viernes, febrero 09, 2007

CARPETA

El rector de la UAP, descalificado para encabezar reformas

Sergio Cortés Sánchez

Enrique Agüera, rector de la UAP, ha bloqueado todo intento para transparentar la aplicación de recursos, construir consensos y transformarla en una institución de excelencia; sus esfuerzos se han destinado a proyectar su imagen personal, ha violado sistemáticamente el estatuto universitario al negarse ha citar a reuniones ordinarias y se ha afanado en controlar las instancias de dirección colegiada; ha impido una discusión amplia sobre el futuro de la UAP y se ha negado a exigirle a los gobiernos estatales y federales el subsidio suficiente y oportuno para el funcionamiento de esa casa de estudios, tales son algunos de los planteamientos que le hiciera la planta de académicos de la Facultad de Economía al rector, a través del vicerrector de Docencia, Jaime Vázquez López, en una reunión celebrada ayer para conocer los cambios que, en materia de transformación del régimen de pensiones y jubilaciones propone la administración central.

En la reunión celebrada con la planta de académicos de la facultad mencionada, el maestro Jaime Vázquez explicó que la propuesta institucional presentada tiene como objetivo iniciar la discusión sobre el particular y que no podría haber cambios en la normatividad laboral si los trabajadores no las hacían suyas. Enfatizó la ausencia de fondos para cubrir la nómina de jubilados y que las condiciones actuales en que se gestaba el retiro laboral en la UAP impedían a corto plazo el pago de lo convenido con los jubilados actuales y los que se incorporaran en el futuro. La administración central de la UAP propone que los trabajadores que ya cumplieron 25 años de antigüedad se esperen tres años más para ejercer su derecho a la jubilación, y como contraprestación, la institución le aplicará un extra al salario de 6.2 por ciento. Contextualizó que desde hace un decenio diversas instituciones académicas de educación superior iniciaron la discusión del régimen de jubilaciones y pensiones, que hay ya universidades que han aumentado la edad laboral para el retiro (entre 28 y 35 años), así como la edad del retiro (65 años) y que el pago del salario de la pensión es un promedio de los últimos 15 años, y que no se pagará el 100 por ciento del salario a los jubilados; los trabajadores activos y los jubilados cotizarán por igual para el fondo de pensiones y el pago de atención médica.

La planta académica objetó el argumentó y el propósito de las reformas; enfatizó que el documento oficial de la rectoría no se presentaba como tal, que es maniqueo por tratar de confrontar a los trabajadores activos con los no activos y que no ofrecía la información que facilitara el debate: hay una deliberada omisión de la plantilla de trabajadores administrativos, de sus percepciones, funciones, métodos e instancias de evaluación, de las compensaciones que se les otorga, de sus fechas de ingreso laboral, de su perfil profesional y su densidad en la plantilla de jubilados. Se ejemplificó que alumnos de la misma generación, uno con doctorado y haciendo tareas académicas en la UAP, percibe un salario menor a otro que es funcionario universitario y que carece de título de licenciatura. La transparencia en la aplicación de los recursos públicos, de ingresos propios y de retenciones de los trabajadores (impuestos, pensiones y ahorro para el retiro) y una eficiente y proba administración fue una de las exigencias de los profesores de la Facultad de Economía. Otra, convocar a un Congreso Constituyente para discutir en su integridad la reforma universitaria; recordaron que el único Consejo Universitario donde los consejeros levanta dedos opinaron, fue cuando se sancionó a un alumno por hurtar un libre escrito por su ancestro; los temas nodales para la vida universitaria no se discuten o se despachan por mayoría.

Vázquez es egresado de Economía y fue profesor de la misma; su trato con la planta de esa facultad fue afable y comedido, y fue correspondido por los docentes, que muy respetuosamente le hicieron saber sus opiniones. Una que fue reiterada por la docena de académicos que hicieron uso de la palabra fue ubicar la crisis financiera de la UAP en la insuficiencia de los recursos públicos y no por las prestaciones signadas en el contrato colectivo de trabajo. Recordaron que el actual rector ha guardado mutismo ante los sistemáticos recortes al presupuesto de educación superior y que nunca ha querido que la máxima instancia de gobierno universitario le exigiera a la Federación y al gobierno del estado mayores subsidios. En los momentos en que Agüera debía ponerse al frente de la comunidad universitaria para prevenir una crisis mayor por la inexistencia del fondo de pensiones dejó de citar a reuniones ordinarias del Consejo Universitario y se volvió el defensor de Mario Marín Torres.

Los académicos subrayaron que cualquier intento de reforma debe de involucrar a los actores del cambio, que debe haber confianza y credibilidad de los representados con su autoridad. El proyecto universitario no está definido y las prácticas de gobierno niegan los principios democráticos de la autogestión; la normatividad es violada por aquel que debe observarla y la incondicionalidad y clientelismo se privilegian en el ingreso, promoción y retiro de los trabajadores universitario. El boato y concupiscencia distinguen la cotidianidad del ejercicio de poder en la UAP y sin consideración alguna ante la incompetencia financiera para cubrir los pasivos contingentes de la UAP, sus rectores vende los terrenos de La Noria, las instalaciones de lo que fue la tienda universitaria, desincorporan y reincorporan la farmacia universitaria a la Facultad de Ciencias Químicas, nunca informan de los ingresos propios de la UAP, del abandono de inmuebles en construcción, del costo de la publicidad en sus imágenes ni la prioridad de construir un centro cultural en la Angelópolis. Es necesario que el rector acuda a las unidades académicas a dialogar con sus Consejeros de Unidad, como lo prometió en su campaña: el liderazgo se construye con acciones sustentadas en principios, refrendaron los académicos de la Facultad de Economía.

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