martes, junio 12, 2007

Nuevas formas contra la libertad de expresión

Más allá de la Corte, más allá de Chávez

René Sánchez Galindo

11 de junio de 2007

Empate. Hoy los medios de comunicación son parte de la realidad cotidiana de mucha más gente que antaño. No sólo por la televisión, es más yo diría que aún en contra de la televisión. Hoy mucha gente tiene presente que una manera para resolver sus problemas cotidianos es acudir a los medios de comunicación, hacer público su problema, hacer un escándalo, y esperar a que lo mediático le beneficie.

Tal vez esto parezca inapropiado o incierto, pero si lo comparamos con acudir ante algún persona experta en leyes del sector público o privado, en realidad sí es un alivio.

Si a esto sumamos que la tecnología ahora permite que cualquier persona cuente con un medio de comunicación: los blogs, radio por Internet, videoblogs, los grupos de correos electrónicos y hasta los mensajitos por celular, representan espacios que, al menos desde el punto de vista ciudadano, antes cubrían la televisión, la radio y la prensa escrita.

Sin embargo, con honrosas excepciones, a las que me referiré adelante mediante un ejemplo, la realidad es que la información veraz, oportuna y yo diría hasta oficial, no está llegando a donde debe llegar.

Cuando un objeto no llega al destino al cual queremos que llegue, lo primero que nos preguntamos es qué paso, por dónde se fue, qué lo atoró, qué lo detuvo. Y en efecto muchas veces el problema para que algo llegue a su destino está en el procedimiento que siguió, en el conducto que utilizó, o dicho en castellano, el problema muchas veces está en los medios. Repito hay honrosas excepciones.

Para ser más precisos últimamente y como consumidor de información y como parte de por lo menos un movimiento nacional de resistencia pacífica y simpatizante de otros 3 movimientos, observo que la problemática no consistente en el hecho de que la información se difunda ampliamente y llegue a los lugares donde debe llegar.

Por el contrario, la información, al menos la información general, la información gruesa, sí está llegando a su destino, el problema es que llega contaminada.

A lo que el Ministro Góngora se refirió en el debate sobre la constitucionalidad de la llamada Ley Televisa, citando a Ferragiolli, hoy la libertad de expresión tiene dos formas de censurarse: la clásica, la represión y la nueva forma que consiste en los monopolios.

Y qué es lo que contamina a la información: la controversia sobre cuál es la verdad, la duda sobre la veracidad de las posturas de quienes generan información, la incertidumbre sobre cuál es la verdad, sobre quién tiene razón.

Pongo un ejemplo que trascienda a Puebla, a la región y al País. Los datos los tomó del famoso documental de Al Gore ex candidato a la Presidencia de los Estados Unidos. El documental se llama en español: Una verdad incómoda. Plantea: “¿no existe un desacuerdo en la ciencia sobre si el problema (del calentamiento global) es real o no? En realidad, no –se contesta-“. Más adelante explica que formularon un gran estudio donde recopilaron a su vez de todos los estudios y opiniones de 928 científicos que han publicado en los últimos 10 años. De estos 928, ninguno, repito ninguno tenía duda sobre si el problema del calentamiento global era un problema real y un problema mayor.

En cambio, de 636 artículos de prensa consultados durante 14 años sobre el mismo tema, más de la mitad de ellos, 53%, publicaba la duda sobre la realidad del calentamiento global, no estaban seguros si el calentamiento global era un problema o no.

Y el resultado es lo que llamo: “el empate”. Si unos medios decían que hay duda sobre el calentamiento global y otros decían que sí era un problema grave para el mundo, el impacto en la sociedad será la incertidumbre y por lo tanto la inacción civil.

Imaginemos que un delincuente pone una golpiza a una persona, pero cuando intentamos ayudar a la persona que está siendo reprimida, nos dicen que también es delincuente; y esa información cierta o falsa nos paraliza. Por lo menos otros varios golpes, sí va a recibir, mientras estemos estáticos.

Así, mientras no sepamos, como país, quién ganó el 2 de julio, pues aquellos que en 2005 nos saquearon y robaron conforme a la cuenta pública de la Auditoría Superior de la Federación y aquellos que ordenaron la represión en Atenco, Oaxaca siguen ordenando detenciones ilegales como en Yucatán y Oaxaca y ocultan asesinatos gubernamentales como los de doña Ernestina.

Ello, sin considerar que todos estos temas también están empatados mediáticamente, es decir no sabemos, como país, como sociedad, cuál es la verdad.

Como sociedad civil, como ciudadanía debemos exigir que los medios aclaren la realidad y la información. Informarnos que un partido de fútbol quedó empatado, cuando en realidad, ganó uno de los equipos, no es informar, es mentir, es engañar y es manipular.

Así subsisten algunas preguntas que hacer a los recientes casos que la prensa mexicana resaltó, el tema Chávez - RCTV y la inconstitucionalidad de la llamada Ley Televisa. ¿La no renovación a RCTV es un acto represivo y violatorio de la libertad de expresión? ¿el hecho que la Suprema Corte mexicana haya resuelto que las concesiones como las de Televisa y TV Azteca sean sujetas de licitación al renovarse abre la puerta a que se les niegue una concesión? ¿o simplemente es poner en la ley algo que en los hechos es imposible que suceda?

Cabe hacer una acotación, al menos desde mi experiencia el problema no está en quienes reportean la noticia. Y por ello quiero aprovechar este medio para reconocer y agradecer el profesionalismo, la congruencia y el compromiso de quienes desde los espacios mediáticos reconocen la lucha que junto con algunas colonias y conjuntos habitacionales de la ciudad de Puebla realizamos actualmente.

Es decir, los medios provocan muchas cosas, mueven las aguas; hoy por hoy, con la ciudadanía nos reorganizamos, nos reagrupamos y mantenemos algunas acciones legales.

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