miércoles, febrero 21, 2007

FORO DE REFLEXIÓN

Ética, política y cinismo ¿Dónde estamos? / II y última

María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera

¿Qué significa ver a Felipe Calderón en Hueytlalpan en amistoso diálogo con Mario Marín y además inaugurando un programa focalizado de “combate a la pobreza”? En febrero de 2006 Felipe Calderón abogaba con enjundia porque el gobernador de Puebla pidiera licencia y apoyaba a los diputados locales en la demanda de juicio político que interpusieron en contra del llamado góber precioso ante la presunta violación a los derechos humanos de Lydia Cacho, y por el uso faccioso del poder a favor de Kamel Nacif involucrado en una red de pederastia. La sonriente relación de Calderón con Mario Marín, a menos de dos meses de su toma de posesión, ¿es una relación compleja entre ética y política? o es simplemente cinismo. ¿Qué decir de la reelección de Guillermo Pacheco Pulido como presidente del Tribunal Superior de Justicia y de su discurso sobre la “paz y la certeza jurídica en la impartición de Justicia en Puebla”? ¿Y de la amigable relación actual de conocidos empresarios poblanos con Mario Marín, los mismos que en la marcha de febrero de 2006 pedían a gritos su renuncia? ¿Y de sectores populares que aplauden el informe anual del gobernador en diversos puntos del estado? ¿Se trata de “males menores” que hay que aceptar para sobrevivir socialmente o estamos ante la renuncia a nuestra dignidad como sociedad?

¿Qué podemos pensar cuando vemos a Calderón vestido de militar y organizando una serie de operativos más mediáticos que eficaces contra el crimen organizado para dar a la población Seguridad, tema central en su búsqueda de legitimidad, y por otro dejar que el precio de la tortilla suba cuando supuestamente la inclusión en el TLCAN del maíz y el pretexto para desmantelar la agricultura campesina era el abaratamiento de la alimentación de los mexicanos? ¿En dónde queda la seguridad alimentaria, principal seguridad que sustenta todas las otras seguridades? ¿ Es cinismo o es negociación sensata con la realidad continuar con programas focalizados de atención a la pobreza que lo que han demostrado es que permiten la continuidad de políticas económicas que benefician fundamentalmente al gran capital?

¿Qué pensar de la impunidad en relación a los hechos de Atenco y Oaxaca, del apoyo a Ulises Ruiz y de la represión que continúa de manera implacable ocultada por el cerco mediático? ¿De la descalificación que Gobernación ha hecho de los organismos internacionales de Derechos Humanos? ¿Qué quiere decir Calderón cuando afirma en Alemania que “se respetarán los derechos humanos pero no se dejará de aplicar la ley”(sic). Dice édgar Morin que, con complejidad y todo, hay un indicador inequívoco de una regresión de barbarie en el corazón de la civilización: la aceptación de la tortura.

Pero si decía yo que dogmatismo y cinismo son los extremos de un amplio espectro en realidad acaban tocándose. ¿No es la nueva cruzada contra el “comunismo” en América Latina, la que anunció Manuel Espino en la reciente reunión de la Democracia Cristiana, y que contó con la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana una nueva edición de posturas dogmáticas que lo que finalmente hacen es encubrir un cinismo rampante?

Dogmatismo y cinismo degradan ¿nos estamos degradando como sociedad? ¿Se degrada solamente la clase política?

Pero Morin, quien participó en la resistencia francesa, nos pone también en guardia acerca de la degradación ética de la política de resistencia. “Esta puede embarcarse en una espiral infernal en el que el terror del Estado represivo suscita el recurso a un terrorismo que golpea indiscriminadamente a las poblaciones. Un maniqueísmo de odio que exaspera a cada uno de los enemigos y suscita actos innobles. La degradación moral del represor se introduce en el alma del resistente”. El cinismo pragmático o el pragmatismo cínico se pueden instalar en esos procesos, como puede el dogmatismo volverlos inviables y destructivos. ¿Cómo hacer para que los movimientos de resistencia –los movimientos de los que son catalizadores Marcos, la APPO, AMLO– y que mezclan indignación ética y rabia ante la injusticia establecida, organización democrática de diferentes grupos y a la vez intereses obscuros de políticos y de líderes de diferente perfil– no se entrampen en esas dinámicas?

Frente al déficit de futuro, ante la crisis sistémica y civilizatoria que vivimos, las decisiones morales se vuelven mucho más difíciles, pero tomarlas en serio es la única manera de vivir en humano.

*Profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en http://circulodeescritores.blogspot.com Sus comentarios son bienvenidos.

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