martes, mayo 06, 2008

Todos reconocen el fenomeno AMLO

Las dos lógicas de AMLO
Jorge Buendía
6 de mayo de 2008


La reforma energética ha dado nueva fuerza a López Obrador. Le proporciona una nueva bandera pero sobre todo le permite ratificar su condición de poder fáctico. Su estrategia es de dos pistas: en el Congreso y en las calles. AMLO va ganando la partida hasta el momento; ha impuesto condiciones mientras sus adversarios sólo atinan a reaccionar. Sin embargo, la crisis que atraviesa el PRD pone en peligro las bases que sustentan su influencia política.

El poder de AMLO radica en su habilidad de transitar sin problemas de la política partidista a la movilización social y viceversa. La dualidad le permite utilizar eficientemente la estrategia de la zanahoria y el garrote. En el ámbito partidista el PRD muestra disposición al debate. La “zanahoria” de la negociación, encontrar soluciones aceptables para todos, le permite a AMLO ganar tiempo y a alcanzar algunos objetivos. Cuando la vía parlamentaria le resulta insuficiente puede desconocer a los interlocutores, propios y ajenos, y volver a la movilización. La ventaja de la movilización es que es inmune a la regla de la mayoría, algo fundamental para un líder que carece de ella. Esta dualidad, el vaivén política institucional-movilización, dificulta entender el comportamiento de AMLO y anticipar sus acciones. Hasta ahora, panistas y priístas han sido incapaces de enfrentar estas tácticas.

Parte de la dificultad radica en que AMLO hace política pero no responde a los intereses del político tradicional. Todo político busca cuidar e incrementar su capital político pero para el tabasqueño esto es secundario. Sus adversarios se equivocan si asumen que el costo electoral es un disuasivo para AMLO o si creen que sus acciones buscan popularidad. En la campaña presidencial, por ejemplo, ignoró todas las recomendaciones para responder a la campaña negativa y cuando reaccionó lo hizo a regañadientes. Durante la crisis postelectoral poco le importó el costo de bloquear avenida Reforma. Vamos, ni siquiera que los principales afectados fueran los capitalinos, su principal apoyo electoral (y del PRD). Ahora recurre a la toma de las tribunas legislativas, a pesar del rechazo ciudadano a este tipo de acciones.

En contraste, para el presidente Calderón, el PAN y el PRI las consideraciones político-electorales son prioritarias. Ello los obliga a tomar posiciones conservadoras. AMLO sabe que el PAN y el PRI son extremadamente sensibles a la coyuntura, en especial en la víspera de los comicio intermedios. Independientemente de sus razones, si por ejemplo ya piensa en su papel histórico, la disposición de López Obrador a jugarse el corto plazo le da ventaja psicológica sobre quienes les importa mucho el futuro, en especial las elecciones de 2009.

Hoy, paradójicamente, el principal objetivo de AMLO es extremadamente conservador: la defensa del statu quo. Si esta defensa está revestida de fuerte simbolismo histórico, todavía mejor. Además, López Obrador sabe que a la oposición no se le juzga por su capacidad para promover o realizar reformas. Esa es la tarea del gobierno y su partido. Por ello el principal aliado de AMLO es el tiempo. La presión es para el presidente Calderón y el PAN.

jblaredo@gmail.com

Director de Opinión Pública de Ipsos-Bimsa

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