TENDAJÓN MIXTO
La lucha es contra todas las dictaduras
Jaime Ornelas Delgado
1. El neopolitólogo nos asestó una de sus máximas, tan parecidas a las del filósofo de Güemes, que rechaza las dictaduras personales. Sin embargo, quienes luchan por la democracia no se pueden limitar a repudiar las dictaduras unipersonales, su lucha va más allá pues tiene el propósito de acabar con todo tipo de dictaduras. Una de ellas, la más violenta, la que más víctimas ha causado a la humanidad, es la dictadura del capital. Esta dictadura ni siquiera la representa una persona que asalta el poder violentamente; por el contrario, sus representantes en el gobierno pueden llegar al poder mediante elecciones donde nadie atraca a nadie, como sucedió en México el año pasado. Es la dictadura de una clase social sobre el resto de la población.
Esa dictadura impone el pensamiento único, y en nombre del Estado de Derecho, criminaliza el movimiento social, reprime a la disidencia, pisotea el derecho a existir de las minorías y mantiene las condiciones económicas que empobrecen a las mayorías en beneficio de los dueños del capital, que acumulan su riqueza gracias a la explotación a que son sometidos los trabajadores.
El poder de esa dictadura se ejerce de manera sutil a través de la escuela, la iglesia, los medios masivos de comunicación, las normas y las instituciones puestas al servicio de la clase dominante. Sin embargo, cuando estos controles fallan, la represión violenta no se hace esperar. Atenco y Oaxaca son ejemplos recientes de ello, aunque no son los únicos. Contra esa dictadura también luchan los demócratas, que hoy por lo pronto están enfrentando la usurpación.
2. Desactivar la fuerte preferencia con que cuenta el PRD en el país y, principalmente en el Distrito Federal, es el principal objetivo del PAN declaró monseñor Carlos Abascal, ex secretario de gobernación y ahora secretario adjunto del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Pues que ni se esfuerce tan destacado censor –el impidió a su hija adolescente leer Aura, novela de Carlos Fuentes– ya que su intervención en tal empeño puede terminar prestigiando al partido que pretende denostar; pero además porque el PRD no necesita quien lo desprestigie, se desprestigia solo con decisiones como la de apoyar la candidatura de Ana Rosa Payan al gobierno de Yucatán, con esas actitudes el PRD pierde militantes, adeptos, simpatizantes y autoridad moral y política. ¿Por qué ofrecer la candidatura a una militante de un partido donde se fraguó el mayor fraude electoral de la historia del país? ¿O es que quién ha sido panista, yunquista e integrante del Opus Dei, podrá cambiar de ideología de un día a otro, o el que cambio fue el PRD? Las posibles respuestas estremecen y la verdad que esa conducta lastiman a muchos ciudadanos que habían empezado a ver en el perredismo una opción de participación política–electoral.
Pero el problemas es más grave de lo que parece, pues si con su conducta el PRD cancela las vías de participación política que los ciudadanos fueron trazando desde la lucha contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y la posterior campaña electoral que lo condujo a ser el presidente legítimo de México, ¿qué les queda a los ciudadanos?
No quisiera uno pensar que la dirección del PRD actuó haciendo un cálculo cínico, que la condujo a considerar que habría críticas pero que a los ciudadanos en resistencia y en lucha contra derecha no les queda otra opción que participar en y con el PRD en los procesos electorales. Sin embargo, hay otro camino muy peligroso, tal vez no considerado por los dirigentes del PRD, y es el que conduce a la ciudadanía a la indiferencia y al desencanto político. Ambos, llevan a la inmovilidad, cuando no a la desesperación que es la peor consejera de quienes quieren cambiar esta sociedad.
La verdad es que hoy parece más necesario pedirle a Andrés Manuel López Obrador que forme un partido decente y con principios sólidos, enraizado en la democracia y en el proyecto alternativo de nación que nos propuso a los ciudadanos, logrando una movilización ciudadana jamás vista. Un partido de izquierda y democrático, capaz de vincular la movilización social con la lucha política electoral, organizado para dar espacios de participación y aglutinar a los millones de mexicanos hastiados del neoliberalismo, tanto como de la conducta de partidos obsesionados con los votos (de los que dependen las prerrogativas económicas), que tan fácilmente olvidan los principios éticos que deben sustentar su quehacer político.
3. El pintor Francisco Toledo vive hoy, como muchos otros oaxaqueños, los embates del poder. Desde agresiones a balazos en su casa, hasta las recientes argucias legaloides para bloquear sus proyectos culturales. Todo en represalia por su activa solidaridad con el movimiento social de esa entidad. Y si eso le pasa a este artista de fama internacional, no es difícil imaginar las que está pasando el pueblo de Oaxaca que enfrenta a un sátrapa y lucha contra su pobreza ancestral.
Esa dictadura impone el pensamiento único, y en nombre del Estado de Derecho, criminaliza el movimiento social, reprime a la disidencia, pisotea el derecho a existir de las minorías y mantiene las condiciones económicas que empobrecen a las mayorías en beneficio de los dueños del capital, que acumulan su riqueza gracias a la explotación a que son sometidos los trabajadores.
El poder de esa dictadura se ejerce de manera sutil a través de la escuela, la iglesia, los medios masivos de comunicación, las normas y las instituciones puestas al servicio de la clase dominante. Sin embargo, cuando estos controles fallan, la represión violenta no se hace esperar. Atenco y Oaxaca son ejemplos recientes de ello, aunque no son los únicos. Contra esa dictadura también luchan los demócratas, que hoy por lo pronto están enfrentando la usurpación.
2. Desactivar la fuerte preferencia con que cuenta el PRD en el país y, principalmente en el Distrito Federal, es el principal objetivo del PAN declaró monseñor Carlos Abascal, ex secretario de gobernación y ahora secretario adjunto del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Pues que ni se esfuerce tan destacado censor –el impidió a su hija adolescente leer Aura, novela de Carlos Fuentes– ya que su intervención en tal empeño puede terminar prestigiando al partido que pretende denostar; pero además porque el PRD no necesita quien lo desprestigie, se desprestigia solo con decisiones como la de apoyar la candidatura de Ana Rosa Payan al gobierno de Yucatán, con esas actitudes el PRD pierde militantes, adeptos, simpatizantes y autoridad moral y política. ¿Por qué ofrecer la candidatura a una militante de un partido donde se fraguó el mayor fraude electoral de la historia del país? ¿O es que quién ha sido panista, yunquista e integrante del Opus Dei, podrá cambiar de ideología de un día a otro, o el que cambio fue el PRD? Las posibles respuestas estremecen y la verdad que esa conducta lastiman a muchos ciudadanos que habían empezado a ver en el perredismo una opción de participación política–electoral.
Pero el problemas es más grave de lo que parece, pues si con su conducta el PRD cancela las vías de participación política que los ciudadanos fueron trazando desde la lucha contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y la posterior campaña electoral que lo condujo a ser el presidente legítimo de México, ¿qué les queda a los ciudadanos?
No quisiera uno pensar que la dirección del PRD actuó haciendo un cálculo cínico, que la condujo a considerar que habría críticas pero que a los ciudadanos en resistencia y en lucha contra derecha no les queda otra opción que participar en y con el PRD en los procesos electorales. Sin embargo, hay otro camino muy peligroso, tal vez no considerado por los dirigentes del PRD, y es el que conduce a la ciudadanía a la indiferencia y al desencanto político. Ambos, llevan a la inmovilidad, cuando no a la desesperación que es la peor consejera de quienes quieren cambiar esta sociedad.
La verdad es que hoy parece más necesario pedirle a Andrés Manuel López Obrador que forme un partido decente y con principios sólidos, enraizado en la democracia y en el proyecto alternativo de nación que nos propuso a los ciudadanos, logrando una movilización ciudadana jamás vista. Un partido de izquierda y democrático, capaz de vincular la movilización social con la lucha política electoral, organizado para dar espacios de participación y aglutinar a los millones de mexicanos hastiados del neoliberalismo, tanto como de la conducta de partidos obsesionados con los votos (de los que dependen las prerrogativas económicas), que tan fácilmente olvidan los principios éticos que deben sustentar su quehacer político.
3. El pintor Francisco Toledo vive hoy, como muchos otros oaxaqueños, los embates del poder. Desde agresiones a balazos en su casa, hasta las recientes argucias legaloides para bloquear sus proyectos culturales. Todo en represalia por su activa solidaridad con el movimiento social de esa entidad. Y si eso le pasa a este artista de fama internacional, no es difícil imaginar las que está pasando el pueblo de Oaxaca que enfrenta a un sátrapa y lucha contra su pobreza ancestral.