martes, julio 24, 2007



Bienvenido, Santiago
Javier Corral Jurado
24 de julio de 2007

Televisa ha sacado provecho del caso del chino Zhenli Ye Gon para cobrar venganza a diversos actores que se opusieron a su ley y defendieron el fallo de la SCJN que la invalidó en sus principales artículos. Con el tema —al que le han dado una jerarquía profusa en sus noticiarios desde hace tres semanas— pretenden incluso darle una probadita de lo que pueden desatarle al mismísimo presidente Felipe Calderón, de quien sostienen la absurda idea de que intervino para influir en el criterio de los ministros.

Pero al que han tomado como nuevo blanco directo de sus mensajes de advertencia es a Santiago Creel Miranda, ni más ni menos. Caso paradójico en el destino de una represalia mediática —pero también aleccionador— pues en el inventario de las canonjías y los privilegios indebidos que hoy goza esta empresa, varias de esas decisiones tienen la rúbrica del hoy coordinador de los senadores panistas. En efecto, con su aquiescencia o no, Santiago Creel contribuyó en el sexenio de Vicente Fox a que el consorcio ampliara sus negocios al campo de las apuestas remotas, extendiera por larga vida sus títulos de concesión y redujera considerablemente sus obligaciones fiscales con el Estado. En su momento le entregó incluso el Cisen a uno de los hombres más empeñados con los abusivos propósitos de la televisora: Eduardo Medina Mora.

Emilio Azcárraga Jean está molesto con Santiago Creel por la sencilla razón de que éste ha hecho pública su intención rectificadora en un tema en el que tanto él como Vicente Fox se equivocaron de cabo a rabo: la relación del Estado con los medios de comunicación. No sólo por la conducta circular con la que actúa Televisa, campeona para reciclar sus lealtades cada sexenio, sino, al menos en el caso de Creel, fruto de una auténtica reflexión personal que reevalúa los peligros para la democracia de un poder sin contrapesos. Por ello se ha convertido en el principal impulsor dentro del Senado de un grupo de trabajo que elabore propuestas para una nueva legislación de medios y de las telecomunicaciones.

No omito señalar que he platicado largamente con Santiago Creel sobre ese proceso, y siendo por mi parte uno de los principales críticos a varias de las medidas que prohijó en el pasado, he aceptado como válida esa rectificación. Se la hemos permitido y validado a otros, ¿por qué a él no?

Pero Televisa le cobra caro el desamor. En una burda campaña de manipulación y distorsión informativa, que empezó de manera personal —pero con expresiones indirectas— el propio Azcárraga, la empresa endereza ataques y descalificaciones a Santiago Creel. Él buscó replicar en el mismo momento y comprobó en carne propia que el tan traído y llevado derecho de réplica que consignaron en “el decretazo” del 10 de octubre de 2002, no sirve para maldita la cosa.

La operación de desprestigio en represalia a Creel aprovecha el asunto del señor Ye Gon. A partir del proceso que le permitió su naturalización, lo hacen aparecer como responsable directo de un trámite que se gestiona en número de miles al año y depende de diversas áreas, entre ellas de manera singular del Cisen, que investiga a los solicitantes. Pero en Televisa el verdadero intocable es Medina Mora.

El manejo que presenciamos el fin de semana pasado está basado en descontextualizar sus declaraciones, distorsionar hechos y ridiculizarlo en el segmento conocido como “las mangas del chaleco”, en el que Televisa llegó bastante lejos en la edición del viernes pasado: sacó expresiones de la actriz Edith González en el programa Bailando por un sueño, en una parodia de réplica al legislador.

López Dóriga inventó el miércoles 18 de julio la versión de que Creel se deslindaba del caso y aseguró que el senador panista “deslizó la responsabilidad a Derbez”, lo que nunca se escucha en los insertos. Luego escogieron al senador panista Federico Döring para que le diera respuesta el jueves 19 y éste se lanzó contra Creel, dio el material necesario y suficiente para el golpeteo, pues dijo: “A mí me parece muy desafortunado el intento de deslinde porque el responsable de todas las materias migratorias era el secretario de Gobernación, Santiago Creel. Yo creo que citando al propio Santiago, debería asumir, como hombrecito, que el encargado de la política interior y responsable de todos los actos del Instituto Nacional de Migración en el gobierno anterior fue Santiago Creel…”

Ante esta declaración, Creel se comunicó al noticiario y se mantuvo por largo tiempo en el teléfono en espera de su derecho de réplica, lo que no se le permitió, según explicó López Dóriga al día siguiente en la radio, “porque es un programa que ya está hecho… estructurado, medido al segundo”. Y aseguró que Creel “quiso entrar a fuerza en el noticiario, en vivo; sí, autoritario que es”.

Sin embargo, el conductor tuvo el buen cuidado de omitir que esa noche afirmó haber buscado a Creel y no haberlo localizado. Dijo textualmente: “Esta noche busqué al senador Creel para una reacción y no lo localicé, no lo encontré, no respondió”. Evidentemente se trataba de una mentira, pues el mismísimo Creel estaba en la línea telefónica esperando responder.

Manejo pueril, sí; pero de enorme esperanza para la causa democratizadora de los medios. Bienvenido, de nuevo, Santiago.

Profesor de la FCPyS de la UNAM

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