miércoles, agosto 30, 2006

Jolgorio y Velorio

Hola amigos Poblanos, les saluda su amigo esperando que éste artículo sea de su interes.
Carlos Santillan
Puebla


Sergio Aguayo Quezada
Jolgorio y velorio
30 de agosto de 2006

El sexenio termina en la incertidumbre de una disputa política convirtiéndose en conflicto social. ¿Cuál es la responsabilidad del Presidente que sale? ¿Cómo frenar el deterioro de nuestra democracia? El sexenio ha sido de claroscuros.
La economía nunca creció a las tasas prometidas, pero se controló la inflación y las arcas del Banco de México rebosan con divisas. El federalismo avanzó a pasos agigantados, aunque con resultados tan desiguales como la forma en que los colaboradores del Presidente aprovecharon la libertad que les dio. La inseguridad y la calidad educativa empeoraron, pero el campeonato de lo negativo se lo lleva la deteriorada convivencia política. Otros actores contribuyeron al conflicto; pocos superan en responsabilidad al actual Presidente.
Vicente Fox triunfó prometiendo que las transformaciones consolidarían la democracia... lo que cambió fue la firmeza de su compromiso. Lino Korrodi, el mago Merlín de las finanzas del Fox candidato, capturó el origen de la metamorfosis en un libro revelador (Me la jugué): "¿Qué fue de aquel guerrero incontenible?", se pregunta pensando en la campaña, para responderse él mismo: se quedó "afuera de Los Pinos" en cuyo dintel dejó las botas. Korrodi acertó parcialmente.
En los casi seis años pasados desde entonces, el Presidente osciló entre el activismo y la contemplación, siempre arreglándoselas para dejar un reguero de conflictos políticos. Chiapas y los desaparecidos de la guerra sucia los heredó del antiguo régimen... pero los deja iguales o enconados por la inacción o las decisiones erráticas. Otros son hechura suya y en San Salvador Atenco quedó impreso el sello de quien manipula la legalidad por conveniencias políticas. En octubre del 2002 capituló ante los poderes fácticos cuando dio un decreto entregando privilegios enormes a los medios electrónicos. Fue una decisión teñida por el oportunista deseo de apuntalar las ambiciones presidenciales de la "señora Marta".
Pero la edificación del encono se cimentó, sobre todo, en el conflicto entre el Presidente y el jefe de Gobierno capitalino. Discutir sobre quién abrió las hostilidades es ocioso porque ambos se subieron al ring sin importarles reglas u opiniones. En esta pelea, la indolencia presidencial ante genocidas y corruptos se transformó en el celo fanático del cruzado decidido a aniquilar al enemigo. En ningún asunto político se empeñó el Presidente tanto como en frenar a López Obrador y su campaña de spots y discursos entre enero y mayo de este año fue notable porque la mayoría de gobernadores y funcionarios fueron bastante prudentes.
Fox contribuyó a la derrota de López Obrador pero hereda a la sociedad una fractura sin vías de solución. Oaxaca y el Distrito Federal son entidades diversas pero hermanadas por el conflicto y porque ante ambas existe la tendencia a minimizar o ignorar la forma como se fue gestando; así sucedió en Chiapas, que obtuvo una prioridad acorde con la magnitud de su problema cuando iniciara la rebelión zapatista. En Oaxaca, los gobiernos malos, corruptos y golpeadores han ido lastimando a diversos sectores con decisiones de todo tipo: destrucción de los árboles del Zócalo, cerco al periódico Noticias de Oaxaca, enfrentamiento con el magisterio que en ese estado jugó un papel opuesto al desempeñado por el sindicato a favor de Felipe Calderón.
Si Oaxaca vive un conflicto social cercano a la insurrección es, al menos en parte, porque en Oaxaca el gobierno federal se puso contemplativo y porque su prioridad ha estado en mantener su alianza con el PRI. ¿Seguirá la zona metropolitana el camino marcado por Oaxaca o se desinflarán las movilizaciones por el desgaste provocado por las inclemencias del calendario y el tiempo? Sobran opiniones y falta certidumbre.
Hay razones para pensar que la protesta capitalina continuará porque la percepción del agravio se apuntala en un gobierno local y en un partido con presencia nacional. Los objetivos de esta movilización siguen ampliándose porque la exigencia del recuento ya se transformó en rechazo a Felipe Calderón y en exigencia de transformación institucional.
Recorrí hace unos días el plantón. Era un fin de semana y buena parte de las carpas responsabilidad de capitalinos estaban semivacías. La excepción era la plancha del Zócalo, en donde están representados los estados, algunos de los cuales trabajan en sentar las bases para una movilización sin precedentes; del Zócalo salen y en él confluyen los miles de activistas que recorren el país organizando las asambleas de donde saldrán los delegados que asistirán el 16 de septiembre a una Convención Democrática Nacional cuyo objetivo es reunir a 1 millón de representantes. Uno por cada 15 votos recibidos por López Obrador.
El ambiente y las decisiones que adopte la Convención estarán influidos por las decisiones, entre otros, de Calderón, Fox, López Obrador, el Trife y el Ejército. El sexenio termina con una parte del México tan irritado por la elección y por las desigualdades económicas, mediáticas y sociales que deja los cauces tradicionales e inicia una travesía cuyo desenlace es incierto. La única certeza es que siguen cumpliéndose los requisitos para sacar al enfrentamiento de la dimensión política y meterla en la esfera social. Parecería sensato buscar puntos de convergencia y por ello me sumé a la iniciativa, promovida por Cecilia Loria y Rossana Fuentes-Berain, de crear un grupo de "Ciudadanos por el Diálogo, la Civilidad y la Cohesión Social".
En el corto plazo, cualquier salida, ya de por sí difícil, requiere de un Presidente sereno y controlado, lo cual es irreal porque Fox volvió a ponerse las botas y está decidido a confrontar a quien se le ponga enfrente e irá al Zócalo a dar El Grito protegido por el Estado Mayor Presidencial. En consecuencia, durante los próximos tres meses aumentarán los riesgos y habrá que explorar otras rutas; una de ellas, prioritaria y urgente, es una reforma electoral de emergencia que discutiré en otra ocasión.
Fox rendirá su último Informe a la nación en un Congreso de la Unión rodeado por militares; ambiente poco propicio para una celebración de la civilidad democrática. Algunos logros deberán reconocérsele, otros podrían rebatírsele pero en el juicio histórico pesará que, más allá de los discursos, en términos de la calidad democrática lo que comenzó en jolgorio, terminó en un ambiente de velorio... para una tercera parte de la población.
Correo electrónico: sergioaguayo@infosel.net.mx

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