martes, marzo 20, 2007

Columnistas

Tiempos de Nigromante
de Arturo Rueda

artrueda@laquintacolumna.com.mx


Operación Melquíades

Las alarmas se dispararon y la candidatura de Melquíades Morales a la alcaldía comienza a tomar forma en la mente de los altos círculos priístas. El jueves pasado Valentín Meneses acudió a un encuentro con Beatriz Paredes para evaluar las condiciones del partido rumbo a las elecciones de noviembre. El trato entre ambos fue inmejorable, pero la nueva dirigente del tricolor se preocupó ante la inminencia de la derrota en la alcaldía y la complicada situación en muchos distritos del interior.

Fuentes priístas que pidieron la gracia del anonimato revelaron al columnista que las últimas encuestas encargadas por la dirigencia estatal revelan un panorama desolador para noviembre. De entrada, se considera perdida, desde hoy, la alcaldía capitalina. Ni Roberto Ruiz Esparza o Javier López Zavala podrían rescatarla. En consecuencia, también los seis distritos del municipio estarían en manos del blanquiazul, por lo que tan sólo restan en disputa 20 distritos electorales en la renovación del Congreso.

Los expertos electorales del priísmo, con encuestas y cruces en las manos, consideran que el mejor de los escenarios para el tricolor es ganar en 16 distritos. El peor, solamente triunfar en 10.En el primer escenario arañarían la mayoría en el Congreso estatal, con la suma de los plurinominales, que dependerán de los votos que reciba el priísmo. En el segundo, no alcanzarían ni siquiera la cláusula de gobernabilidad y Marín debería lidiar el resto de su sexenio con una mayoría opositora, proclive o no a la cooptación.

Así que pensando en el mejor de los escenarios –triunfo en 16 distritos-, el PRI necesita votos que se traduzcan en cinco plurinominales para alcanzar el número mágico de 21 diputados. Y es en ese escenario en el que surge el nombre del ex gobernador Melquíades Morales. Lo dice la consultora Opina y los encuestadores gubernamentales. De igual forma lo reconoce Valentín Meneses. El senador y ex gobernador es la mejor –por no decir la única- carta con la que el priísmo puede aspirar a competir en la ciudad.

La posible candidatura de Melquíades Morales ha sido desdeñada por todos. El círculo marinista, proclive a devorar todo lo que encuentra a su paso, reía con la posibilidad de que el ex gobernador fuera consideraba para luchar por el Palacio Municipal. El mismo círculo aseguraba que todo era una estrategia de promoción diseñada por Enrique Doger. Nunca se supo con qué fines. El gobernador, celoso de su espacio político, tampoco consideraba la especie. El colmo del desdén fue que el mismo Melquíades, en privado y en público, canceló cualquier posibilidad.

Sin embargo, a partir de la reunión de Beatriz Paredes con Valentín Meneses, la situación dio un giro copernicano. La nueva dirigente nacional no quiere, en su año de estreno, coleccionar derrotas por todo el país. Y dentro de lo que se juega en el 2007, Puebla es una de las plazas más preciadas. Por ello, el consejo a Valentín fue que había que convencer al senador de entrarle a la batalla.

La opción Melquíades es, hoy, conveniente para todos los grupos priístas. En su calidad de ex gobernador, de ganar la alcaldía no representaría un peligro en la sucesión. El dogerismo, sabedor de la institucionalidad de Melquíades, apoyaría con todo en la elección. Marín, en caso de derrota, no podría ser acusado de vender la plaza si mandó toda la carne al asador. Zavala no vería un competidor en el ex gobernador.

La gran duda, por supuesto, es si Melquíades aceptaría volver a contender por un cargo después de la amarga experiencia que significó la derrota ante Rafael Moreno Valle en las elecciones federales. El ex gobernador, ante todo, desea cuidar el lugar que ya se ganó en la historia poblana. Y regresar a una candidatura es la ocasión perfecta para que de nueva cuenta salgan acusaciones por irregularidades en su sexenio.

En pocas palabras, Melquíades no tiene ninguna necesidad de buscar la alcaldía. Pero los viejos políticos decían que el que respira, aspira. Las malas lenguas señalan dicen su reciente convalecencia en un hospital de la ciudad de México fue, más que para terminar de solucionar una molestia en el pie, una preparación para iniciar una nueva campaña.

Nada está escrito. Lo único cierto que, tanto el priísmo nacional como el local, han volteado a ver a Melquíades Morales como una opción desesperada y en los próximos días se intensificará la operación para intentar convencerlo. Pero como dice el mismo Valentín Meneses, habrá que esperar.

*** Reclamo atendido. Después de su berrinche por el surgimiento del frente en su contra, Javier López Zavala se puso a trabajar y el viernes comió con Germán Sierra en El Chimichurri para atender sus reclamos, ante la cavilación por abandonar el partido. Dicen que la orden vino del mismísimo señor. O sea que al marinismo sí le preocupan las deserciones en la víspera de la elección. Bien por ellos.

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