martes, febrero 20, 2007

“Rivera, Huesca y Villeda protegen a cura pederasta”

“Huesca debería entregar a Nicolás Aguilar para cerrar decentemente su arzobispado”: Sanjuana Martínez

El cardenal Norberto Rivera Carrera, el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca, y la procuradora Blanca Laura Villeda Martínez han protegido al cura pederasta Nicolás Aguilar Rivera, sacerdote poblano acusado de abusar sexualmente de al menos 86 menores de edad, tanto en Los Ángeles, California, como en Tehuacán, Puebla, aseguró la periodista Sanjuana Martínez.


En conferencia de prensa, la autora de Manto Púrpura —cuya obra revela cómo Norberto Rivera, apoyado en su poder clerical, impide que Nicolás Aguilar ajuste cuentas con la justicia mexicana y estadounidense— aseveró que el arzobispo Rosendo Huesca ha platicado con las víctimas del cura pederasta, y no hizo más que protegerlo.


La periodista de La Jornada comentó que la orden de aprehensión contra Nicolás Aguilar lleva más de nueve años guardada en un cajón de la Procuraduría General de Justicia, y que su titular Blanca Laura Villeda no ha hecho nada en sus dos años al frente de la institución.


A decir de la periodista, quien lleva 18 años investigando sobre el clero y la pederastia clerical, explicó que existe una “supuesta confrontación” entre Huesca y Nicolás Aguilar inventada por gente de la Arquidiócesis de Puebla para deslindar al arzobispo de Puebla.


Sin embargo, Rosendo Huesca conoció las fechorías del cura pederasta desde que ambos estudiaron en el Seminario Mayor de Puebla.


¿Qué le sabe Nicolás Aguilar a Rosendo Huesca que éste no ha querido entregarlo a las autoridades?, cuestionó la periodista, al asegurar que el arzobispo poblano y el cardenal Norberto Rivera conocen la ubicación exacta de Aguilar, quien hasta hace dos meses ofició en Zoquitlán, municipio de Puebla.


“Rosendo Huesca, si tiene un mínimo de vergüenza, debería antes de irse hacer todo lo posible por detener a Nicolás Aguilar, y que esté tras las rejas. Pero no lo va a hacer, creo que no tiene la sensibilidad pastoral para hacerlo. Ha demostrado que su mayor interés son los propios y no los intereses de la Iglesia”.


Ante la impunidad y la protección ofrecida, tanto por las autoridades poblanas como por los jerarcas católicos, Nicolás Aguilar continúa oficiando con la venia de la Arquidiócesis de Puebla: “Es evidente que es una estructura que permite que hombres, delincuentes, criminales como Nicolás Aguilar, donde esté, siga dañando niños. Hace posible esta especie de paraíso terrenal para los pederastas, desde la cúpula sostenido por la impunidad y la situación de justicia y la falta de Estado de derecho que ocurre”.


El pasado 26 de enero, Sanjuana Martínez acudió a la Procuraduría General de Justicia para entrevistar a Hugo Isaac Arzola, director de la Policía Judicial, a quien desenmascaró y lo llamó mentiroso, porque el funcionario aseguraba, en una entrevista para Televisa, que le habían pedido informes a Sanjuana sobre el paradero de Nicolás Aguilar.


“Hace tres semanas me presenté ante la Procuraduría de Justicia del estado de Puebla. El señor, casualmente, estaba declarando acerca de mí, y dijo que me estaban contactando y que en ese momento estaban haciendo las gestiones. Y yo le dije: ‛Ah sí… ¿han contactado a Sanjuana Martínez?’. Y él dijo: ‛Sí, porque nosotros la estamos buscando para que colabore…’. Y pues entonces le dije: ‛Ah sí, pues usted es un mentiroso…’ ‛¿Por qué?’, me dijo. ‛Porque yo soy Sanjuana Martínez y usted nunca me ha llamado’, le respondí. Es obvio que existió la oportunidad de desenmascarar a este hombre. Y no tengo más información que la Policía Judicial del estado de Puebla. Quienes tienen realmente información son los juzgados de Puebla, el Poder Judicial de Puebla, la PGJ de Puebla. Está demostrado que ellos son los que están protegiendo al pederasta y quienes tienen la orden de detención desde hace nueve años guardada en un cajón. Porque esa es la protección que están dando las autoridades de Puebla a este criminal”.

—¿Cómo queda Norberto Rivera? —Se le preguntó a Sanjuana Martínez.
—En este momento, Norberto Rivera está viviendo uno de los episodios más vergonzosos para la Iglesia Católica en México. Bochornoso debería ser para él, ser denunciado ante un tribunal extranjero como la Corte Superior de California, donde ya hay dos denuncias en su contra por proteger a la pederastia. Creo que el cardenal vive uno de los momentos más difíciles, no sé si se ha dado cuenta. Sus asesores lo habrán informado. Pero él repite de manera insistente que no está dispuesto a dar dinero, a compensar a las víctimas mexicanas. ¿Y desconoce el cardenal acaso que este es un procedimiento civil… que el final único es una retribución económica como suele ocurrir en Estados Unidos? ¿El cardenal intenta acaso manipular a la opinión pública mexicana? El cardenal Norberto Rivera ha llegado incluso a desacreditar a las víctimas, lo cual me parece inmoral. Porque desde su ministerio, él debería haber acogido a sus víctimas profesando el evangelio de Jesucristo, para acompañarla luego de que Nicolás Aguilar les ha destrozado la vida. Una víctima de abuso sexual no se recupera nunca en la vida. El cardenal ha tenido una actitud mezquina hacia las víctimas. Por otra parte, su pasado lo delata. Norberto Rivera también es fugitivo de su pasado, no ha abierto los archivos de la Iglesia para saber cuál ha sido el camino depredador que siguió Nicolás Aguilar, desde su autoridad, desde que fue obispo de Tehuacán. Cuando el obispo de Tehuacán se entera de los abusos en Cuacnopalan en 1985, 1986, 1987, asume que tiene que proteger y lo envía a Los Ángeles por “motivos de salud” o “motivos familiares”. Cuando la acción moral era ponerlo ante las autoridades competentes para que le investigaran o castigaran. El cardenal se excusa diciendo que ellos no son ministerio público, es verdad. Pero ¿acaso no tienen una obligación moral para cuidar a los más indefensos del rebaño católico que son los niños? Creo que sí, creo que la impunidad en este estado no se ha organizado y no ha pedido justicia. Todo esto es un resultado de que las autoridades se han aliado para mantener impune a Nicolás Aguilar. La impunidad es resultado de una sociedad que simplemente no le importa lo que le están haciendo a sus niños. Es como un mal menor: “Ay, la pederastia”. Hay gente que no sabe ni cómo se escribe la palabra. Es un tabú, como del siglo XIX. Siempre han existido desde los siglos y los siglos. Pero, por primera vez las víctimas han perdido el miedo y se han abierto ante la opinión pública, y creo que ya es hora de que nosotros exijamos que se haga justicia. Y sobre todo los católicos decentes.
—Fue un caso excepcional que las víctimas quisieran hablar…
—Por nuestra cultura, la figura del sacerdote tiene mucho peso. Pero, cuando los padres de familia descubren que ese sacerdote ha abusado de sus pequeños son capaces de desconfiar, de no creerles a sus hijos con tal de sostener esa aureola inmaculada, santificada, del sacerdote. Cuando ya por fin se les cae esa venda, descubren que también un sacerdote puede ser un delincuente común. Pero aún así esa venda muchas veces se la vuelven a colocar por miedo al escarnio social, por miedo a la vergüenza, a las consecuencias hacia su integridad física, porque saben que la Iglesia Católica en México posee un gran poder. Y muchas veces por los atavismos del siglo XIX que permiten que los mexicanos sigan considerando al poder de la Iglesia como un poder intocable.
—¿Su sucesor se topa con este reto?
—Pues el sucesor se topa con una herencia maldita: de la pederastia clerical tolerada por las autoridades clericales de Puebla, y promovida, porque son ellos quienes la han promovido al trasladar a Nicolás de un lugar a otro, sabiendo, porque era un hecho público y notorio, que Nicolás era un pederasta. Hago responsable a Rosendo Huesca de lo que le pase y lo que les ha pasado a estos niños de quienes ha ido abusando Nicolás. Él es el mayor responsable junto con Norberto Rivera. También hay que notar, entre las autoridades policíacas y ministeriales de este estado, a la procuradora. Es conveniente preguntar a la procuradora de qué privilegios goza un pederasta como Nicolás Aguilar para ser detenido (…) y ella sabe dónde está. Estuvimos hace dos semanas en Huehuetlán El Chico, en unas casas donde nos dijeron por dónde estaba escondido; nos dijeron que lo tenían escondido ahí. Es del dominio público, de la misma policía, cómo va de un sitio a otro y a otro. Lo ven subirse a los coches, lo ven dar misa, porque el señor ofició misa en Zoquitlán hace dos meses. Entonces, es una verdadera vergüenza que permite que un criminal de esta naturaleza vaya por ahí, libre. Es la procuradora quien tendría que estar bastante ocupada, porque gracias a ella Puebla se ha convertido en este paraíso para los depredadores sexuales.

Sanborn’s y Proceso: sabotaje y censura
La periodista externó la razón por la que dejó de publicar en la revista Proceso, donde se dio el boom por el tema sobre la pederastia clerical. Sanjuana Martínez reveló que la casa editorial se autocensuró, incluso le llovían comentarios sobre que su información parecía cargada contra la Iglesia Católica. “‘Parece que tenemos una campaña en contra de la Iglesia’, me decían”, relató Sanjuana. Admitió que le dolió mucho que un medio tan conocido, y donde se inició la exhibición del caso Nicolás Aguilar, haya comenzado a crear un cerco informativo.


Además, denunció el sabotaje que ha hecho Carlos Slim, quien dio la orden de que ninguna copia de Manto púrpura sea vendida en sus tiendas Sanborn’s debido a la estrecha relación entre el empresario y el cardenal Norberto Rivera.


También señaló que otra tienda donde no será encontrado el libro es en Comercial Mexicana, cuyos accionistas son parte de Los Legionarios de Cristo.


¿Y la procuradora? Se deslinda del caso Nicolás Aguilar

Blanca Laura Villeda, procuradora general de Justicia, admitió que, como ocurre con otras 80 y tantas mil averiguaciones previas hechas antes de su periodo como titular de la PGJ, desconoce el caso Nicolás Aguilar, con lo que quiso deslindarse tras los señalamientos de la periodista Sanjuana Martínez.


“Me reservo mi opinión, por varias razones: Una, no conozco a la periodista; dos, no conozco su libro; tres, bueno, pues estoy hablando con pruebas; estoy acostumbrada a hablar con pruebas porque soy abogada. Si la señora tiene pruebas que las presente ante la autoridad competente, que lo denuncie ante la autoridad competente. ¿No te parece?”, comentó cuando se le preguntó sobre las declaraciones de la autora de Manto púrpura.


—El mes pasado, el director de la Policía Judicial había dicho que tenían contacto directo con la periodista porque era una especialista en el tema. ¿Ahora hay descrédito hacia ella? —Se le cuestionó sobre las contradicciones de los funcionarios de la PGJ
—Yo no la conozco. Estoy diciendo que no la conozco. Y si tiene pruebas que las presente ante la autoridad competente y estaremos en la posibilidad de investigar.
—¿Es Puebla un paraíso para los pederastas?
—Por supuesto que no.
—La periodista sostiene que hay una orden de aprehensión que no se ha llevado a cabo desde hace más de nueve años, misma que está encajonada en la PGJ.
—Yo llevo dos años en el puesto. Ustedes díganme… A ver dime… ¡dime…! —Comenzó a decir iracunda.
—¿Pero se ha hecho algo? La periodista incluso lleva 20 años documentando el caso…—Reviraron los reporteros.
—Dime… —Tomó aliento la funcionaria y atizó. — Llevo dos años en la administración. No tengo conocimiento de las 80 y tantas mil averiguaciones que estaban cuando llegué…

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