lunes, octubre 23, 2006

Crisis de liderazgo del panismo oficial


Fermín Alejandro García
Aunque finalmente ganó Jorge Elingher la elección del Comité Municipal del PAN en Puebla, el bajo margen con que consiguió triunfar de apenas el 6 por ciento de los votos emitidos es una muestra palpable de la pérdida de liderazgo en general del panismo oficial, y en concreto de cuatro personajes claves de ese partido político: Eduardo Rivera Pérez, Pablo Rodríguez Regordosa, Pablo Montiel y Francisco Fraile García, sobre todo este último, quien parece haber perdido la capacidad de decidir el destino de las asambleas panistas.
Para entender lo que pasó este domingo es necesario tener en cuenta que los grupos que formaron la coalición de fuerzas a favor de Elingher, que es casi todo el panismo oficial, hasta hace tres semanas hacían cuentas de que ganarían mínimo en una proporción de tres a uno. Esa seguridad se debía, en parte, a una serie de trampas que se pusieron en marcha para restar poder a sus opositores. Y aun así el otro candidato, Genaro Ramírez, sin muchos apoyos estuvo a un tris de ganar los comicios albiazules.
Antes se acostumbraba que cuando delegados se anotaban para participar en la elección del Comité Municipal, se les daba un recibo que avalaba la inscripción, y los nombres aparecían en una lista única que estaba a la vista de todo mundo. Eso permitía a los equipos de los candidatos buscar a los electores para intentar convencerlos de sus propuestas, pero, además, el grueso de los delegados se registraba en los días previos a la convención, razón por la cual había fila de los interesados en quedar integrados.
Ahora no fue así. Ni hubo filas ni recibos ni lista única de delegados, y ésta no se mostró los primeros 15 días en que se dio el proceso de inscripción, y la mayor sorpresa fue que una parte importante de delegados apareció desde un principio; es decir, todo ocurrió al revés.
Eso se debió a que supuestos partidarios de Jorge Elingher habrían estado localizando a posibles delegados a quienes les ofrecían la inscripción sin la necesidad de ir a las oficinas del PAN. Y obviamente, esa ayuda era a cambio de que en la asamblea se sumaran al candidato oficial, y demostraba el uso faccioso del padrón de militantes.
A ello se deben sumar supuestas presiones que delegados federales y regidores panistas habrían hecho a algunos panistas para que se manifestaran contra Genaro Ramírez, quien tiene el mérito de que llegó a la asamblea de este 22 de octubre con el puro apoyo de las bases blanquiazules, principalmente de colonias populares.
Que se hubiera desplomado la supuesta ventaja de tres a uno de Elingher en las preferencias electorales panistas o que esta ventaja nunca hubiera existido, pero sobre todo la proximidad de votos con que Genaro Ramírez quedó del ganador de la contienda de este domingo puede tener las siguientes lecturas:
Muestra el descontento que existe en el panismo contra la conducción del partido a nivel estatal por parte de Eduardo Rivera Pérez, a quien muchos todavía no le perdonan cuando, hace algunos meses, de manera autoritaria rompió el quórum de una asamblea estatal para seleccionar candidatos a diputados plurinominales –que había sido ordenada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación–, pues se sabía que en esa convención no sería electo su protector: José Antonio Díaz García.
Finalmente, Díaz García ganó un lugar en San Lázaro como resultado de esa asamblea interrumpida, y se puso en evidencia que a Eduardo Rivera poco le interesaba la democracia en su partido, lo que él quería era garantizar un puesto en la próxima administración del gobierno federal. Cargo del que, se sabe, ya tiene asegurado.
Otra lectura es que el resultado de ayer reprobó las gestiones de los llamados “Pablos”; es decir, de Pablo Rodríguez y Pablo Montiel, quienes son los dos dirigentes salientes del Comité Municipal, y hasta hace algunas semanas tenían el proyecto de que el segundo de ellos se convirtiera en el próximo presidente del partido, pues había la presunción de que contaba con el respaldo de algo así como 400 o 500 delegados.
Con ese cuento Pablo Montiel se incorporó a la cargada oficial que hubo a favor de Elingher, y quedó demostrado que dichas cifras no eran más que “política ficción” del secretario general saliente del Comité Municipal del PAN.
Un cuarto descalabrado de la contienda es sin duda alguna Francisco Fraile García, cuyo grupo –que antes era hegemónico en el PAN– está fraccionado y ha perdido la capacidad de dirigir el rumbo de asambleas municipales o estatales.
Por eso fue sintomático que ayer el ex líder del albiazul, ex senador y ex candidato a la gubernatura se sentara un buen rato en las últimas filas del recinto donde se realizó la reunión.
Y en general ayer, por enésima vez, se mostró un desgaste del panismo “oficial”.
Jorge Elingher fue presentado en la asamblea por el senador Humberto Aguilar Coronado y representado por Jorge Ocejo Moreno; así mismo, fue apoyado por la mayoría de diputados locales y federales, además de los miembros de la dirección estatal y municipal del PAN.
Todo esto, ¿para qué servicio? Para que el candidato oficial apenas pellizcara el triunfo.
Eso muestra que como en todos los partidos las cargadas provocan más agravios, disgustos, disidencias y rechazos a favor de las causas o los candidatos “oficiales”. Esa lectura todavía no se aprende en el PAN.
Beatriz Paredes en Puebla
Rocío García Olmedo desde que asumió la presidencia de la Fundación Colosio en Puebla ha dado muestras de que tiene el interés de generar una auténtica reflexión hacia el interior del PRI sobre los principios ideológicos y programáticos de dicho partido. Como parte de este proceso de discusión, el próximo martes, por la tarde, en el Centro de Convenciones estará Beatriz Paredes Rangel presidiendo un foro de análisis regional.
El PRI necesita urgentemente de este proceso reflexivo, pues es un partido que ha perdido su identidad; ahora parece una agrupación política destinada a apoyar los proyectos del PAN y se olvidó de sus principios. El tricolor hoy en día es una agrupación de corte neoliberal y enemiga de muchas instituciones y derechos que los mismos regímenes priistas crearon. Ahora bien, vale la pregunta: ¿Paredes es garante de la ideología del PRI?

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