viernes, enero 12, 2007

Contracorriente

Carlos Figueroa Ibarra[1]

La Convención Nacional Democrática en Puebla.

El próximo sábado 20 de Enero se llevara acabo la primera asamblea del proyecto ciudadano en Puebla de la Convención Nacional Democrática. Dicha asamblea iniciará sus labores a partir de las 9:00 a.m. en el salón del restaurante en la ciudad de Puebla, ubicado en la esquina del Boulevard Héroes del 5 de Mayo y la 11 oriente ( junto a los cines del boulevard y el Sindicato de telefonistas).

Como es sabido la resistencia a la derecha en México tienen tres espacios que son: la Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y el Frente Amplio Progresista. Son estos tres espacios en donde se debe llevar a cabo los tres medios a través de los cuales la resistencia se plantea lograr sus objetivos: negación, proposición y participación. No es ocioso insistir que una crítica al orden establecido que solamente se sustenta en la negación de dicho orden, es incompleta. La crítica negativa para ser fructífera, para generar entusiasmo entre los ciudadanos, debe completarse con las propuestas alternativas, que sean viables, realistas y fáciles de entender. Finalmente, esta negación y proposición debe estar sustentada en la participación de los de abajo y no solamente, ni siquiera principalmente, en la dirección de los de arriba.

Es en este último aspecto que radica la crucial importancia de la Convención Nacional Democrática. La Convención Nacional Democrática, se dice entre los seguidores del movimiento que encabeza López Obrador, “somos todos”. En ese “somos todos” se encuentra la legitimidad que puede tener la dirigencia de dicho movimiento político. Ese “somos todos” es lo único que puede darle legitimidad al gobierno legítimo que hoy encabeza López obrador. Y como la CND es ese “somos todos”, en la CND radica la soberanía del movimiento. Esta idea se la he escuchado a un estimable activista de las redes ciudadanas en Puebla, el Dr. Octavio Ramírez, y me parece de gran importancia. Mientras la política tradicional ha sido elitista y la concibe solamente de manera vertical, descendente, la nueva política que debería instrumentarse en la Convención Nacional Democrática, debe ser horizontal y ascendente. Durante más de dos mil años, las elites políticas han despreciado a los de abajo y ese desprecio se ha sintetizado en categorías peyorativas: “turba”, “vulgo”, “populacho”.

Ciertamente, en tanto que la CND somos todos, esta incluye a militantes y dirigencias de los partidos políticos, a activistas de las organizaciones sociales y también a ciudadanos que no tienen militancia en algún partido político. Además, como saldo positivo de toda la movilización electoral de 2006, hoy se encuentran participando hombres y mujeres que nunca tuvieron experiencia de actividad política. Estas mujeres y estos hombres finalmente se han decidido a abandonar la pasividad y se han decidido a enfrentar las políticas que desde la dominación han realizado los grupos más poderosos del país. El país observa ahora un nivel de movilización política y social con una perspectiva de izquierda, que acaso sea el saldo más positivo del proceso electoral del año pasado.

A esta participación creciente debe dársele un cauce y un espacio. Pero este espacio debe ser profundamente democrático. Las dirigencias deben tener la sensibilidad de permitir la participación de todos aquellos que no han participado antes, que no tienen la experiencia del militante. Los partidos políticos deben tener la sensibilidad de permitir que esta gente se sienta protagónica y no utilizada o acarreada. Durante buena parte de todo este proceso político, en el seno del movimiento encabezado por López Obrador ha prevalecido las prácticas verticales, descendentes y hasta podríamos decir elitistas. Muchos aceptaron tales prácticas en función de la urgencia electoral, de la necesidad de hacer un frente común al poderoso ataque de la derecha, del apremio que los embargaba ante la impunidad del fraude electoral.

Pero esos momentos han pasado. Hoy es el momento de construir una alternativa política que permita la participación de los de abajo, que permita a la base social del movimiento político que se ha construido en el transcurso del proceso electoral, expresarse, exigir, interpelar a las dirigencias. Si esto no sucede así, estaremos repitiendo el corporativismo, reproduciendo la cultura política que los 70 años del PRI nos han dejado.

He aquí la importancia de la Convención Nacional Democrática ydentrode ella, de su parte ciudadana.



[1] Sociólogo. Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. 3 de enero de 2007

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