martes, mayo 06, 2008

Las elecciones del 2009

Las elecciones del 2009
Alberto Aziz Nassif
6 de mayo de 2008


A pesar de que todavía fal-tan seis meses para que inicie el proceso electoral y que estamos a 14 meses de ir a las urnas, ya se pusieron en marcha las estrategias electorales y las mediciones sobre la intención del voto. El gobierno federal y su partido ya establecieron su estrategia de política social bajo la nueva marca de Vivir mejor. El PRI ha reconstruido su estructura electoral y ha empezado a recuperar votos después de la derrota del 2006. El PRD atraviesa por un grave crisis interna que se alarga sin una solución de corto plazo y llega a su 19 aniversario en malas condiciones para competir.

Por lo menos desde 1997, las elecciones intermedias, la renovación de la Cámara de Diputados, se han convertido en una suerte de evaluación del gobierno. A Ernesto Zedillo y al PRI no les fue bien en ese proceso porque las urnas expresaron el cobro de la crisis económica de 1995, que disminuyó el patrimonio y empobreció a las mayorías. A Vicente Fox y al PAN en 2003 tampoco les fue bien, su partido vio reducirse de forma importante su grupo parlamentario; el panismo pagó los costos de un gobierno improvisado y con evidentes errores en el manejo de la agenda pública. En 1997 y en 2003 se fortaleció la oposición a cuenta del partido en el gobierno.

En México poco a poco hemos aprendido que las elecciones no son la expresión de una única causa, sino el espacio en donde se juegan múltiples razones y cálculos. Desde 1997 no había comicios precedidos por una reforma electoral. Ahora llegaremos al 2009 con nuevas reglas del juego. A diferencia del proceso reformador que se llevó a cabo hace 11 años, hoy el marco regulatorio se enfrenta a disputas que cuestionan su legitimidad, hay litigios abiertos en la Suprema Corte y cuestionamientos diversos. Hasta la fecha el saldo no ha sido positivo, ya se ha violado la legalidad en varias ocasiones. ¿Problema de reglas o de aplicación de la legalidad? ¿Estamos ante el prólogo de lo que será una nueva batalla electoral polarizada con un árbitro débil o se trata de ajustes propios de un proceso que inaugura un nuevo esquema de comunicación política? Pronto sabremos.

Mientras el PAN y el PRI se frotan las manos por lo primeros indicios sobre las intenciones del voto, el PRD resiente una baja, que por cierto es menor a las que le pronostican algunos. Con datos de Consulta Mitofsky se observa un indicador que se ha vuelto estratégico: el rechazo partidista. En las últimas mediciones ha crecido de forma preocupante el porcentaje de rechazo sobre el partido del sol azteca, hasta llegar a 36.4%, al grado de que ya supera al PRI que tiene 27.4%, mientras el PAN alcanza 25.1%. Hasta hace poco el PRI era el campeón de este indicador, y a partir de la contundente derrota de Madrazo en el 2006, el rechazo se volvió un indicador determinante en el balance electoral de los partidos y candidatos. El rechazo sobre la imagen del PRD es un efecto que se ha generado por el bloqueo de calles, por su la larga crisis interna, por la toma de las tribunas, etcétera. En otra encuesta podemos ver la otra cara de la moneda, la opinión sobre la buena imagen de los partidos: en donde el PAN tiene 45%, 39% para el PRI y sólo 21% para el PRD (EL UNIVERSAL, 28/IV/2008). Sin embargo, a pesar de estos datos, todas las mediciones de confianza política expresan que los partidos políticos en México, como institución genérica, están en el sótano de la confianza ciudadana.

En 2007 el PRI recuperó terreno en elecciones locales y en este momento está por delante del PAN, según Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL, 28/IV/2008, el tricolor tiene ya 37.3% frente a 36.8% del panismo, están en un empate técnico, mientras que el PRD regresa a su histórico tercer lugar, muy lejos de los punteros con sólo 20.9%. En términos de proyecto y perspectiva ideológica, tenemos una mayoría de derecha en dos versiones, frente a una izquierda que no logra salir de su patrón histórico, la dependencia de un líder fuerte. Si hoy fueran las elecciones el partido que se recupera es el PRI, el PAN se mantiene y el PRD baja de forma considerable, respecto a los votos obtenidos en 2006. Si se compara respecto a los comicios intermedios de 2003, vemos que el PRI, aliado con el Partido Verde, logró 36%, el PAN obtuvo 30% y el PRD se quedó en 17%. De 2000 a 2003 el tricolor se recuperó, el panismo bajó y el PRD se mantuvo.

Sobre la participación electoral hay que considerar al menos tres dimensiones: la primera tiene que ver con una tendencia a la baja de la votación, por lo cual el abstencionismo crece sobre todo en las elecciones intermedias. A pesar de la importancia que tiene ahora el Congreso, existe una falta de vinculación entre la ciudadanía y el Poder Legislativo. La segunda tiene que ver con la aplicación del nuevo esquema de comunicación política, como una novedad que será necesario evaluar. La tercera consiste en observar de qué manera el abstencionismo afectará a cada una de las maquinarias partidistas.

A pesar de que faltan diversas claves específicas de la elección, las que influyen sobre todo en el voto volátil, se puede anticipar que el tema de la reforma energética será un eje de confrontación que puede marcar el tono de las campañas. Al mismo tiempo, habrá que ver qué tipo de agenda legislativa plantean los partidos para la campaña, sobre todo porque estaremos frente a unos comicios legislativos. 2009 será un nuevo reto para el IFE y el Tribunal, a ver si pueden remontar el conflicto del 2006. En fin, mientras el gobierno de Calderón hará lo posible por mantener el número de escaños que tiene el PAN, el PRI se juega su recuperación, y el PRD tiene como reto no regresar al tercer lugar que hoy le anuncian las encuestas. 2009 será muy importante para los partidos y para el gobierno, pero no sabemos qué tan importante será para los ciudadanos.

Investigador del CIESAS

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