miércoles, enero 17, 2007

La Jornada de Oriente

SIN LIMITES

La democracia espanta a muchos
Consejos del Quijote para gobernar

Raúl Torres Salmerón

En México, el presidente panista Felipe Calderón inició su gobierno en medio de una sesión caótica de Congreso general. Luego, ha hecho múltiples apariciones con las fuerzas armadas y ha hecho demostraciones de fuerza militar, con aparatosos operativos contra el narcotráfico. Además se disfraza de militar y de futbolista.

Su primera crisis grave es la elevación del precio de la tortilla, donde ni él y el secretario de Economía, Eduardo Sojo, han podido resolver un problema que afecta a millones de mexicanos.

En Puebla, el gobernador Mario Marín inició su tercer año de gobierno en una sesión del Congreso del estado, donde rindió su segundo informe. Las posturas de los diversos partidos políticos no tuvieron ni pies ni cabeza.

El texto de Marín fue prolífico en información y cifras. “Danza de los millones”, decían los viejos de la comarca al referirse a los informes de presidentes y gobernadores.

Al mismo tiempo hubo varias protestas:

En el zócalo, 50 integrantes del Frente Cívico Poblano quemaron la efigie de Marín.

En el interior del Congreso se paseaba la diputada panista Augusta Díaz de Rivera, con tenis, pantalones de mezclilla y una camiseta con la frase “Pero qué asquerosidad es esto”.

El diputado local ex priista y ahora de Convergencia, Héctor Alonso Granados, presentó una cartulina contra el gobierno de Nueva Generación.

Apareció en el zócalo, vestido de verde olivo, el ex alcalde de Puebla, Luis Paredes Moctezuma, acompañado de sus hijos. Festivo, no quiso dar declaraciones, luego de año y medio de ausencia.

Los hechos a nivel nacional y local son síntomas de la democracia de nuestros días. La unanimidad priista de muchos años está por desaparecer. El problema es que puede dar lugar a violencia y caos.

Quizá valga la pena releer a don Miguel de Cervantes Saavedra en su obra cumbre, Don Quijote de la Mancha, publicada en el año 1605 en Madrid, editada por Juan de la Cuesta.

En la segunda parte del Ingenioso Hidalgo, en los capítulos XLII y XLIII, se narran los consejos de gobierno de don Quijote, que no estaba tan loco como parece, a su fiel escudero Sancho Panza, antes de ir a gobernar la ínsula Barataria, que deberían leer y meditar en especial los políticos, diputados, funcionarios, asesores y en general la clase política.

Adorno del alma

El capitulo XLII, llamado “De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas”, tiene vigencia en nuestros días, a 400 años de distancia. Estos consejos son para cuidar el espíritu de los gobernantes. A la letra, dice el texto, dirigiéndose a Panza:

*Primeramente, has de temer a dios; porque en el temerle esta la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.

*Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey.

*Haz gala de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.

*Si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

*Si trajeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, adoctrínala, y quítale su natural rudeza; porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto, suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.

*Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico.

*Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.

*Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.

*Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.

*Cuando te sucediere juzgar algún pleito de tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso.

*No te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las más veces serán sin remedio y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aún de tu hacienda.

*Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.

*Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.

*Al culpado, considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente.

Hasta aquí, los consejos que Cervantes denomina “para adornar el alma”.

Adorno del cuerpo

En el capítulo XLIII, intitulado “De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza”, destacan los siguientes consejos para adoro del cuerpo de Sancho Panza, aplicables también en nuestros días:

*En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, lo primero que te encargo es que seas limpio y que te cortes las uñas.

*No andes desceñido y flojo; que el vestido descompuesto da indicios de ánimo caído y dejado.

*Toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio; si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo.

*No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería.

*Anda despacio; habla con reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.

*Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie.

*Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre la silla de montar, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y desviadas de la barriga del caballo, ni tampoco vayas tan flojo, que parezca que vas sobre una bestia; que el andar a caballo a unos hace caballeros; a otros, caballerizos.

*Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol no goza del día; y advierte que la diligencia es madre de la buena ventura y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo.

*Jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos, comparándolos entre sí, pues, por fuerza, en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares, en ninguna manera premiado.

Hasta aquí Cervantes. Queda a los políticos la lectura y la reflexion y actuar en consecuencia para un buen gobierno.

En fin, como escribió Mario Benedetti (Uruguay, 1920) en “Estatutos del Hombre y de la Mujer”.

Artículo I.

Queda decretado que ahora vale la vida,

que ahora vale la verdad,

y que de manos dadas

trabajaremos todos por la vida verdadera.

Artículo II.

Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse

en mañanas de domingo.

Artículo III.

Queda decretado que, a partir de este instante,

habrá girasoles en todas las ventanas,

que los girasoles tendrán derecho

a abrirse dentro de la sombra;

y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.

Artículo IV.

Queda decretado que el hombre

no precisará nunca más

dudar del hombre.

Que el hombre confiará en el hombre

como la palmera confía en el viento,

como el viento confía en el aire,

como el aire confía en el campo azul del cielo. Parágrafo único:

El hombre confiará en el hombre

como un niño confía en otro niño.

Artículo V.

Queda decretado que los hombres

están libres del yugo de la mentira.

Nunca más será preciso usar

la coraza del silencio

ni la armadura de las palabras.

El hombre se sentará a la mesa

con la mirada limpia, porque la verdad pasará a ser servida

antes del postre.

Artículo VI.

Queda establecida, durante diez siglos,

la práctica soñada por el profeta Isaías,

y el lobo y el cordero pastarán juntos

y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.

Artículo VII.

Por decreto irrevocable

queda establecido

el reinado permanente

de la justicia y de la claridad.

Y la alegría será una bandera generosa

para siempre enarbolada

en el alma del pueblo.

Artículo VIII.

Queda decretado que el mayor dolor

siempre fue y será siempre

no poder dar amor a quien se ama,

sabiendo que es el agua

quien da a la planta el milagro de la flor.

Artículo IX.

Queda permitido que el pan de cada día

tenga en el hombre la señal de su sudor.

Pero que sobre todo tenga siempre

el caliente sabor de la ternura.

Artículo X.

Queda permitido a cualquier persona,

a cualquier hora de la vida,

el uso del traje blanco.

Artículo XI.

Queda decretado, por definición,

que el hombre es un animal que ama,

y que por eso es bello,

mucho mas bello que la estrella de la mañana.

Artículo XII.

Decrétese que nada estará obligado ni prohibido,

todo será permitido,

incluso brincar con los rinocerontes

y caminar por las tardes

con una inmensa begonia en la solapa.

Parágrafo único:

Solo una cosa queda prohibida:

amar sin amor.

Artículo XIII.

Queda decretado que el dinero

no podrá nunca más comprar

el sol de las mañanas venideras.

Expulsado del gran baúl del miedo,

el dinero se transformará en una espada fraternal

para defender el derecho de cantar

y la fiesta del día que llegó.

Artículo Final.

Queda prohibido el uso de la palabra libertad,

la cual será suprimida de los diccionarios

y del engañoso pantano de las bocas.

A partir de este instante

la libertad será algo vivo y transparente

como un fuego o un río,

y su morada será siempre

el corazón del hombre.

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