miércoles, enero 17, 2007

La Jornada

CUITLATLAN

Los pros y contras de Patricia Olamendi

Fermín Alejandro García

Quienes están impulsado en el PAN que el próximo candidato de este partido a edil de la ciudad de Puebla sea la ex subsecretaria de la Secretaría de Relaciones Exteriores Patricia Olamendi Torres, están defendiendo la idea de que con esta mujer se garantizaría que el blanquiazul no se fracturará en su proceso de selección de aspirante a la presidencia municipal, y sobre todo se tendría una candidata externa que fácilmente se colocaría en el ánimo del electorado ajeno a este partido y el que está cansado de los políticos tradicionales.

Y es que se estima que la confrontación que surgirá entre Francisco Fraile García –quien es respaldado por Rafael Moreno Valle Rosas–, Antonio Sánchez Díaz de Rivera –a quien cobija el panismo oficial– y posiblemente Ana Teresa Aranda por la candidatura de la capital podría provocar una fractura en el PAN que se traduzca en la falta de cohesión de este partido y eso afecte su desempeño electoral, tal como pasó en los pasados comicios locales; además, se percibe que existe un agotamiento de un sector del electorado, de simpatizantes y militantes del PAN, de ver siempre a las mismas figuras buscando cargos públicos, tal como sucede con Fraile y Ana Teresa Aranda, quienes se la han pasado saltando de un puesto a otro.

Y en el caso de Díaz de Rivera, no se le ve como un posible candidato popular.

En cambio, con Olamendi las ventajas son que no es panista ni tiene militancia partidista. No se identifica con un solo grupo del PAN. Desde la semana pasada ha empezado a reunirse con varios sectores del partido, y tiene un discurso distinto al de la clase política local como resultado de su experiencia al frente de proyectos contra la discriminación en su paso en la SRE, en la PGR, el gobierno del Distrito Federal y el Congreso de la Unión.

Se cree que podría ser una candidata ciudadana que podría fácilmente contrarrestar el mismo esfuerzo que pretende hacer el PRI de postular a un aspirante que no sea identificado con las fuerzas predominantes del partido.

Pero así como se pueden enumerar las ventajas de Olamendi, existe una serie de factores que podría provocar que no logre la candidatura. Una de ellas es que el panismo la vea como una mujer demasiado liberal frente al conservadurismo albiazul, o que la rechacen por haber sido colaboradora de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en el gobierno del Distrito Federal o por su militancia de izquierda cuando era estudiante de Leyes en la UAP. Y que el PAN decida no apostarle por una candidatura realmente independiente y ajena a los grupos dominantes del partido.

Por cierto, Patricia Olamendi fue invitada a participar como aspirante a candidata por el senador Humberto Aguilar Coronado, a quien conoció hace seis años, cuando se intentó negociar una alianza electoral entre Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox Quesada. Ella representaba al perredista y él, obvio, al panista.

El caso es que ella le pidió a Aguilar pensar su propuesta, y antes de que respondiera si aceptaba o no, el senador albiazul ya la estaba promoviendo como aspirante.

¿Por qué no invitaron a Bartlett al informe?

A continuación reproduzco una parte de la columna que apareció el martes. Debido a un problema técnico, no se pudo ver en internet, y varios lectores escribieron al tecleador pidiendo saber qué decía el texto en cuestión. Por eso va otra vez.

Aunque estuvo presente, en realidad el ex mandatario estatal Manuel Bartlett Díaz no fue invitado al segundo informe de Mario Marín Torres. Las causas de esta descortesía son que, al parecer, se quería evitar que el ex senador incomodara al estatus quo priista, en especial al presidente nacional del tricolor, Mariano Palacios Alcocer, y a algunos gobernadores y ex jefes del Poder Ejecutivo local; además de que se pone en evidencia una vez más el alejamiento que existe entre Manuel Bartlett y el mandatario Mario Marín Torres, pese a que el segundo de ellos al inicio de su gestión destacaba que había sido un alumno del ex gobernador.

Bartlett recibió una invitación para asistir al acto del Centro de Convenciones que se realizó posterior a la sesión del Congreso local, en donde ya no estuvieron presentes las figuras nacionales invitadas al informe y los ex gobernadores.

Pero resulta que Manuel Bartlett llegó el lunes muy temprano a la ciudad de Puebla y se enteró de que el acto oficial se realizaría en el Palacio Legislativo. Parece ser que creyó que su invitación estaba equivocada y se presentó a la sede de los diputados locales sin imaginarse que no lo esperaban.

En realidad, desde un inicio se quiso desde Casa Aguayo que Bartlett no llegara a la apertura del periodo ordinario de sesiones del Congreso, pues el discurso del ex senador resulta incómodo para muchos actores que acudieron al informe, si no, es necesario analizar lo siguiente:

Bartlett ha cuestionado el proceso de elección del próximo presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional que impulsó Mariano Palacios Alcocer, la figura política más importante que acudió al informe.

El ex mandatario mantiene una crítica constante contra el mal uso de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, un problema que se provocó en el mandato del ex gobernador y ahora senador Melquiades Morales Flores; además, quien fuera gobernador de 1993 a 1999 es una de las pocas voces en el Partido Revolucionario Institucional que cuestiona a los integrantes de este partido que han claudicado haciendo alianzas con el Partido Acción Nacional. Y para nadie es un secreto que en Puebla, durante el proceso electoral de 2006, existió un entendimiento entre priistas y panistas para evitar que el Lydiagate fuera usado en el Congreso de la Unión para tumbar al Poder Ejecutivo del estado.

Por eso había mucho nerviosismo de la “burbuja marinista” con la presencia de Bartlett. Y emulando a lo que Vicente Fox hizo con el presidente cubano Fidel Castro, para que no se acercara a George W. Bush en la cumbre de Monterrey, proponiéndole: “come y te vas”, aquí en Puebla, guardando las proporciones, se quiso hacer lo mismo con el ex mandatario estatal para que no se acercara a ciertas figuras políticas, pero al final fracasó la maniobra.

Fue algo tan burdo como las declaraciones de la semana pasada del secretario de Gobernación, Javier López Zavala, que dijo que el Lydiagate no sería tema del informe, y resulta que sí lo fue, a tal grado que es lo que más destacó.

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