El Renacimiento de México
“Yo no estoy de acuerdo con las alianzas del PRD, PT y Convergencia con el PRI y el PAN, porque los priistas y los panistas de arriba son lo mismo, entre ellos no hay diferencia alguna.”
Hace una semana se desató una ola de cuestionamientos hacia el Presidente Legítimo de México, ante los coqueteos del PRD, PT y Convergencia por concretar alianzas electorales en algunos Estados, con el PRI o el PAN, según el caso.
La constante de las opiniones de algunos simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, así como de algunos periodistas, fue la de calificarlo de tibio, al hacer únicamente un deslinde de palabra de tales alianzas, pero consintiendo en los hechos que estas se llevaran a cabo.
Estas opiniones francamente superficiales, dejaron de lado una serie de factores que de haberlos tomado en cuenta, los habrían hecho pensar dos veces antes de externar el calificativo de tibio hacia el Presidente Legítimo de México.
En primer lugar, estas personas no consideraron que el Lic. López Obrador, únicamente milita en uno de los tres partidos del denominado DIA antes FAP, y que por lo tanto, lógico es que no puede interferir de modo alguno en las decisiones internas de los Partidos del Trabajo y Convergencia.
En segundo término, aun cuando si es militante del PRD, actualmente el Presidente Legítimo de los mexicanos, no ostenta ningún cargo de dirección del mismo a nivel nacional o local, tampoco es miembro del Consejo en ningún nivel, es por tanto, un militante de base más. Consecuentemente, estatutariamente, carece de facultades de decisión sobre el camino a seguir del PRD. No puedo dejar de poner el dedo en la llaga y cuestionar a aquellos que dudan de la congruencia del Presidente Legítimo, ¿Por qué no dirigieron sus críticas a los Comités Ejecutivos Nacional y Estatales, quienes son los responsables del rumbo del PRD?
Un tercer aspecto que pasaron por alto, se refiere a la cuestionada congruencia de principios del Presidente Legítimo de México, ya que no se detuvieron a hacer el ejercicio de confrontar sus declaraciones con sus actos, podría enumerar un larga serie de declaraciones y demostraciones de rechazo a pactar con los partidos de la derecha, no sólo en lo electoral, sino también en el aspecto legislativo, pero acaso sólo baste con mencionar la más contundente de las demostraciones, aquella que hace prueba plena de la congruencia de principios del Presidente Legítimo, me refiero a su negativa a pactar con la derecha la legitimación del Usurpador Calderón. A muchos se les olvida que fue prácticamente público el ofrecimiento de que la derecha asumiera como suyo el programa social del Proyecto Alternativo de Nación a cambio del reconocimiento de Calderón como Presidente de la República, oferta rechazada tajantemente por Andrés Manuel López Obrador y no solamente con palabras, sino con hechos tan contundentes como es la conformación del Gobierno Legítimo de México, y la constante campaña de denuncia que a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, municipio por municipio, ha llevado a cabo el Presidente Legítimo de México, en medio de una feroz campaña de calumnias y descalificación contra él y el Movimiento que encabeza, del acoso por parte de los agentes del CISEN y de algunos caciques que han llegado a bloquear caminos o establecer cercos policíacos para impedir que el Lic. López Obrador lleve a cabo las asambleas informativas.
Nuevamente me atrevo a cuestionar a aquellos que con tanta dureza inquirieron al Presidente Legítimo, ¿Quién de ustedes se hubiese atrevido a dejar de lado la comodidad de su hogar, la compañía de su familia, el ejercicio de su profesión, a cambio de poner en riesgo su seguridad personal, la de su familia, y exponerse una guerra mediática dirigida a enlodar su buen nombre? ¿Quién de ustedes, de haber estado en el lugar de Andrés Manuel López Obrador, hubiese elegido el camino de la rectitud y el honor, pero lleno de obstáculos, peligros y sinsabores, en lugar de una vida cómoda llena de privilegios, pero también de deshonra?
L.D. Jesús A. Palma M.
Ciudad de México, sede del Gobierno Legítimo de México a 2 de febrero de 2010.