sábado, marzo 10, 2007

RAZONES

El PRI o cómo confundir izquierda con restauración

JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

No nos engañemos. El PRI real, luego de la elección de su dirigencia y de cara a su próxima asamblea, nos sigue enseñando un rostro que no nos gusta, que en ocasiones es incoherente, pero que es el verdadero de un partido que aún está muy lejos de aceptar su propia renovación. Cuando los viejos partidos comunistas perdieron el poder en Europa del Este, lo que hicieron fue renovarse casi por completo. Ninguno conservó siquiera su nombre: habían sido derrotados, el pasado no regresaría y para continuar la renovación debería ser completa: desde el nombre hasta los programas, desde la visión del mundo hasta el proyecto de país. El PRI, tan emparentado con esos grandes partidos surgidos al inicio del siglo XX, perdió el poder, pero no fue derrotado. Todavía hoy, luego de dos elecciones presidenciales consecutivas perdidas, el otrora partido sigue conservando amplios espacios: 17 gobiernos, la mitad de las presidencias municipales, dos fuertes grupos parlamentarios. No importante que en la última elección presidencial apenas si superara el 20 por ciento de los votos: los espacios de poder siguen ahí y muchos de ellos se han conservado sin modificar el discurso, dirigentes o programas. Allí, paradójicamente, estriba el mayor problema del PRI: para regresar debe cambiar profundamente, pero muchos de sus cuadros y dirigentes prefieren conservar lo que tienen y para ello han optado por mantener todo como está y responsabilizar a otros de sus desgracias como si ellos acabaran de llegar al partido.

DIÁLOGO

La familia

YAMIL DARWICH

El primer domingo de marzo ha sido declarado “Día de la Familia ”, unidad estructural y funcional de la sociedad, que hoy, como nunca, es atacada por intereses de productividad material, comercialización diversa y tendencias de vida pseudomoderna, promotoras del individualismo y la soledad. Este diálogo tiene el propósito de defenderla, más allá de posturas ideológicas grupales, incluidas las religiosas; un punto de vista que espero sirva para rescatar valores que hemos ido perdiendo. También debo declarar mi profundo respeto para aquellas monoparentales – de padre o madre solamente – que por razones de abandono, divorcio o viudez, viven fuera de la norma. El llamado “Posmodernismo” o “Sociedad del Conocimiento”, ha traído aparejados grandes beneficios para la raza humana: en el campo de la ciencia, descubrimientos que permiten aspirar rebasar, sobradamente, los 100 años de edad con buenas condiciones de salud; tecnológicos, ofreciendo comodidades en el hogar y trabajo, dándonos calidad de vida. Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de los valores, en muchas ocasiones rebasados por la aplicación de los adelantos de tecnociencia, dejando atrás al humanismo. La familia, particularmente, ha recibido esos embates.

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QUÉ HACER DEL ARTE

Consumo cultural

YASSIR ZÁRATE

Voy a partir desde un planteamiento sencillo pero fundamental, que ha atormentado a las mentes utilitaristas de los últimos años: para qué el arte. Más allá de la cuestión etiológica sobre qué es el arte, insoluble a mi modo de ver, nos queda refugiarnos en el debate en torno a los fines, usos, aplicaciones, soluciones del arte. Para qué el arte. ¿Tiene sentido plantearnos esta espinosísima cuestión cuando aparentemente hay otras mucho más apremiantes? Cuando millones de personas en el mundo tienen días sin probar alimento; o cuando millones de niños no pueden asistir a la escuela y a cambio deben trabajar en condiciones infrahumanas o participan en una guerra. ¿Es ético hablar del arte bajo estas condiciones? Definitivamente me parece válido abordar estos asuntos. Considero que además de los alimentos terrenales, es necesario tomar los espirituales. Veamos, pues. Desde hace años he insistido en un punto sobre el que se ha hecho muy poco. En términos prácticos, se necesita de un público consumidor de arte; para ello es necesario entrenar a los espectadores, pero también dotarlos de los recursos económicos para efectuar dicho consumo

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Nómadas

Egipto eterno

ENRIQUE ATONAL

En París finaliza la imponente exposición los “Tesoros Sumergidos de Egipto” en las galerías del Grand Palais, una muestra de 500 obras y objetos descubiertos en las profundidades de la bahía de Abukir en las costas mediterráneas egipcias por un equipo de arqueólogos dirigido por Franck Goddio. Se trata del trabajo de 10 años de exploración de lo que fuera el puerto antiguo de Alejandría, la ciudadela de Heraclieon y de Canope, tres sitios que fueron tragados por el mar en el siglo VIII de nuestra era, tal vez como consecuencia de un terremoto o un hundimiento de terreno. Estatuas monumentales, obras de arte talladas en piedra, monedas, joyas, objetos rituales, muestran el gran desarrollo de la cultura egipcia a lo largo de sus casi 5 mil años de existencia, civilización fundadora de la humanidad y que desapareció ante el avance cristiano y musulmán. Las obras tienen, además de su valor histórico, un valor artístico real, que las acercan más a nuestro gusto y entendimiento. Son obras bellas, que permanecieron sumergidas por más de mil cuatrocientos años y que aparecen ahora ante los sorprendidos ojos de los visitantes al pabellón de cristal del Grand Palais. Además de los objetos, los curadores de la muestra han concebido un paisaje subacuático, con ilustraciones en video de los momentos culminantes de la exploración submarina, sus hallazgos y la proeza de llevar estos tesoros que pesan toneladas a la superficie. Lo que podría parecer un elemento externo perturbador, acompaña muy bien al conjunto de la exposición.

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