viernes, enero 12, 2007

La Convención Nacional Democrática en Puebla.

Carlos Figueroa Ibarra

1. El lopezobradorismo se ha dotado de tres espacios o instrumentos para impulsar la lucha por un cambio en México: la Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista. Estas tres herramientas de lucha son igualmente importantes, pero lo que diferencia a la primera de ellas con respecto a las otras dos es que en la CND se expresa la soberanía popular que le da legitimidad a todo el movimiento. Si es cierto que la CND “somos todos”, esto implica que en el espíritu de la concepción más radical de la democracia es en dicho espacio, donde debe recaer la responsabilidad de las decisiones cruciales que debe tomar el movimiento político y social que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Esto sucede porque en la CND no solamente están los funcionarios que hoy hacen la gestión del Gobierno Legítimo, ni solamente los partidos políticos y organizaciones sociales que constituyen el Frente Amplio Progresista. En la CND están estos funcionarios, las bases y dirigencias de los partidos políticos y organizaciones sociales y además el conjunto de ciudadanos que sin partido o militancia se han adherido al movimiento.

2. Si existen tres espacios o herramientas de lucha para el movimiento político y social que hoy es conocido coloquialmente como lopezobradorismo, también es cierto que tres son los medios a través de los cuales la resistencia se plantea lograr sus objetivos: negación, proposición y participación. No es ocioso insistir que una crítica al orden establecido que solamente se sustenta en la negación de dicho orden, es incompleta. La crítica negativa para ser fructífera, para generar entusiasmo entre los ciudadanos, debe completarse con propuestas alternativas. Éstas deben ser viables, realistas y fáciles de entender. Finalmente, esta negación y proposición debe estar sustentada en la participación de los de abajo y no solamente, ni siquiera principalmente, en la dirección de los de arriba. La Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista deben pues ser espacios de negación, proposición y participación. Pero acaso cada uno de los tres espacios tenga en uno de esos tres elementos su principal función. Puede suceder que la proposición de políticas alternativas sea la principal función del Gobierno Legítimo y de los diputados del Frente Amplio Progresista. Puede suceder también que la negación y la participación, sean las principales armas de la Convención Nacional Democrática y de las bases del Frente Amplio Progresista.

3. El lopezobradorismo que se expresó en la Coalición por el Bien de Todos ha adolecido de dos fallas que de persistir pueden desvirtuar el carácter del movimiento. La primera de ellas han sido los atavismos centralistas y verticalistas que existen en éste. La segunda la articulación de todo el movimiento en torno al carisma de su principal dirigente, hecho que puede derivar en un caudillismo. Entenderemos el centralismo como la concentración de la toma de decisiones en un grupo pequeño. En cuanto al verticalismo como el resultado del centralismo: la concentración de las decisiones que toma un movimiento, partido u organización siempre van de arriba para abajo, de la dirigencia hacia la base. En nuestro centralismo y verticalismo han tenido incluso una manifestación geográfica derivada de la historia de nuestro país: las decisiones que vienen de arriba vienen también del Distrito Federal. El caudillismo es la actitud polític que sustituye la adhesión a ideas por la adhesión a personalidades. Esta sustentado en el culto a la personalidad. Este culto a la personalidad puede ser fomentado desde arriba, pero también puede generarse espontáneamente desde abajo. En el caso del lopezobradorismo, podemos observar una mezcla de fomento desde arriba con una generación espontánea desde abajo.

4. Durante los último tres años, pero principalmente durante las emergencias derivadas del proceso electoral, el ataque de la derecha contra el proyecto alternativo de nación y su principal dirigente, observamos cómo buena parte de las decisiones fueron tomadas desde arriba y hacia abajo. El ejemplo más contundente se observa en la dirigencia nacional de las redes ciudadanas. Siendo las redes ciudadanas un fenómeno surgido en muchos casos de manera autónoma, de repente un grupo de cinco personalidades surgieron como sus dirigentes. Estos dirigentes no fueron elegidos, no surgieron como consecuencia de un liderazgo ganado en la lucha y la autoridad moral. Lo cierto del caso es que estos dirigentes fueron designados. Los representantes de estos dirigentes también fueron designados, de igual manera que los representantes de los representantes de estos dirigentes y así sucesivamente. Hay que agregar autocríticamente, que centralismo y verticalismo también se impusieron porque nosotros mismos, con nuestras pugnas intestinas, fuimos incapaces de darnos una dirigencia.

5. En cuanto al caudillismo nos encontramos en una situación compleja. Nadie puede negar que parte esencial del éxito del movimiento se debe al carisma de Andrés Manuel López Obrador. Sin su arrastre personal no estaríamos en donde estamos, lo cual debe preocuparnos en lo que se refiere a la madurez política de la sociedad mexicana. Pero este arrastre personal al mismo tiempo que significa nuestra gran fuerza, también puede implicar nuestra principal debilidad. ¿Qué nos pasaría si el día de mañana Andrés Manuel desaparece física o políticamente? ¿Qué nos pasaría si el día de mañana López Obrdor cometiera un error político irreparable? La experiencia de Cuauhtemoc Cárdenas nos debe alertar en el sentido de que nadie esta exento de esta última posibilidad.

6. Centralismo, verticalismo y caudillismo acaso fueron una realidad inevitable ante las urgencias o apremios de la pasada coyuntura electoral y poselectoral. Pero hoy vivimos ya otro momento, es el momento de construir una nueva forma de hacer política. Una forma que se diferencia de prácticas antidemocráticas que nos pueden llevar a reeditar el priísmo como cultura política. Esto no es solamente un cuestión de voluntad individual. El lopezobradorismo, como todo gran movimiento político y social, está constituido por una gran heterogeneidad en materia de ambiciones personales, consistencias éticas, ideologías, condiciones sociales, realidades culturales y niveles educativos. Tendremos que asumir que no somos un movimiento lleno de pureza, sino uno en el que coexisten desde el oportunista que busca posiciones personales hasta el desinteresado que se mueve por ideales, desde el priísta tránsfuga de última hora hasta el revolucionario de toda la vida, desde el político habituado a la manera elitista de hacer política hasta el demócrata radical.

7. La Convención Nacional Democrática puede ser el antídoto para todos los resabios antidemocráticos que se convierten en prácticas similares. Debe ser el espacio en donde se propicie la participación de los de abajo, que permita a la base social del movimiento político que se ha construido en el transcurso del proceso electoral, expresarse, exigir, interpelar a las dirigencias. No se está pensando en que todo debe ser decidido en una concentración en una plaza pública, porque no es esto lo que ha sucedido en las llamadas asambleas que se realizaron en el zócalo, en los días siguientes al fraude electoral. Se trata de que la Convención Nacional Democrática sea una herramienta para organizar a la gente común y corriente, que además sea un vehículo en donde ésta pueda expresar su sentir.

8. En el caso de Puebla, la Convención Nacional Democrática tiene entre sus desafíos el de ser organizada en ámbitos que vayan más allá de la capital del estado. El de convertirse en un medio en el que puedan participar no solamente un grupo medianamente ilustrado y de ingresos medios. Y el de no reducir su actividad a asambleas periódicas que se desgastan en discusiones inútiles. La CND debe realizar asambleas periódicas, pero estas deberían servir para discutir y planificar acciones concretas, en contra de las políticas neoliberales y prácticas autoritarias en su nueva fase, la del presidente espurio Felipe Calderón.



Ponencia presentada a la Primera Asamblea Organizadora del Proyecto Ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Ciudad de Puebla, 20 de enero de 2007.

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