera Asamblea Organizadora del Proyecto Ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Ciudad de Puebla, 20 de enero de 2007.

Contracorriente

Carlos Figueroa Ibarra[1]

La Convención Nacional Democrática en Puebla.

El próximo sábado 20 de Enero se llevara acabo la primera asamblea del proyecto ciudadano en Puebla de la Convención Nacional Democrática. Dicha asamblea iniciará sus labores a partir de las 9:00 a.m. en el salón del restaurante en la ciudad de Puebla, ubicado en la esquina del Boulevard Héroes del 5 de Mayo y la 11 oriente ( junto a los cines del boulevard y el Sindicato de telefonistas).

Como es sabido la resistencia a la derecha en México tienen tres espacios que son: la Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista. Son estos tres espacios en donde se debe llevar a cabo los tres medios a través de los cuales la resistencia se plantea lograr sus objetivos: negación, proposición y participación. No es ocioso insistir que una crítica al orden establecido que solamente se sustenta en la negación de dicho orden, es incompleta. La crítica negativa para ser fructífera, para generar entusiasmo entre los ciudadanos, debe completarse con las propuestas alternativas, que sean viables, realistas y fáciles de entender. Finalmente, esta negación y proposición debe estar sustentada en la participación de los de abajo y no solamente, ni siquiera principalmente, en la dirección de los de arriba.

Es en este último aspecto que radica la crucial importancia de la Convención Nacional Democrática. La Convención Nacional Democrática, se dice entre los seguidores del movimiento que encabeza López Obrador, “somos todos”. En ese “somos todos” se encuentra la legitimidad que puede tener la dirigencia de dicho movimiento político. Ese “somos todos” es lo único que puede darle legitimidad al gobierno legítimo que hoy encabeza López obrador. Y como la CND es ese “somos todos”, en la CND radica la soberanía del movimiento. Esta idea se la he escuchado a un estimable activista de las redes ciudadanas en Puebla, el Dr. Octavio Ramírez, y me parece de gran importancia. Mientras la política tradicional ha sido elitista y la concibe solamente de manera vertical, descendente, la nueva política que debería instrumentarse en la Convención Nacional Democrática, debe ser horizontal y ascendente. Durante más de dos mil años, las elites políticas han despreciado a los de abajo y ese desprecio se ha sintetizado en categorías peyorativas: “turba”, “vulgo”, “populacho”.

Ciertamente, en tanto que la CND somos todos, esta incluye a militantes y dirigencias de los partidos políticos, a activistas de las organizaciones sociales y también a ciudadanos que no tienen militancia en algún partido político. Además, como saldo positivo de toda la movilización electoral de 2006, hoy se encuentran participando hombres y mujeres que nunca tuvieron experiencia de actividad política. Estas mujeres y estos hombres finalmente se han decidido a abandonar la pasividad y se han decidido a enfrentar las políticas que desde la dominación han realizado los grupos más poderosos del país. El país observa ahora un nivel de movilización política y social con una perspectiva de izquierda, que acaso sea el saldo más positivo del proceso electoral del año pasado.

A esta participación creciente debe dársele un cauce y un espacio. Pero este espacio debe ser profundamente democrático. Las dirigencias deben tener la sensibilidad de permitir la participación de todos aquellos que no han participado antes, que no tienen la experiencia del militante. Los partidos políticos deben tener la sensibilidad de permitir que esta gente se sienta protagónica y no utilizada o acarreada. Durante buena parte de todo este proceso político, en el seno del movimiento encabezado por López Obrador ha prevalecido las prácticas verticales, descendentes y hasta podríamos decir elitistas. Muchos aceptaron tales prácticas en función de la urgencia electoral, de la necesidad de hacer un frente común al poderoso ataque de la derecha, del apremio que los embargaba ante la impunidad del fraude electoral.

Pero esos momentos han pasado. Hoy es el momento de construir una alternativa política que permita la participación de los de abajo, que permita a la base social del movimiento político que se ha construido en el transcurso del proceso electoral, expresarse, exigir, interpelar a las dirigencias. Si esto no sucede así, estaremos repitiendo el corporativismo, reproduciendo la cultura política que los 70 años del PRI nos han dejado.

He aquí la importancia de la Convención Nacional Democrática ydentrode ella, de su parte ciudadana.



[1] Sociólogo. Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. 3 de enero de 2007

Algunos rasgos de la situación política del país y de Puebla.

Carlos Figueroa Ibarra[1]

1. Un rasgo esencial de la situación política en México es que después de casi un cuarto de siglo de implantación del neoliberalismo en el país, este observa una crisis de legitimidad nunca antes vista. Esto es debido a que las promesas que hizo no se han cumplido: el crecimiento económico del país es mediocre o francamente malo, la pobreza se ha expandido al igual que el desempleo, la inseguridad que es una consecuencia de lo anterior también ha aumentado. Un efecto de todo lo anterior, es que la tolerancia de un sector de la población ante la corrupción, el autoritarismo, la entrega de lo bienes de la nación, la impunidad, ha disminuido. Vivimos hoy una creciente crisis política porque la gente desconfía del gobierno, de los partidos y de los políticos y de la ideología neoliberal. He aquí la causa de la creciente rebeldía que observamos en México. Esta rebeldía tiene hoy tres vertiente principales: el lopezobradorismo, el zapatismo y la APPO.

2. El Estado enfrenta por otra parte, un poderío creciente del crimen organizado. Éste lo desafía de manera creciente, en tanto que tiene los recursos financieros suficientes para comprar voluntades, generar complicidades e impunidades y aun enfrentarse militarmente a los órganos de seguridad pública. El ciudadano común y corriente, probablemente los funcionarios honestos del gobierno y de las corporaciones policiacas y militares, acaso no vean con certeza donde termina el crimen organizado y en donde empieza el Estado. Existe la impresión de que existen grandes criminales que gozan de protección estatal (por ejemplo, se habla del narco del sexenio, el Chapo Guzmán) y a veces las acciones de las corporaciones policiacas contra algún cartel se hacen en función de beneficiar a otro que le disputa control de territorio.

3. A los dos elementos anteriores hay que agregar ahora que el proceso electoral del 2006 no agregó mucha legitimidad a un Estado que enfrenta una creciente ilegitimidad. El uso de todo el poder del dinero, de la influencia de la mayoría de radios, televisoras y medios impresos, de la propaganda oficial, de las acciones gubernamentales a favor del candidato de la derecha dieron como resultado un proceso electoral viciado. Además existen claros indicios de un fraude electoral que logró frenar el avance hacia el poder ejecutivo del candidato de la izquierda. Siendo los procesos electorales un mecanismo para generar legitimidad de las instituciones, el proceso electoral de 2006 dañó significativamente a buena parte de ellas: la presidencia de la república, el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia. Uno de rasgos del México actual es que grande sectores de la sociedad no creen en las instituciones, en las que ya hemos mencionado pero además tampoco en el Congreso, en las policías, mucho menos en los partidos políticos.

4. Felipe Calderón se enfrenta a esta situación al igual que la derecha. No se van a quedar con los brazos cruzados y actuaran en las dos vías que el Estado tiene para garantizar la estabilidad Política: En el ejercicio de la represión y en el uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno. El aspecto represivo ya lo empezamos a observar: la represión a los mineros de SITCARSA, a los habitantes de Atenco, el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de gobernación, la represión del 25 de noviembre en Oaxaca. El que Calderón se haya disfrazado de militar no es más que el mensaje de que está dispuesto a descansar en el ejército para garantizar la estabilidad política del país. Parte de la legitimidad que la derecha quiere construir, se sustentará en la imagen de un Calderón de mano dura en la lucha contra el crimen organizado. Esta maniobra no es nueva, él último en usarla con éxito ha sido el presidente Uribe de Colombia. Hoy se vive en ese país el régimen de una derecha autoritaria que ha tenido éxito con la población proyectando la imagen de un presidente que golpea con mano férrea a guerrilla y narcotráfico. No puede desconocerse que en México hay sectores que claman por mano dura contra la delincuencia organizada y común y contra los disturbios políticos y sociales.

5. En lo que se refiere al uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno, Calderón presenta una imagen conciliadora y abierta al diálogo. Ha anunciado un seguro médico para los niños que nazcan durante su sexenio, ha reducido en 10% el sueldo de la alta burocracia, pretende incrementan en un 7% el gasto social para 2007. Pero el margen de maniobra este aspecto parece ser limitado hasta el momento, debido al fundamentalismo neoliberal de sus asesores y funcionarios y a los intereses de los grupos que lo instalaron en el poder. Allí están la imposibilidad de formar un “gobierno de unidad nacional”, los aumentos a las gasolinas, a la leche, a la tortilla, la reducción presupuestaria para la educación pública como algunos ejemplos.

6. Pero la derecha tiene otra arma formidable. Esta es la dictadura mediática, es decir la capacidad de influencia que tienen sobre buena parte de la población, los grandes medios de comunicación. Las grandes televisoras y radiodifusoras, los periódicos más influyentes, demostraron su poderío en el seno de la población, cuando entre marzo y julio de 2006, bajaron considerablemente la ventaja que en las encuestas tenía López Obrador sobre sus oponentes. Han seguido mostrando ese poderío en la campaña de desprestigio que ha desplegado contra el lopezobradorismo en el marco de las luchas poselectorales contra el fraude del 2 de julio de 2006.

7.En Puebla no podemos subestimar el cambio de situación que se observó después de las elecciones. La Coalición por el Bien de Todos obtuvo 640 mil votos y más de un tercio de ellos se dieron en la zona angelopolitana. La izquierda, después de tener un situación marginal pasó a ser la segunda fuerza política en el estado colocándose por encima del PRI. Durante los meses previos, una parte importante de la población en la capital del Estado se movilizó contra el gobernador Mario Marín por su involucramiento en el caso de Lidia Cacho. El proceso electoral de 2006 hizo que gente que no había participado nunca en política, lo hiciera y más importante aun: lo sigue haciendo. Este es el capital político que los ciudadanos y militantes políticos interesados en cambiar el país, debemos aprovechar.

8.Pero no debemos olvidar que al lado de la Puebla de los liberales que lucharon contra la reacción y la intervención de las tropas francesas, de la de los hermanos Serdán, de la de las luchas universitarias de los años sesenta y setenta, existe la Puebla del catolicismo ultraderechista, la del FUA y el Yunque. Puebla ha sido un bastión conservador en muchas ocasiones y en ese sentido es un estado que se asemeja a Guanajuato, Jalisco y otros estados del norte donde la izquierda tiene una posición minoritaria o marginal.

9.Finalmente, hay que evaluar la situación que existe en el gobierno del estado y en el partido todavía dominante. En relación a este último, en una perspectiva de largo alcance es posible observar que desde los años noventa el PRI no ha cesado de disminuir lo que ante fue una avasalladora presencia en los distintos municipios. Pero no hay que desconocer que el principal beneficiario de esta decadencia priísta ha sido el PAN. Y el gobernador Marín que hace un año se encontraba en un situación difícil, en una pesadilla como él mismo lo expresó, hoy parece haber sorteado la crisis. El nombramiento del nuevo presidente de la Suprema Corte, Ortiz Mayagoitia, no puede infundir ningún optimismo. La visita de Calderón al estado significa un espaldarazo que es un giro con respecto a su discurso de campaña que se sumaba al repudio que generaba el gobernador. No cabe duda que en Puebla, como en Oaxaca, la alianza entre el PRI y el PAN será la explicación de la permanencia de gobernadores que han sido repudiados.

1. Un rasgo esencial de la situación política en México es que después de casi un cuarto de siglo de implantación del neoliberalismo en el país, este observa una crisis de legitimidad nunca antes vista. Esto es debido a que las promesas que hizo no se han cumplido: el crecimiento económico del país es mediocre o francamente malo, la pobreza se ha expandido al igual que el desempleo, la inseguridad que es una consecuencia de lo anterior también ha aumentado. Un efecto de todo lo anterior, es que la tolerancia de un sector de la población ante la corrupción, el autoritarismo, la entrega de lo bienes de la nación, la impunidad, ha disminuido. Vivimos hoy una creciente crisis política porque la gente desconfía del gobierno, de los partidos y de los políticos y de la ideología neoliberal. He aquí la causa de la creciente rebeldía que observamos en México. Esta rebeldía tiene hoy tres vertiente principales: el lopezobradorismo, el zapatismo y la APPO.

2. El Estado enfrenta por otra parte, un poderío creciente del crimen organizado. Éste lo desafía de manera creciente, en tanto que tiene los recursos financieros suficientes para comprar voluntades, generar complicidades e impunidades y aun enfrentarse militarmente a los órganos de seguridad pública. El ciudadano común y corriente, probablemente los funcionarios honestos del gobierno y de las corporaciones policiacas y militares, acaso no vean con certeza donde termina el crimen organizado y en donde empieza el Estado. Existe la impresión de que existen grandes criminales que gozan de protección estatal (por ejemplo, se habla del narco del sexenio, el Chapo Guzmán) y a veces las acciones de las corporaciones policiacas contra algún cartel se hacen en función de beneficiar a otro que le disputa control de territorio.

3. A los dos elementos anteriores hay que agregar ahora que el proceso electoral del 2006 no agregó mucha legitimidad a un Estado que enfrenta una creciente ilegitimidad. El uso de todo el poder del dinero, de la influencia de la mayoría de radios, televisoras y medios impresos, de la propaganda oficial, de las acciones gubernamentales a favor del candidato de la derecha dieron como resultado un proceso electoral viciado. Además existen claros indicios de un fraude electoral que logró frenar el avance hacia el poder ejecutivo del candidato de la izquierda. Siendo los procesos electorales un mecanismo para generar legitimidad de las instituciones, el proceso electoral de 2006 dañó significativamente a buena parte de ellas: la presidencia de la república, el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia. Uno de rasgos del México actual es que grande sectores de la sociedad no creen en las instituciones, en las que ya hemos mencionado pero además tampoco en el Congreso, en las policías, mucho menos en los partidos políticos.

4. Felipe Calderón se enfrenta a esta situación al igual que la derecha. No se van a quedar con los brazos cruzados y actuaran en las dos vías que el Estado tiene para garantizar la estabilidad Política: En el ejercicio de la represión y en el uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno. El aspecto represivo ya lo empezamos a observar: la represión a los mineros de SITCARSA, a los habitantes de Atenco, el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de gobernación, la represión del 25 de noviembre en Oaxaca. El que Calderón se haya disfrazado de militar no es más que el mensaje de que está dispuesto a descansar en el ejército para garantizar la estabilidad política del país. Parte de la legitimidad que la derecha quiere construir, se sustentará en la imagen de un Calderón de mano dura en la lucha contra el crimen organizado. Esta maniobra no es nueva, él último en usarla con éxito ha sido el presidente Uribe de Colombia. Hoy se vive en ese país el régimen de una derecha autoritaria que ha tenido éxito con la población proyectando la imagen de un presidente que golpea con mano férrea a guerrilla y narcotráfico. No puede desconocerse que en México hay sectores que claman por mano dura contra la delincuencia organizada y común y contra los disturbios políticos y sociales.

5. En lo que se refiere al uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno, Calderón presenta una imagen conciliadora y abierta al diálogo. Ha anunciado un seguro médico para los niños que nazcan durante su sexenio, ha reducido en 10% el sueldo de la alta burocracia, pretende incrementan en un 7% el gasto social para 2007. Pero el margen de maniobra este aspecto parece ser limitado hasta el momento, debido al fundamentalismo neoliberal de sus asesores y funcionarios y a los intereses de los grupos que lo instalaron en el poder. Allí están la imposibilidad de formar un “gobierno de unidad nacional”, los aumentos a las gasolinas, a la leche, a la tortilla, la reducción presupuestaria para la educación pública como algunos ejemplos.

6. Pero la derecha tiene otra arma formidable. Esta es la dictadura mediática, es decir la capacidad de influencia que tienen sobre buena parte de la población, los grandes medios de comunicación. Las grandes televisoras y radiodifusoras, los periódicos más influyentes, demostraron su poderío en el seno de la población, cuando entre marzo y julio de 2006, bajaron considerablemente la ventaja que en las encuestas tenía López Obrador sobre sus oponentes. Han seguido mostrando ese poderío en la campaña de desprestigio que ha desplegado contra el lopezobradorismo en el marco de las luchas poselectorales contra el fraude del 2 de julio de 2006.

7.En Puebla no podemos subestimar el cambio de situación que se observó después de las elecciones. La Coalición por el Bien de Todos obtuvo 640 mil votos y más de un tercio de ellos se dieron en la zona angelopolitana. La izquierda, después de tener un situación marginal pasó a ser la segunda fuerza política en el estado colocándose por encima del PRI. Durante los meses previos, una parte importante de la población en la capital del Estado se movilizó contra el gobernador Mario Marín por su involucramiento en el caso de Lidia Cacho. El proceso electoral de 2006 hizo que gente que no había participado nunca en política, lo hiciera y más importante aun: lo sigue haciendo. Este es el capital político que los ciudadanos y militantes políticos interesados en cambiar el país, debemos aprovechar.

8.Pero no debemos olvidar que al lado de la Puebla de los liberales que lucharon contra la reacción y la intervención de las tropas francesas, de la de los hermanos Serdán, de la de las luchas universitarias de los años sesenta y setenta, existe la Puebla del catolicismo ultraderechista, la del FUA y el Yunque. Puebla ha sido un bastión conservador en muchas ocasiones y en ese sentido es un estado que se asemeja a Guanajuato, Jalisco y otros estados del norte donde la izquierda tiene una posición minoritaria o marginal.

9.Finalmente, hay que evaluar la situación que existe en el gobierno del estado y en el partido todavía dominante. En relación a este último, en una perspectiva de largo alcance es posible observar que desde los años noventa el PRI no ha cesado de disminuir lo que ante fue una avasalladora presencia en los distintos municipios. Pero no hay que desconocer que el principal beneficiario de esta decadencia priísta ha sido el PAN. Y el gobernador Marín que hace un año se encontraba en un situación difícil, en una pesadilla como él mismo lo expresó, hoy parece haber sorteado la crisis. El nombramiento del nuevo presidente de la Suprema Corte, Ortiz Mayagoitia, no puede infundir ningún optimismo. La visita de Calderón al estado significa un espaldarazo que es un giro con respecto a su discurso de campaña que se sumaba al repudio que generaba el gobernador. No cabe duda que en Puebla, como en Oaxaca, la alianza entre el PRI y el PAN será la explicación de la permanencia de gobernadores que han sido repudiados.



[1] Ponencia presentada a la Primera Asamblea Organizadora del Proyecto Ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Ciudad de Puebla, 20 de enero de 2007.

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