martes, mayo 06, 2008

SOBRE LA VISITA DE FECAL A PUEBLA

SE CONFIRMARON TRES COSAS:

1. LA MAFIA PRI-PAN SIGUE DE LUNA DE MIEL CUBRIENDOSE LAS ESPALDAS Y REPARTIENDOSE EL PAIS.
2. EL MIEDO DEL PELELE A LA CIUDADANIA SIGUE SIENDO ENFRENTADO CON GORILAS, MILITARES, POLICIAS, PFPOS Y DEMAS APARARTO REPRESIVO.
3. LA GENTE, LOS CIUDADANOS CADA DIA MAS ORGANIZADOS AVANZAMOS Y POCO A POCO SE SUMAN MAS CIUDADANOS CONCIENTES A ESTA LUCHA.

LAS DOS CARAS DEL 5 DE MAYO
Foto: Rafael García Otero
Foto: José Castañares

CUITLATLÁN

Calderón vino a Puebla a buscar apoyo del PRI



Fermín Alejandro García

Lo que ayer se vio en la zona de los Fuertes y en el templete instalado frente al parque Juárez de la ciudad de Puebla en torno a los festejos del 5 de mayo, muestra dos realidades: Una, el aislamiento en el que vive el presidente Felipe Calderón, quien no puede acercarse a sus gobernados; y dos, que el mandatario federal necesita el afecto, la alianza, de los gobernadores del PRI.

El trato y el protocolo que hubo entre Calderón y el gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, entre los festejos del año pasado y el actual, cambiaron radicalmente. Mientras en 2007 se vio a un mandatario federal hosco hacia el jefe del Poder Ejecutivo estatal, este lunes pareciera que se borraron muchas de las diferencias políticas que había entre ambos.

La presencia de Calderón en la ceremonia y el desfile conmemorativos de la batalla de Puebla tuvo una clara intención, buscar un acercamiento con el gobernador Mario Marín Torres para intentar conseguir apoyo de los legisladores priistas al proyecto de reforma energética y de otras iniciativas que el gobierno federal mandará al Congreso de la Unión.

Y no solamente eso. Seguramente también se busca que los gobernadores priistas no se sumen a la exigencia de que salga Juan Camilo Muriño de la Secretaría de Gobernación por los oscuros negocios de la familia de este funcionario en Pemex y que tampoco se unan a la serie de protestas por la actitud de los mandatarios panistas de El Yunque que están usando la hacienda pública a favor del clero católico.

Calderón no vino a la capital poblana a darse un baño de pueblo, tal como lo hicieron anteriores mandatarios, sino en lo que pareció un gesto para poner fin a cualquier diferencia con el mandatario Mario Marín Torres, al mismo que prometió que cuando llegaría a la presidencia de la República echaría del gobierno de Puebla –a causa del Lydiagate– y por eso en Huejotzingo, cuando era candidato presidencial, públicamente y de manera simbólica le sacó una “tarjeta roja” como si fuera árbitro de futbol.

Quienes presenciaron la convivencia que hubo entre Marín y Calderón sostienen que hubo pocas risas, comentarios y un trato institucional, pero cordial. El jefe del Poder Ejecutivo federal se mostró serio, pero no ríspido ni distante como otras veces que vino a la entidad por diversos motivos.

No se observó el trato grosero de 2007, cuando Calderón también vino al desfile y casi no le dirigió la palabra a Marín. En esa ocasión en el monumento a Zaragoza, cuando ambos caminaban en la explanada, el presidente se detuvo a saludar a la bandera y no corrió la deferencia al gobernador para que hiciera lo mismo, razón por la cual el jefe del Poder Ejecutivo estatal se siguió caminando de frente sin darse cuenta que se había detenido el panista.

El año pasado Felipe Calderón Hinojosa con gesto molesto llegó al templete del bulevar 5 de mayo, dio inicio al desfile, se despidió de los presentes con un trato frío, molesto, y se marchó. En esta ocasión se le vio relajado, de mejor carácter y hasta que apareció un camión de limpia que recogía los desechos que dejaron los escolares, soldados y sobre todo los equinos que participaron en la parada cívico–militar el presidente decidió retirarse.

El desfile fue tal vez uno de los más deslucidos de los últimos años y sirvió para promocionar, fundamentalmente, los programas del gobierno del estado. La excesiva seguridad que había alrededor del templete principal llevó a que solamente hubiera unas 50 o 100 espectadores, aparte de los invitados oficiales, que pocas veces se emocionaron por ver a los cansados escolares que tuvieron que marchar a la fuerza.

Con esas condiciones Felipe Calderón solamente vino a convivir con la clase política local y sin posibilidades de darse un baño de Pueblo. Algunos dicen que los mandatarios usan el desfile del 5 de mayo como termómetro para medir su popularidad entre la gente. Ayer no quedó duda que al actual presidente es un hombre que vive aislado, con miedo, y eso es muy peligroso para un hombre de Estado.

Basta recordar que Gustavo Díaz Ordaz era también un presidente aislado, temeroso y todo mundo sabe como acabó su terrible mandato.


Protestan contra la iniciativa de reforma energética durante el desfile



Josué Mota Corro
Puebla, Pue.

Un grupo de integrantes de las Redes Ciudadanas se manifestó ayer contra la iniciativa de reforma energética del gobierno federal durante el desfile cívico–militar en conmemoración de la Batalla del 5 de mayo. Otro grupo de personas se instaló en las avenidas por donde pasó el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, para mostrarle mantas en las que exigen que no se privatice Pemex.

La mayoría de los inconformes protestó a unas cuantas calles de donde estaba Calderón y el gobernador Mario Marín, quienes presidieron el acto, por lo que fue enviado un grupo de policías estatales a donde éstos se encontraban para evitar que avanzaran.

Terminado el desfile, los integrantes de la Redes Ciudadanas intentaron acercarse al presidium, pero una vez más, los uniformados le prohibieron el paso. De hecho uno de los policías arrebató a un hombre la pancarta que llevaba, pero el asunto no paso a mayores, ya que entre los ciudadanos se comenzaron a pedir que no cayeran en provocaciones.

Sin embargo, esto no evitó que continuaran gritando sus consignas contra Calderón, por el contrario comenzaron a denunciar que entre éste y Marín Torres hay una complicidad para protegerse mutuamente, “por eso los policías preciosos no nos dejan pasar”, exclamaron algunos.

Cuando todos los funcionarios que asistieron al desfile se retiraron, los manifestantes marcharon por el bulevar 5 de mayo, donde transcurrió el acto, y entregaron volantes con información sobre las consecuencias de privatizar la paraestatal.

Varias mujeres se instalaron el bulevar 5 de Mayo minutos antes de que comenzara el desfile para mostrarle con algunas mantas su repudio a su intento por privatizar Pemex.

Tanto el Estado Mayor presidencial, como Policías Estatales pusieron en marcha un sistema de seguridad para evitar que se dieran protestas contra Felipe Calderón durante la ceremonia previa al desfile.

Todas las vías que conducen a la zona de Los Fuertes fueron cerradas desde temprano y sólo se le permitió el paso a los vehículos oficiales. Además varios agentes de la Policía Estatal permanecieron durante el tiempo que duró la ceremonia oficial para evitar que los manifestantes llegaran hasta el monumento a Ignacio Zaragoza, donde se realizó el acto.

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