viernes, enero 12, 2007

Algunos rasgos de la situación política del país y de Puebla.

Carlos Figueroa Ibarra[1]

1. Un rasgo esencial de la situación política en México es que después de casi un cuarto de siglo de implantación del neoliberalismo en el país, este observa una crisis de legitimidad nunca antes vista. Esto es debido a que las promesas que hizo no se han cumplido: el crecimiento económico del país es mediocre o francamente malo, la pobreza se ha expandido al igual que el desempleo, la inseguridad que es una consecuencia de lo anterior también ha aumentado. Un efecto de todo lo anterior, es que la tolerancia de un sector de la población ante la corrupción, el autoritarismo, la entrega de lo bienes de la nación, la impunidad, ha disminuido. Vivimos hoy una creciente crisis política porque la gente desconfía del gobierno, de los partidos y de los políticos y de la ideología neoliberal. He aquí la causa de la creciente rebeldía que observamos en México. Esta rebeldía tiene hoy tres vertiente principales: el lopezobradorismo, el zapatismo y la APPO.

2. El Estado enfrenta por otra parte, un poderío creciente del crimen organizado. Éste lo desafía de manera creciente, en tanto que tiene los recursos financieros suficientes para comprar voluntades, generar complicidades e impunidades y aun enfrentarse militarmente a los órganos de seguridad pública. El ciudadano común y corriente, probablemente los funcionarios honestos del gobierno y de las corporaciones policiacas y militares, acaso no vean con certeza donde termina el crimen organizado y en donde empieza el Estado. Existe la impresión de que existen grandes criminales que gozan de protección estatal (por ejemplo, se habla del narco del sexenio, el Chapo Guzmán) y a veces las acciones de las corporaciones policiacas contra algún cartel se hacen en función de beneficiar a otro que le disputa control de territorio.

3. A los dos elementos anteriores hay que agregar ahora que el proceso electoral del 2006 no agregó mucha legitimidad a un Estado que enfrenta una creciente ilegitimidad. El uso de todo el poder del dinero, de la influencia de la mayoría de radios, televisoras y medios impresos, de la propaganda oficial, de las acciones gubernamentales a favor del candidato de la derecha dieron como resultado un proceso electoral viciado. Además existen claros indicios de un fraude electoral que logró frenar el avance hacia el poder ejecutivo del candidato de la izquierda. Siendo los procesos electorales un mecanismo para generar legitimidad de las instituciones, el proceso electoral de 2006 dañó significativamente a buena parte de ellas: la presidencia de la república, el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia. Uno de rasgos del México actual es que grande sectores de la sociedad no creen en las instituciones, en las que ya hemos mencionado pero además tampoco en el Congreso, en las policías, mucho menos en los partidos políticos.

4. Felipe Calderón se enfrenta a esta situación al igual que la derecha. No se van a quedar con los brazos cruzados y actuaran en las dos vías que el Estado tiene para garantizar la estabilidad Política: En el ejercicio de la represión y en el uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno. El aspecto represivo ya lo empezamos a observar: la represión a los mineros de SITCARSA, a los habitantes de Atenco, el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de gobernación, la represión del 25 de noviembre en Oaxaca. El que Calderón se haya disfrazado de militar no es más que el mensaje de que está dispuesto a descansar en el ejército para garantizar la estabilidad política del país. Parte de la legitimidad que la derecha quiere construir, se sustentará en la imagen de un Calderón de mano dura en la lucha contra el crimen organizado. Esta maniobra no es nueva, él último en usarla con éxito ha sido el presidente Uribe de Colombia. Hoy se vive en ese país el régimen de una derecha autoritaria que ha tenido éxito con la población proyectando la imagen de un presidente que golpea con mano férrea a guerrilla y narcotráfico. No puede desconocerse que en México hay sectores que claman por mano dura contra la delincuencia organizada y común y contra los disturbios políticos y sociales.

5. En lo que se refiere al uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno, Calderón presenta una imagen conciliadora y abierta al diálogo. Ha anunciado un seguro médico para los niños que nazcan durante su sexenio, ha reducido en 10% el sueldo de la alta burocracia, pretende incrementan en un 7% el gasto social para 2007. Pero el margen de maniobra este aspecto parece ser limitado hasta el momento, debido al fundamentalismo neoliberal de sus asesores y funcionarios y a los intereses de los grupos que lo instalaron en el poder. Allí están la imposibilidad de formar un “gobierno de unidad nacional”, los aumentos a las gasolinas, a la leche, a la tortilla, la reducción presupuestaria para la educación pública como algunos ejemplos.

6. Pero la derecha tiene otra arma formidable. Esta es la dictadura mediática, es decir la capacidad de influencia que tienen sobre buena parte de la población, los grandes medios de comunicación. Las grandes televisoras y radiodifusoras, los periódicos más influyentes, demostraron su poderío en el seno de la población, cuando entre marzo y julio de 2006, bajaron considerablemente la ventaja que en las encuestas tenía López Obrador sobre sus oponentes. Han seguido mostrando ese poderío en la campaña de desprestigio que ha desplegado contra el lopezobradorismo en el marco de las luchas poselectorales contra el fraude del 2 de julio de 2006.

7.En Puebla no podemos subestimar el cambio de situación que se observó después de las elecciones. La Coalición por el Bien de Todos obtuvo 640 mil votos y más de un tercio de ellos se dieron en la zona angelopolitana. La izquierda, después de tener un situación marginal pasó a ser la segunda fuerza política en el estado colocándose por encima del PRI. Durante los meses previos, una parte importante de la población en la capital del Estado se movilizó contra el gobernador Mario Marín por su involucramiento en el caso de Lidia Cacho. El proceso electoral de 2006 hizo que gente que no había participado nunca en política, lo hiciera y más importante aun: lo sigue haciendo. Este es el capital político que los ciudadanos y militantes políticos interesados en cambiar el país, debemos aprovechar.

8.Pero no debemos olvidar que al lado de la Puebla de los liberales que lucharon contra la reacción y la intervención de las tropas francesas, de la de los hermanos Serdán, de la de las luchas universitarias de los años sesenta y setenta, existe la Puebla del catolicismo ultraderechista, la del FUA y el Yunque. Puebla ha sido un bastión conservador en muchas ocasiones y en ese sentido es un estado que se asemeja a Guanajuato, Jalisco y otros estados del norte donde la izquierda tiene una posición minoritaria o marginal.

9.Finalmente, hay que evaluar la situación que existe en el gobierno del estado y en el partido todavía dominante. En relación a este último, en una perspectiva de largo alcance es posible observar que desde los años noventa el PRI no ha cesado de disminuir lo que ante fue una avasalladora presencia en los distintos municipios. Pero no hay que desconocer que el principal beneficiario de esta decadencia priísta ha sido el PAN. Y el gobernador Marín que hace un año se encontraba en un situación difícil, en una pesadilla como él mismo lo expresó, hoy parece haber sorteado la crisis. El nombramiento del nuevo presidente de la Suprema Corte, Ortiz Mayagoitia, no puede infundir ningún optimismo. La visita de Calderón al estado significa un espaldarazo que es un giro con respecto a su discurso de campaña que se sumaba al repudio que generaba el gobernador. No cabe duda que en Puebla, como en Oaxaca, la alianza entre el PRI y el PAN será la explicación de la permanencia de gobernadores que han sido repudiados.

1. Un rasgo esencial de la situación política en México es que después de casi un cuarto de siglo de implantación del neoliberalismo en el país, este observa una crisis de legitimidad nunca antes vista. Esto es debido a que las promesas que hizo no se han cumplido: el crecimiento económico del país es mediocre o francamente malo, la pobreza se ha expandido al igual que el desempleo, la inseguridad que es una consecuencia de lo anterior también ha aumentado. Un efecto de todo lo anterior, es que la tolerancia de un sector de la población ante la corrupción, el autoritarismo, la entrega de lo bienes de la nación, la impunidad, ha disminuido. Vivimos hoy una creciente crisis política porque la gente desconfía del gobierno, de los partidos y de los políticos y de la ideología neoliberal. He aquí la causa de la creciente rebeldía que observamos en México. Esta rebeldía tiene hoy tres vertiente principales: el lopezobradorismo, el zapatismo y la APPO.

2. El Estado enfrenta por otra parte, un poderío creciente del crimen organizado. Éste lo desafía de manera creciente, en tanto que tiene los recursos financieros suficientes para comprar voluntades, generar complicidades e impunidades y aun enfrentarse militarmente a los órganos de seguridad pública. El ciudadano común y corriente, probablemente los funcionarios honestos del gobierno y de las corporaciones policiacas y militares, acaso no vean con certeza donde termina el crimen organizado y en donde empieza el Estado. Existe la impresión de que existen grandes criminales que gozan de protección estatal (por ejemplo, se habla del narco del sexenio, el Chapo Guzmán) y a veces las acciones de las corporaciones policiacas contra algún cartel se hacen en función de beneficiar a otro que le disputa control de territorio.

3. A los dos elementos anteriores hay que agregar ahora que el proceso electoral del 2006 no agregó mucha legitimidad a un Estado que enfrenta una creciente ilegitimidad. El uso de todo el poder del dinero, de la influencia de la mayoría de radios, televisoras y medios impresos, de la propaganda oficial, de las acciones gubernamentales a favor del candidato de la derecha dieron como resultado un proceso electoral viciado. Además existen claros indicios de un fraude electoral que logró frenar el avance hacia el poder ejecutivo del candidato de la izquierda. Siendo los procesos electorales un mecanismo para generar legitimidad de las instituciones, el proceso electoral de 2006 dañó significativamente a buena parte de ellas: la presidencia de la república, el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia. Uno de rasgos del México actual es que grande sectores de la sociedad no creen en las instituciones, en las que ya hemos mencionado pero además tampoco en el Congreso, en las policías, mucho menos en los partidos políticos.

4. Felipe Calderón se enfrenta a esta situación al igual que la derecha. No se van a quedar con los brazos cruzados y actuaran en las dos vías que el Estado tiene para garantizar la estabilidad Política: En el ejercicio de la represión y en el uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno. El aspecto represivo ya lo empezamos a observar: la represión a los mineros de SITCARSA, a los habitantes de Atenco, el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de gobernación, la represión del 25 de noviembre en Oaxaca. El que Calderón se haya disfrazado de militar no es más que el mensaje de que está dispuesto a descansar en el ejército para garantizar la estabilidad política del país. Parte de la legitimidad que la derecha quiere construir, se sustentará en la imagen de un Calderón de mano dura en la lucha contra el crimen organizado. Esta maniobra no es nueva, él último en usarla con éxito ha sido el presidente Uribe de Colombia. Hoy se vive en ese país el régimen de una derecha autoritaria que ha tenido éxito con la población proyectando la imagen de un presidente que golpea con mano férrea a guerrilla y narcotráfico. No puede desconocerse que en México hay sectores que claman por mano dura contra la delincuencia organizada y común y contra los disturbios políticos y sociales.

5. En lo que se refiere al uso de programas gubernamentales que generen popularidad al gobierno, Calderón presenta una imagen conciliadora y abierta al diálogo. Ha anunciado un seguro médico para los niños que nazcan durante su sexenio, ha reducido en 10% el sueldo de la alta burocracia, pretende incrementan en un 7% el gasto social para 2007. Pero el margen de maniobra este aspecto parece ser limitado hasta el momento, debido al fundamentalismo neoliberal de sus asesores y funcionarios y a los intereses de los grupos que lo instalaron en el poder. Allí están la imposibilidad de formar un “gobierno de unidad nacional”, los aumentos a las gasolinas, a la leche, a la tortilla, la reducción presupuestaria para la educación pública como algunos ejemplos.

6. Pero la derecha tiene otra arma formidable. Esta es la dictadura mediática, es decir la capacidad de influencia que tienen sobre buena parte de la población, los grandes medios de comunicación. Las grandes televisoras y radiodifusoras, los periódicos más influyentes, demostraron su poderío en el seno de la población, cuando entre marzo y julio de 2006, bajaron considerablemente la ventaja que en las encuestas tenía López Obrador sobre sus oponentes. Han seguido mostrando ese poderío en la campaña de desprestigio que ha desplegado contra el lopezobradorismo en el marco de las luchas poselectorales contra el fraude del 2 de julio de 2006.

7.En Puebla no podemos subestimar el cambio de situación que se observó después de las elecciones. La Coalición por el Bien de Todos obtuvo 640 mil votos y más de un tercio de ellos se dieron en la zona angelopolitana. La izquierda, después de tener un situación marginal pasó a ser la segunda fuerza política en el estado colocándose por encima del PRI. Durante los meses previos, una parte importante de la población en la capital del Estado se movilizó contra el gobernador Mario Marín por su involucramiento en el caso de Lidia Cacho. El proceso electoral de 2006 hizo que gente que no había participado nunca en política, lo hiciera y más importante aun: lo sigue haciendo. Este es el capital político que los ciudadanos y militantes políticos interesados en cambiar el país, debemos aprovechar.

8.Pero no debemos olvidar que al lado de la Puebla de los liberales que lucharon contra la reacción y la intervención de las tropas francesas, de la de los hermanos Serdán, de la de las luchas universitarias de los años sesenta y setenta, existe la Puebla del catolicismo ultraderechista, la del FUA y el Yunque. Puebla ha sido un bastión conservador en muchas ocasiones y en ese sentido es un estado que se asemeja a Guanajuato, Jalisco y otros estados del norte donde la izquierda tiene una posición minoritaria o marginal.

9.Finalmente, hay que evaluar la situación que existe en el gobierno del estado y en el partido todavía dominante. En relación a este último, en una perspectiva de largo alcance es posible observar que desde los años noventa el PRI no ha cesado de disminuir lo que ante fue una avasalladora presencia en los distintos municipios. Pero no hay que desconocer que el principal beneficiario de esta decadencia priísta ha sido el PAN. Y el gobernador Marín que hace un año se encontraba en un situación difícil, en una pesadilla como él mismo lo expresó, hoy parece haber sorteado la crisis. El nombramiento del nuevo presidente de la Suprema Corte, Ortiz Mayagoitia, no puede infundir ningún optimismo. La visita de Calderón al estado significa un espaldarazo que es un giro con respecto a su discurso de campaña que se sumaba al repudio que generaba el gobernador. No cabe duda que en Puebla, como en Oaxaca, la alianza entre el PRI y el PAN será la explicación de la permanencia de gobernadores que han sido repudiados.



[1] Ponencia presentada a la Primera Asamblea Organizadora del Proyecto Ciudadano en el marco de la Convención Nacional Democrática. Ciudad de Puebla, 20 de enero de 2007.

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