viernes, mayo 18, 2007

El Yunque en Chinfla

Columnistas

Duelo de Espadas
Edmundo Dantés

condemontec@hotmail.com



Desafuero panista a Ana Teresa Aranda


No aprenden de las fallas propias ni de las ajenas. Solamente así se puede explicar el desafuero de facto que el Yunque le quiere aplicar a Ana Teresa Aranda, para que no puedas ganarle la nominación a un cada vez más debilitado Antonio Sánchez Díaz de Rivera.


Como varios columnistas lo han descrito: en 1989 el PRI-gobierno de Mariano Piña Olaya trató de evitar que Aranda fuera candidata del PAN a la presidencia municipal y esgrimió un argumento legaolide, que solamente sirvió para que la ex presidenta de la Asociación Nacional Cívica Femenina hiciera campaña en el zócalo, se convirtiera en mártir e incrementara su patrimonio político, mientras el priísmo sufrió un severo desprestigio.


En el 2003, la contienda interna panista por la nominación a la gubernatura comenzó con un Francisco Fraile y el Yunque como dueños de la “estructura” partidista, muy por encima de los “innombrables” internos, Ana Teresa Aranda y Luis Paredes Moctezuma. La entonces titular del DIF nacional se acobardó y, pese a su alto posicionamiento en encuestas externas, ni siquiera compitió.


Pero el “innombrable mayor”, Paredes Moctezuma no se amedrentó y – en poco tiempo se convirtió en un verdadero peligro para el yunquismo y su candidato, que se vieron en la necesidad de recurrir a una nueva triquiñuela legaloide, para impedirle llegar a la Convención Estatal.


Con el entonces presidente estatal del PAN, Eduardo Rivera Pérez, como brazo ejecutor, los “demócratas”, los “chicos buenos” de la política nacional y local hicieron una cochinada antidemocrática, para eliminar a Paredes Moctezuma sin – siquiera – dejarlo competir.


Como candidato único, Fraile García a duras penas le ganó al abstencionismo y se erigió en un competidor débil, revestido de ilegitimidad interna, sin el apoyo de todo el PAN. Todo ello contribuyó al fracaso de su postulación y a que la fragilidad de su campaña afectara negativamente a los demás candidatos del blanquiazul.


La fobia yunquista contra el innombrable mayor (que antes fuera su hijo pródigo) llevó a Rivera Pérez y a Manuel Espino a tratar de expulsarlo del panismo, pero Paredes Moctezuma les ha ganado todas las batallas legales dejándolos en ridículo y convirtiéndose en una especie de “militante incómodo”.


En el 2005, como hoy lo reconoce el locuaz y boquiflojo Vicente Fox Quesada, el Yunque y demás poderes fácticos trataron de eliminar a Andrés Manuel López Obrador no dándole – ni siquiera – la oportunidad de contender promoviendo una argucia legalista y antidemocrática, el desafuero, que solamente fortaleció al perredista al darle una proyección nacional, que posiblemente le llevó a ganar la contienda presidencial.


Hoy, la decisión de dos antipolíticos, el financiero Jorge Ehlinger Coghlan y la burócrata partidaria Ana María Jiménez, no solamente demuestra que la contienda interna en el PAN es un cochinero propio de los peores tiempos del priísmo, también refleja el temor del yunque ante la debilidad implícita de Antonio Sánchez Díaz de Rivera.


Con su resolución, el colérico y torpe Jorge Ehlinger y Ana María Jiménez - que sigue cobrando un jugoso salario de las arcas del ayuntamiento, pese a que su trabajo y resultados son nulos – se comportaron como lo que son: operadores electorales de Sánchez Díaz de Rivera, que no garantizan una disputa interna equitativa que dé legitimidad al futuro candidato.


El error de Ana María Jiménez y Jorge Ehlinger es tan grave, que pone en evidencia hasta a su propio candidato, porque demuestra que el Yunque teme perder la contienda interna, pese a que tiene el control de la estructura y que ha cometido un sin fin de cochinadas y trampas, para coaccionar a los panistas y, pese a todo, corre el riesgo de ser derrotado.


Se supone que Díaz de Rivera ganaría la contienda interna por contar con la bendición del verdadero dueño del PAN: el Yunque, que a través de Ángel Alonso Díaz Caneja y Francisco Fraile manipula la estructura panista. El problema es que el control yunquista ha fallado en varias ocasiones importantes, como cuando Luis Paredes derrotó a Francisco Emelhainz Naveda, que contaba con el respaldo del propio Fraile.


Tomando en cuenta que Ana Teresa Aranda no ha crecido políticamente por haber dado buenos resultados como titular de Sedesol, directora nacional del DIF o presidenta estatal del PAN, sino por erigirse como supuesta mártir de la democracia, la resolución del Comité Municipal no hará más que generar una ola de simpatía.


Ahora, lo interesante será ver qué sucede con Ana Teresa Aranda y el proceso interno del PAN. La posibilidad de ruptura es real, la ilegitimidad quedó demostrada y no puede descartarse que el CEN se vea en la obligación de desplazar a las dirigencias en Puebla y encausar la contienda o, de plano, decidir las candidaturas, como ocurrió en el 2003, cuando las nominaciones se definieron por el vil dedazo centralista ante la abierta confrontación entre paredistas y frailistas.


Aunque las posibilidades priístas de retener la alcaldía son escasas…existen y crecerían sensiblemente si Díaz de Rivera y el Yunque revientan el proceso y obligan a Ana Teresa Aranda y a sus seguidores a seguir cuestionando la institucionalidad interna, porque seguiría quedando en evidencia la antidemocracia, ilegitimidad y trapacerías de los procesos internos panistas, en detrimento de sus propios militantes.


Pese a que es poco factible que la ex titular de Sedesol tenga los arrestos, para dejar el PAN, lanzarse por otro partido y contribuir a la derrota panista, porque ella misma sabe que no ganaría; el daño al albiazul está hecho y en un año electoral los votantes no son ciegos, sordos ni mudos.

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