jueves, abril 19, 2007

Columnistas

Los Conjurados
Erika Rivero Almazán

losconjurados76@hotmail.com


¿Quiénes son los operadores de Anatere?

La Doña no descansa.
Ya rechazó la oferta, la única que le ofreció el Yunque: ser la coordinadora de la bancada panista en el Congreso Local. Eso significaba, con un poco de destino y buena fortuna electoral para el PAN, ser la presidenta de la Gran Comisión del Congreso del Estado.
Y Ana Teresa Aranda lo consideró una migaja.
Pero quería más.
Y fue por más.
Pero ahora, en su nueva misión, se le están presentando algunos problemas, antes de lo que esperaba.
Si bien Ana Tere se volvió a vestir de modestia para recuperar la militancia y seguidores abandonados por vivir sus tiempos de gloria en el gabinete presidencial, ya empieza a sufrir la resaca del agotamiento.
Y no es porque su estrategia sea mala, al contrario: está surtiendo efecto.
Ana Tere tiene pegue con los panistas: la reconocen, la quieren y la admiran, muchos.
En serio: imagínese, de repente se oye un ding-dong, usted abre y está la Doña en la puerta de su casa (posiblemente debajo de un sol radiante de medio día) sonriendo, pidiendo con toda humildad un minuto de su tiempo para hablar sobre su proyecto político en la búsqueda de la candidatura a la presidencia municipal de Puebla.
El gesto, de entrada, cae bien.
Y sorprende, después de que hace menos de un año solicitar una audiencia con ella era impensable.
Otra de las actividades es buscar a los medios de comunicación para darles una entrevista, además de las reuniones en la Cueva del Zorro con directivas de vecinos, líderes de colonias y Juntas Auxiliares. Todos ellos simpatizantes o militantes del PAN.
Hasta ahí todo está bien.
El problema es que el desgaste de la estrategia es bárbara: sobre todo si tomamos en cuenta que es tiempo lo que necesita Anatere, él es su verdugo, a diferencia de Toño Sánchez Díaz de Rivera y Francisco Fraile, que desde hace dos años vienen trabajando a conciencia en su candidatura.
Tiempo, tiempo, tiempo, eso necesita Anatere.
Ahora imagínese que se malgaste el poco tiempo de la Doña.
Eso es lo que está pasando.
Resulta que hace más de seis años Anatere empezó a abandonar, paulatinamente, la plaza poblana: se fue cuando el padrón de la militancia no era mayor de mil delegados numeraios: hoy en día el padrón es de 2 mil 700.
Más del doble: enorme diferencia. De los cuales, más del 50 por ciento son nuevos, y no conocen directamente ni tienen un lazo de simpatía con la Doña.
Y aquí viene el talón de Aquiles de la precandidata: no tiene operadores electorales panistas: no con la astucia, experiencia y conocimiento de campo que urge alguien que quiere ganar la convención del PAN: prueba de fuego para cualquier precandidato azul.
Es por eso que la Doña se da cuenta, dos horas después de intentar de convencer a un militante activo, que ya forma parte de la campaña de Toño o de Paco.
Con decirle que apenas trató de convencer a un familiar de Toño de votar por ella: cuando la persona, llena de pena, después de una hora le dio un no rotundo y le explicó la causa, la Doña montó en cólera en contra de sus operadores.
No era para menos.
Ese tipo de errores son comunes en el campaña de Anatere: no hay quien la oriente y seleccione con habilidad y sapiencia con quien sí se debe sentar y con quien no, en el entendido de que el tiempo es vital.
La Doña es la Doña, pero no es Terminator.
Chequemos el dato de los operadores de su campaña:

  1. Jorge Picasso, joven que llegó a ser secretario general del Ayuntamiento de Luis Paredes en su último año de administración, en sustitución de Gustavo Guevara. Inquieto, pero inexperto.

  2. Jaime Aureoles, exoperador de Luis Paredes. Se le recuerda como autor del escándalo periodístico sobre el bunker secreto en donde se invitaba a los panistas para convencerlos de que apoyaran al nuevo grupo a cambio de financiar sus adeudos partidistas.

  3. David Díaz, regidor de la Comisión de Hacienda en la pasada administración panista. Pasó de noche.

  4. Meche Dorantes, también regidora paredcita. Buena persona aunque ajena a la actividad política de fondo.

  5. Cristina Sánchez de Cima, secretaria de Desarrollo Humano con Paredes, yunquista en su juventud y ama de casa después.

  6. Alejandro Castillo, vinculado a la administración de los negocios de Jaime Zurita en giros comerciales durante la administración paredcita.

  7. Enrique Guerrero, expresidente auxiliar de la Libertad, actualmente socavado por el priísmo que parece inundar de nueva cuenta la junta auxiliar.

  8. Alberto Castillo, exlíder venido a menos en la junta auxiliar Romero Vargas.

  9. Sergio Quiroz, el perdedor de la contienda por la presidencia de la Canirac.

  10. Pedro Plaza, fiel seguidor de la Doña, exdelegado de Sedesol en la época dorada de la Doña.

  11. Bernardo Hinojosa, vínculo directo entre Anatere y Gabriel Hinojosa, actual delegado de la Profeco y sobrino del presidente Felipe Calderón Hinojosa.

  12. José María Iguíniz, quien salió mal parado después de que quedó evidenciado como soplón: se le acusó de filtrar una grabación con la voz de Jorge Ehlinger, dirigente municipal del PAN donde, con lenguaje florido, reconocía la corrupción en su partido. Ni la huelga de hambre cambió la percepción de chismoso y rajón.

Es por eso que Anatere tiene problemas.
Y cómo no.
A ver si le alcanza el tiempo para ganar una convención.
Es presumible que no.

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