martes, septiembre 19, 2006

OPINIÓN
Las campanas y el Grito en 2006
Antonio Cruz López
El México colonial vivió aparejado en su quehacer cotidiano al toque de las campanas de las torres de una iglesia o de su catedral, su tañer anunciaba: el inicio del día, la hora de comer, la hora de la pasión a las 3 de la tarde en la que debían rezar tres 3 credos hincados de rodillas y descubierta la cabeza, al inicio de la noche la hora del angelus en la que las mujeres decentes debían estar dentro de sus casas, a las 8 de la noche el tañido avisaba a todos el deber del recogimiento en su hogar; anunciaban las campanas los 15 minutos de la “la plegaria de las animas”, más si era la novena previa a “todos santos” el redoble de campanas se prolongaba por 30 minutos; las “personas de bien” las que no acostumbraban aventuras del sexo o riñas callejeras, se retiraban a su casa antes del “toque de queda” anunciado también por campanas de 9 a 9:30 de la noche.
La vida de la comunidad era guiada por campanas de mayor o menor tamaño, que normaban la vida en monasterios, escuelas, centros de trabajo. Su tañido anunciaba la muerte de reyes, virreyes, príncipes, arzobispos o capitulares, lo hacia con golpes repetidos con pausas y cambios de sonoridad, 100 tañidos seguidos de un triple doble de campanas mayores y menores, secundados por nuevos sonidos y redobles a los que se sumaban los campanarios de iglesias menores y unísonos de iglesias de pueblos, aldeas o villorrios, durante 30 minutos por nueve días, a mediodía.
El “toque de vacante” anunciaba la muerte del prelado de la iglesia con 60 toques de la campana mayor, 40 si el muerto era una dignidad menor, 30 un canónigo, 20 un racionero, 10 al mediorracionero, solamente a la hora que morían y en sus funerales o entierros. Por el modo de combinar los toques se llamaba a ruego, remedio, imploración, sus sonidos daban aviso colectivo de: tempestad, granizo, sequía, epidemia, guerra, terremoto, erupción, la gente se informaba con campanas, del año nuevo, el corpus, la ascensión, San Pedro y Pablo, la guadalupana, la salud de reyes y príncipes, posesiones, bodas, bautizos, el correo, el arribo de la Nao de China a Acapulco tan esperada por los comerciantes, las campanas eran lo que hoy son los periódicos, la radio, la televisión, el correo electrónico o la internet. Si logramos imaginar la importancia de los repiques de campanas, no sólo eran esperados o importantes, muchos fueron famosos, como el que ocurrió la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando por la noche del 15 a galope tendido llegaron Ignacio Allende y Juan Aldama a caballo, debían informar al cura Miguel Hidalgo y Costilla que la conspiración de Querétaro estaba descubierta, convulsionaban el deseo de independencia fraguado en la Nueva España desde los inicios del siglo XIX, expresado en la Conspiración de Valladolid descubierta en 1809, reiniciada en Querétaro bajo los auspicios de María Josefa Ortiz, esposa del Corregidor Miguel Domínguez, conjura que seguramente solapaba, porque en su casa un grupo de hombres se reunía a conspirar la posible Independencia de España, a la que acudían con el pretexto de una Academia Literaria los capitanes Ignacio Allende, Joaquín Arias, Juan Aldama que en secreto acudía desde San Miguel el Grande, los hermanos Epigmenio y Emeterio González, el cura Hidalgo de la población de Dolores, hombre muy arraigado entre los indígenas por sus actividades de protección y ayuda a desprotegidos y otros más, con las mismas ideas, grupo que entre otras cosas dudaba de como involucrar al pueblo en esa independencia, tramaban hacer creer al pueblo que se trataba de defender a España de la invasión de las tropas de José Bonaparte desde 1808, en cuyo lapso Carlos IV el rey abdicó el trono a favor de su hijo Fernando VII, en estos momentos la conjura es descubierta y lo comunican a Hidalgo, un líder nato de masas quien debe tomar la decisión, así levanta al pueblo, consigue la insurrección contra el gobierno, ¿cómo?, tocando las campanas con los repiques necesarios, esperados e importantes, a las 5 de la mañana del día 16 de septiembre, expresó la necesidad de estar reunidos, se congregaran en el atrio, les habló e Hidalgo emitió para rematar su discurso el grito de Independencia diciendo, ¡muera el mal gobierno! (escucha Fox: cínico, torpe, inútil, desplazado), ¡muera el mal gobierno!, ¡viva la virgen de Guadalupe! (bueno, la verdad es que faltó en la arenga mencionar a San Juan Diego, santo de nosotros los aborígenes), ¡viva Fernando VII!, ¡mueran los gachupines!, la arenga reunió 600 hombres armados con instrumentos de labranza, Allende se encargó de organizarlos en comando militar, Hidalgo aprendió al subdelegado de gobierno de Dolores y liberó a los presos, enarbolaron al primer Ejército Insurgente que inició la guerra de Independencia de México.
Otro tañer de campanas célebre se dio el lunes santo del 8 de abril de 1811 el que anunció al pueblo que Hidalgo, Allende y los caudillos que habían iniciado la Independencia habían sido aprehendidos.
Estas son las razones del Grito de Independencia que celebramos los mexicanos, grito que el más torpe gobernante que México ha tenido pretendió manchar con su presencia, ¡oh dioses cuan grandes sois!, afortunadamente se va el mentecato en este 2006, el pueblo lo sacó, le prohibió dar el simbólico grito en el corazón del país, oiganlo bien panistas, el pueblo no lo permitió y si torpemente se hubiera impuesto, habría recibido el repudio tumultuoso más grande que a pulso se ha ganado.

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