jueves, marzo 29, 2007

CUITLATLAN

El PAN no ve la corrupción

Fermín Alejandro García

El conflicto de Huehuetlán el Grande –en donde el edil Leandro Barrales fue baleado– no debe verse como un hecho aislado. Lo que ahí pasa es un problema que se repite en otros municipios gobernados por el PAN, en los cuales los regidores han cuestionado a los presidentes municipales por un mal manejo del erario; pero además el PAN ha buscado que crear la imagen de que los problemas se generan por otras causas.

Por lo menos en cuatro municipios se ha observado el anterior patrón. Este es un recuento de ello:

En Chiuatzingo, la semana pasada, un grupo de regidores sellaron los accesos principales de la presidencia municipal en protesta de que el edil Abraham Pérez Núñez no ha aclarado el destino de un millón de pesos del presupuesto municipal.

Este no es el primer conflicto que genera ese alcalde, ya que el año pasado se le acusó de estar coludito con funcionarios de la Semarnat que han permitido la existencia de un aprovechamiento ilegal de un bosque en la comunidad de San Juan Tetla.

Como resultado de ese conflicto se generó un enfrentamiento entre campesinos, con el saldo de un muerto y como siempre ocurre, la victima fue del bando de labriegos que se oponen a la depredación del medio ambiente.

De sobra se ha documentado lo que pasa en San Miguel Xoxtla, en donde regidores de extracción panista han acusado al alcalde José Pastor Luna Cárdenas de haber dado un mal uso a unos 19 millones de pesos, una fuerte cantidad de recursos si se toma en cuenta el tamaño del municipio y las carencias que enfrenta.

Otro caso es el de Tomás Quixtiano Tecuatl, quien hasta no hace mucho era presidente municipal de Ajalpan salido de las filas del PAN, y los regidores de su propio partido lo señalaron de desviar fondos públicos por unos 22 millones de pesos. El PAN siempre defendió al edil y argumentaba que era un conflicto político ajeno a problemas de corrupción lo que generaba diferencias entre los miembros de la Comuna.

En Huehuetlán el Grande el edil Leandro Barrales ha sido acusado por la población de dar un mal uso a varios millones de pesos. A algunos regidores los ha agredido, los ignora al no convocarlos a las sesiones de cabildo y al síndico, junto con miembros del cuerpo edilicio, les quitó sus salarios.

La salida fácil que ha encontrado el PAN en este asunto, es acusar al primo del alcalde, Gustavo Barrales, de ser quien desestabiliza el municipio.

Gustavo Barrales efectivamente es un activista que de ser aliado del alcalde se convirtió en una piedra en su zapato. Pero él no es el culpable de la inconformidad ciudadana, sino la mala gestión del actual ayuntamiento.

Y eso el Partido Acción Nacional no lo quiere ver o lo busca ocultar.

El PAN ha intentado generar la imagen de que son conflictos provocados por factores de diferente índole e ignora las acusaciones de corrupción contra los ediles.

Si las cosas siguen en este tenor, cuando lleguen las elecciones el PAN enfrentará focos rojos que menguará su índice de votos.

¿A qué se debe esto? ¿A que el presidente del PAN, Rafael Micalco, no está demostrando capacidad para ser dirigente y legislador local al mismo tiempo?

¿A que una empresa consultora de un ex dirigente panista es la que asesora a algunos ayuntamientos del PAN que están metidos en dificultades?

¿A qué el PAN no le interesa combatir la corrupción?

¿Qué el combate a la corrupción únicamente es válido con los gobiernos del PRI y el PRD, pero no así en el PAN?

No sé las respuestas exactas, pero son preguntas que se deberían hacer muchos electores y no sólo con el Partido Acción Nacional, sino con todos los partidos.

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