miércoles, marzo 12, 2008

Donde German Martinez le dijo pendejo a Calderón.

Para que vean que soy imparcial les adjunto dos artículos, uno es del actual Presidente del PAN, el cual hace las funciones destinadas a los de su sexo, y el otro es una despiadada, pero terriblemente exacta critica al affaire Mouriño, y todo lo que implica. También les dejo un enlace

A ver si aguntan la porqueria esta

http://www.reporteindigo.com/web/edicion73/reporte/

El reportaje es el de “Las Manos Sucias”

Para que confirmen, lo que parece ser lo más natural y lógico del mundo, el cobró por haber llevado a Calderón a la Presidencia, nadie va a “invertir” lo que se gastaron en la campaña por el simple hecho de que López Obrador sea sido un peligro para México, de ser así eso ya paso, ahora chato...a pagar se ha dicho.

Mohína
Germán Martínez Cázares
Presidente nacional del PAN

11 de marzo de 2008

Otra vez López Obrador al trigo. Está enojado. Sigue violento, no se sosiega. Pasar el trago de la derrota electoral le sigue costando muchísimo trabajo. Vivir el trance del fracaso en la elección presidencial pasada debe ser duro, máxime cuando ya despachaba en dos cuartos en Palacio Nacional; porque, lo recordamos muy bien, a Los Pinos los iba a convertir en una ampliación del parque Chapultepec.
Es humanamente comprensible la mohína. Pero no puede convertir el descalabro en una causa nacional, y oponerse sistemáticamente a cualquier medida impulsada por el gobierno o el Congreso. Eso no sólo es un despropósito (repudiado por muchos perredistas), es simple y llanamente una deslealtad a la República y sus instituciones.
¿Para qué quieren los lopezobradoristas que el Poder Ejecutivo presente la iniciativa de modificación al régimen jurídico de explotación de hidrocarburos? ¿Para discutirlo democráticamente en la representación nacional? ¿Para enriquecerla con su nacionalismo? O, de plano, para que sea la voz de arranque y comenzar los bloqueos a los aeropuertos y carreteras.
Cuando López Obrador manda al diablo a las instituciones tiene, ¿faltaba más?, el derecho de sacar del infierno a las que le garanticen el aplauso a sus pamplinas. Ahora quiere una comisión de investigación para crucificar a todos los que fueron los responsables de su derrota, empezando por Juan Camilo Mouriño. No le importa que la Constitución diga en su artículo 93 que la Cámara de Diputados tiene “la facultad”, no “la obligación” de crear comisiones, “a pedido” de 125 diputados. ¿Qué más va a querer el señor para que se la pase la mohína? ¿No gusta a Fernández Noroña al frente de la comisión?
El coraje se le puede incrementar. Viene la elección de la dirigencia de su partido y allí apostó. No tardará en relacionar a personas del equipo del Presidente con cargos públicos, firmas y más contratos. Armará historietas de supuestas complicidades, y luego con gritos de enfado e irritación, las expondrá a diestra y siniestra.
¿Debe el país esperar a que se le pase lo “enmohinado” a López Obrador? ¿Todos debemos hacer tiempo mientras le cambia la cara? Simplemente no. El país debe entrar ya, de inmediato, a la discusión seria sobre la modernización de Petróleos Mexicanos, a verificar la necesidad de un complemento de inversión privada en algunos rubros de hidrocarburos y, con eso, fortalecer a Pemex como empresa pública para explotar la energía en aguas profundas del golfo de México y en los yacimientos transfronterizos con Estados Unidos y Cuba.
El Congreso puede decidir cambiar el régimen jurídico de los hidrocarburos en México, o por el contrario, mantener las cosas en Pemex como están. Puede acordar, también, crear cualquier comisión, para investigar el desempeño de cualquier servidor público, incluido el secretario de Gobernación. Lo que no puede hacer la representación nacional es guiar sus decisiones solamente por los berrinches de López Obrador, que además de creerse “presidente legítimo” ahora se ostenta como único dueño del petróleo mexicano.
***
En España perdió el radicalismo, en ese caso, de la derecha. Ganó la moderación de la izquierda de Zapatero. Lección aprendida. Aquí nadie se espanta por la conexión de la izquierda militante de las FARC y algunos estudiantes de la UNAM, campus Ecuador. Estoy seguro de que Rodríguez Zapatero hubiera puesto el grito en el cielo de haber detectado miembros de la banda terrorista ETA en la Universidad Complutense de Madrid.

En resumidas cuentas: no le hagan caso a López Obrador, fíjense en lo importante que es lo que nos conviene a todos...y carajo, déjenos medrar en paz. No sé si se dieron cuenta que en la ultima frase, tratando de criticar a la UNAM, le dijo pendejo a Calderón.

Dime quién te rescató y te diré…
Alberto Aziz Nassif
Investigador del CIESAS 11 de marzo de 2008

El caso de Juan Camilo Mouriño no es una novedad. México está harto de que los intereses privados invadan la esfera de lo público, de que el patrimonio de todos se lo apropien unos cuantos. Esa ha sido la historia del país: primero los generales de la Revolución hicieron sus negocios; luego llegaron los civiles, también revolucionarios, e hicieron sus negocios; más tarde arribaron los empresarios que se asociaron con los políticos y también hicieron sus negocios. Ahora van de regreso: los empresarios que llegaron con el discurso de la democracia quieren probar suerte en la política y hacen negocios.
Por primera vez después del 2 de julio de 2006 López Obrador da un tiro de precisión con el expediente de Mouriño el 24 de febrero. El golpe al corazón del gobierno de Calderón fue contundente. Dos semanas después del anuncio que hizo AMLO no se ha terminado de asimilar la explosión del misil. Se han equivocado en la respuesta y cada día el problema se enreda más.
Después de la publicación que hizo EL UNIVERSAL el 28 de febrero se tardaron una semana en armar una salida. Fue en el noticiario de López Dóriga, Canal 2 de Televisa, donde Mouriño se presentó a decir que sí había firmado los contratos, que se habían asignado de forma directa sin licitación y todo estaba dentro de la legalidad.
Hoy en día cualquier cosa es “legal”, desde los incrementos salariales de los consejeros del IFE y de los ministros de la Suprema Corte, pasando por los viajes de lujo del director de Conaculta, hasta los contratos de Mouriño con Pemex, todo es completamente “legal”. Se ha llegado al ridículo de que ahora la Secretaría de la Función Pública dice que puede investigar de oficio, pero que está a la espera de alguna denuncia (EL UNIVERSAL, 10/III/08). Según la lógica del gobierno, lo que denuncia la oposición es por dos razones: porque son “enemigos de este gobierno” y/o porque no se ven a ellos mismos, que también son corruptos.
El problema tiene varias dimensiones. El lado jurídico indica a primera vista que un representante popular o un funcionario público pueden caer en conflicto de intereses cuando se da este tipo de contratos, como han señalado varios abogados a la revista Proceso. Sin embargo, la vía legal tiene varias complicaciones; la primera es que las instancias son casi todas gubernamentales; y la segunda es que en el Congreso de la Unión han privado las componendas entre el PAN y el PRI, para evitar que se forme una comisión para el caso de Mouriño. Un día el PRI dijo que acompañaba la iniciativa del PRD de formar la comisión, y dos días después los dos coordinadores del tricolor, Beltrones y Gamboa, negociaron y rescataron al secretario de Gobernación.
Qué bonita democracia, ahora el PRI le da la mano al PAN para sacarlo del problema. ¿A qué costo se habrá dado el rescate? ¿Qué consecuencias habrá del espacio que dio Televisa para el rescate? La vía jurídica se ve sumamente limitada por las componendas políticas. Estamos ante el viejo problema de un país con un estado de derecho que se manipula a conveniencia de los actores.
Se equivocó Calderón al nombrar a Mouriño, pero todo indica que no lo van a mover de su posición, a pesar de lo debilitado que puede quedar después de pasar de ser el joven poderoso a ser el joven de los contratos. Algunos piensan que Calderón debería imitar a otros políticos que han dado pasos en contra de la corrupción con la remoción de colaboradores cercanos, como lo hizo Lula en Brasil.
En este caso todo indica que va ganando la estrategia contraria: mantener en la posición al secretario de Gobernación. Para hacer cambios de este tipo se necesita un liderazgo de estadista, y hasta la fecha no parece ser el caso mexicano. La tentación de apostarle al olvido, a que pase la tormenta, es grande. Mejor nadar entre las aguas y flotar con los intereses que enfrentar la adversidad.
El propio PAN salió a defender al funcionario, faltaba más. A pesar de que el PAN todavía no ha logrado armar un modelo de partido gobernante distinto al del PRI, ya sabe muy bien, de forma instintiva, que tiene que defender a Mouriño al costo que sea, así lo ha planteado Germán Martínez. Luego está el PRI, que sabrá cobrar caro su rescate. Los priístas, aliados de este gobierno, se han vuelto indispensables. Para qué son los amigos, para qué se tiene el control del partido, para qué son los aliados que sí piensan en el futuro del país y no están de amargados sacando trapos sucios. El tufo de pragmatismo que ha impregnado a la política partidista ha calado hasta el hueso.
Los primeros efectos sociales están en una opinión pública que rechaza abiertamente lo que hizo Mouriño. Esta es la otra dimensión, lo que piensa la sociedad. Un 85% de los ciudadanos consideran que lo que hizo Mouriño, legal o no, va en contra de la ética y no es “moralmente correcto”. Pero eso no es todo, porque 68% considera que el secretario de Gobernación debería renunciar. Así lo destaca una encuesta de María de las Heras que se hizo el sábado pasado y que tiene 95% de confianza (Milenio, 10/III/2008).
Sin embargo, a quién en el gobierno le importa que casi nueve de cada 10 ciudadanos consideren que lo que hizo Mouriño no es ético; a quién en el PAN le importa que para siete de cada 10 mexicanos el secretario de Gobernación debería renunciar. El cálculo parece ser diferente desde dentro. Todo indica que están dispuestos a esperar que pase la tormenta; tal vez consideran que a lo mejor las elecciones internas del PRD no salen bien, y eso pondrá la atención en otros problemas. Sin embargo, la tormenta parece que se alargará: se menciona que vienen otros contratos más.
El expediente Mouriño afecta en el corto plazo la negociación sobre la reforma energética, y a mediano plazo se puede convertir en una carga para la política interna del país, sin perder de vista que en 2009 viene la elección intermedia y el cuadro de alianzas cambiará de forma importante. Lo único cierto es que las cosas ya no serán iguales para la joven promesa del gobierno calderonista. Por lo pronto, veremos en los próximos días si se forma o no la comisión legislativa que impulsa el PRD para investigar a Mouriño. En suma, veremos si el rescate que ha tenido Mouriño resiste la siguiente tormenta…

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