miércoles, abril 23, 2008

Puro tongo, pondran a otro igual


Los problemas de Elba Esther
Editorial EL UNIVERSAL
23 de abril de 2008

Elba Esther Gordillo, “la maestra”, enfrenta el más serio desafío a su predominio en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ante la sublevación de 20 de los 57 secretarios seccionales de la agrupación, encabezados por el secretario general, Rafael Ochoa.

La lideresa es la “presidenta vitalicia” no sólo del SNTE, sino del Partido Nueva Alianza (Panal), ahora también en medio de una crisis provocada por disputas entre sus presuntos sucesores.

Gordillo es uno de los poderes fácticos en la política nacional gracias a su hábil manejo de situaciones, y en gran medida de los enormes recursos y poder que significa encabezar al sindicato más grande de América Latina.

Pero hoy su imperio amenaza con resquebrajarse, si bien la fractura aún está por verse.

Tanto en el SNTE como en el Panal, la disputa entre allegados a “la maestra” se ha hecho manifiesta, y al igual que ha ocurrido con muchos regímenes autoritarios a través de la historia, la verticalidad en la toma de decisiones parece haber llegado a su punto de quiebre.

Detrás del conflicto en la coordinación parlamentaria del Panal están los polos del partido representados por la diputada Mónica Arriola y Maricruz Montelongo. La primera, hija menor de Gordillo; la segunda, su primogénita y esposa del famoso yerno de Elba Esther que hoy es subsecretario de Educación.

En el SNTE, Ochoa Guzmán, un secretario general formal sin la gracia de la líder de facto, protagoniza una guerra contra ésta por el control del sindicato, si bien a decir verdad no está claro qué ganarán los agremiados con el cambio de dirigente.

La maestra conserva la lealtad de 30 de los 57 secretarios seccionales, mientras que 20 se agrupan alrededor de Ochoa Guzmán y siete más se hallan indecisos.

Está por verse si la rebelión podrá terminar con el ya largo control de la maestra en el SNTE, pero lo que sí es evidente es que es la más grave de las revueltas que haya enfrentado Gordillo y que aun si triunfa saldrá debilitada.

En todo caso, no parecen quedar muchas dudas sobre la realidad de la democracia sindical en el SNTE o la total opacidad en el manejo de millones de pesos tanto del sindicato como del Partido Nueva Alianza.

La cuestión es particularmente grave porque en el caso del sindicato magisterial las consecuencias trascienden lo económico y se incrustan en la formación de las generaciones siguientes.

Sea cual sea el resultado de esta pugna, deben buscarse reglas de democratización y transparencia sindicales que impidan otro liderazgo así.

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