jueves, agosto 02, 2007

Noticias Oaxaca

Expone Julio Scherer

La terca memoria

Elogian Aristegui y Cacho el valor del periodista, que en su nuevo libro escrudiña su pasado

YANIIRETH ISRADE

AGENCIA REFORMA

MÉXICO, DF

Julio Scherer, periodista de fuste, ejerce su oficio hasta la osadía de reportearse a sí mismo, sus recuerdos, sus pasiones, los personajes que lo marcaron, que le removieron las entrañas, según palabras de Carmen Aristegui al comentar La terca memoria (Grijalbo), el más reciente libro del fundador de la revista Proceso.

Las 300 sillas que se colocaron en los jardines de la Casa Lamm no bastaron para la cantidad de personas que se congregaron este martes en el recinto de la colonia Roma, donde Scherer fue el gran ausente, pero también el más presente, porque sus colegas Aristegui, Lydia Cacho y Anabel Hernández, además de Miguel Ángel Granados Chapa, se encargaron de llevarlo a la mesa mediante sus palabras, lecciones y anécdotas.

Ese escribir desde el "yo", advirtió Aristegui, descubre al periodista, pero también al ser humano con sus contradicciones, sentimientos y motivaciones entrañables.

"Es un 'yo' liberador que hace a Scherer vulnerable, pero también muy poderoso".

"Julio Scherer es el periodista que durante décadas ha escudriñado, poro a poro, a la clase política nacional; que la ha diseccionado y exhibido; que ha mostrado las historias en donde los sujetos siempre son los otros, y decide cambiar de perspectiva. Después de haber visto todo, investigado todo, publicado de todo, ha decidido poner el dedo en su propia llaga", recalcó.

Y al hacerlo con una pluma libre, sin atender corsés cronológicos, cuenta a su vez la historia de México y del periodismo: los chayos, las componendas, el maridaje entre prensa y poder.

Scherer, subrayó Aristegui, se pone en esa situación de mostrarse, de "remover todo lo removible".

"¿Para qué nos cuenta Scherer, a estas alturas del partido, cuando es el personaje que es? ¿Para qué nos cuenta lo de la camioneta que le regaló Carlos Hank González? ¿Por qué no alimentar su gloria? ¿Por qué no nos cuenta de las glorias de haber entrevistado a Pinochet, al Che Guevara, a Olof Palme, a Salvador Allende, a Fidel Castro, a Pablo Picasso?"

Porque, aseveró la periodista, decidió mostrar a ese México del cual formó parte en muchos sentidos.

"A ratos, una siente que es la historia de ayer, la de los teléfonos intervenidos por Gobernación y el Presidente dando órdenes como si las y los periodistas fuéramos esbirros del poder", reflexionó Cacho.

"Yo me identifico en sus anécdotas, cuando habla de las y los cobardes y engreídos reporteros que, como cobradores de saldos, piden su chayo a toda voz. La vergüenza que en provincia vivimos todavía, y cada día, sin que los colegas se sientan aludidos por su capacidad para prostituirse (...). Es abrumador".

Hernández coincidió con Cacho en los desafíos que enfrenta el periodismo.

"Don Julio por experiencia, otros por mera intuición, sabemos que los tiempos para el periodismo mexicano son violentos; los tiempos que están por venir son difíciles; la censura disimulada es permanente, pero no hay espacio para claudicaciones ni para medias tintas", concluyó.



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