lunes, septiembre 18, 2006

Desangelado, el Grito de Independencia en el zócalo de
Puebla; menos de 8 mil asistentes


(Javier Puga Martínez)


Con menos de 8 mil poblanos en el zócalo de la ciudad y escasas figuras políticas en Palacio Municipal un “excesivo” aparato de seguridad en torno al gobernador Mario Marín Torres y sin protestas abiertas en su contra se llevó a cabo el tradicional Grito de Independencia el pasado viernes 15 de septiembre, el segundo del actual sexenio estatal.
El edil Enrique Doger Guerrero; el secretario de Gobernación, Javier López Zavala, y el gobernador Mario Marín Torres, quien en cuanto terminó de tocar la campana y ondear unas cuantas veces la bandera se metió al salón de cabildo para no salir por el resto de la noche / Foto: José Castañares
Si los asistentes al Grito y a la posterior verbena popular fueron pocos en comparación con años anteriores, la emotividad patriótica de los mismos fue todavía menor. Pero eso no fue impedimento para que las principales figuras de la clase política local que estuvieron presentes –Mario Marín, Javier López Zavala y Enrique Doger Guerrero– se disputaran el reconocimiento y aplausos de los presentes, el edil de Puebla fue el que más tiempo duró en el balcón principal del edificio del ayuntamiento enviando saludos.
A pesar de haberse anunciado un Grito alterno por parte del campamento de resistencia civil pacífica del PRD, así como una protesta contra el mandatario estatal, ésta última nunca se llevó a cabo, y sólo unos cuantos presentes apoyaron el Grito del presidente del comité municipal del PRD, Miguel Tacomo, que no alcanzó los tres minutos.
Por otra parte, más de 300 vendedores ambulantes invadieron desde las 4 de la tarde la calle 5 de Mayo, de la 2 a la 16 Oriente, sin la presencia de inspectores de vía pública o personal de registro y Fiscalización de la Tesorería municipal.
Los diferentes antros en las zonas de Los Sapos, Analco, la avenida Juárez y Angelópolis fueron abarrotados por decenas de miles de jóvenes y adultos que encontraron diversión hasta entrada la mañana del 16 de septiembre; algunos lugares permitieron el acceso de menores de edad; fueron registrados 27 accidentes viales y fueron levantadas 123 infracciones; cuatro conductores fueron puestos a disposición del Ministerio Público por conducir en estado de ebriedad. La Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad del municipio (SSPV), así como la Dirección de Protección Civil municipal reportaron “saldo blanco” en la noche.
La visita inesperada
Los festejos patrios iniciaron 15 minutos antes de las 8 de la mañana del viernes con el izamiento de la bandera y las guardias de honor al lábaro patrio en el patio del Palacio Municipal. El acto fue presidido por el edil Enrique Doger y el secretario de Gobernación, Javier López Zavala.
Ante la ausencia del gobernador de Puebla en este acto empezó una serie de especulaciones sobre su asistencia al Grito. Se dijo de todo, pero la versión oficial fue que Mario Marín Torres no asistió porque fue a inaugurar obras en el interior del estado.
A las guardias de honor se presentaron prácticamente todos los secretarios de los gobiernos estatal y municipal, así como personajes de la vida social y económica de Puebla. Destacaron las ausencias de Darío Carmona García, secretario de Educación Pública; Rómulo Arredondo, secretario de Comunicaciones y Transportes; José Bretón Ávalos, secretario de Turismo, así como del presidente estatal del PAN, Eduardo Rivera, y la dirigente estatal del PRD, Maria Elena Cruz Gutiérrez, y algunos legisladores.
Sin que nadie lo esperara, a las 15 horas con 30 minutos llegó el gobernador para hacer la guardia que no hizo por la mañana. Acompañado de Valentín Meneses Rojas, director del DIF estatal; de Javier Sánchez Galicia, director de Comunicación Social, y de Gerardo Pérez Salazar, secretario de Finanzas, el mandatario cumplió con sus cuatro minutos reglamentarios y se retiró del Palacio Municipal sin encontrarse con Enrique Doger Guerrero o algún funcionario del municipio.
A su salida de Palacio Municipal, Marín Torres fue interceptado por los reporteros de las fuentes municipal y económica, con quienes se detuvo a platicar unos minutos para sorpresa de los todos.
“Estuvimos en Huejotzingo a inaugurar una carretera que va a Santa Ana Xalmimilulco y un auditorio”; así justificó Marín su ausencia en el izamiento de la bandera, mientras confirmó su presencia en el Grito esa misma noche. “Así es como hay que recordar a los héroes, entregando obras”, dijo.
Descartó manifestaciones en su contra para esa noche, y negó que hubiera temor porque se presentara una situación así. “Siempre existen voces contrarias que no les gusta que estemos trabajado seguramente, pero no me importa eso, a mí lo que me importa es la gente que sí quiere progresar”.
Cuando comenzaban los cuestionamientos más fuertes, el personal de Comunicación cortó la entrevista, con el clásico y poco amable “gracias, jóvenes, por sus preguntas”, para llevarse al gobernador, quien todavía se dio el lujo de responder que por el momento no contempla más cambios en su gabinete.
Fuertes medidas de seguridad
La paranoia del personal del gobierno del estado y de encargados de la logística del acto llegó a tal grado que, temiendo una “fuerte manifestación del PRD y del Frente Cívico en contra del señor gobernador”, como diría uno de los policías, el Grito se adelantó 15 minutos antes de la hora tradicional. Así que a las 10 horas con 45 minutos Mario Marín salió al balcón de Palacio Municipal y consumó el republicano acto ante los poco entusiastas “vivas” de la gente, que mostró su mayor momento de alegría descargando al aire decenas de botes de “espumas”, los cuales supuestamente serían “estrictamente prohibidos” por Seguridad Pública municipal.
En cuanto terminó de tocar la campana y ondear unas cuantas veces la bandera, el gobernador se metió de nueva cuenta al salón de cabildo para no salir más. Enrique Doger, sonriente, se quedó por más de cinco minutos saludando a la gente que le respondió con aplausos; mientras, Javier López Zavala, quien ya había ingresado con el gobernador, se regresó al balcón por el alcalde y lo esperó hasta que terminó de saludar a los asistentes. El secretario de Gobernación no saludó a nadie ni esbozó ninguna sonrisa.
Ya dentro del Palacio, a pesar de que se anunció que no habría cena de gala, abundaron los “bocadillos” que bien pudieron pasar por cena. La mesa principal la ocuparon el gobernador, acompañado de su esposa, Enrique Doger, Javier López Zavala y los secretarios de Seguridad Pública estatal, Mario Ayón; de Desarrollo Económico, Gerardo Fernández Sánchez, y el titular de la 25 Zona Militar, Máximo Pastrana Guadarrama. La clase política local brilló por su ausencia; una mesa fue ocupada por la procuradora Blanca Laura Villeda y sus colaboradores cercanos; otra más por algunos empresarios, donde destacó el presidente de Canacintra-Puebla, Charles Mtanous.
En entrevista posterior, el edil capitalino reconoció que fue excesiva la seguridad del gobierno del estado, pero que habría que “rescatar lo positivo de la fiesta”. Indicó que por parte de su gobierno fue el mismo operativo de seguridad del año pasado, enfocado a los asistentes al zócalo, mientras que el gobierno del estado se encargó de la logística del acto.
–¿Secuestraron el ayuntamiento? –se le preguntó a Doger.
–No, yo estoy aquí.
–¿Le tocará dar el Grito el próximo año?
–Estoy muy contento aquí, el próximo año es mi último grito como presidente municipal, me da mucho gusto que sea una fiesta muy participativa, que la gente esté muy contenta, y espero que así sea el próximo año. Los demás le corresponderán a las próximas autoridades.
–¿Pero sí podría dar el Grito en algún momento?
–No se crea, a mí me gusta platicar, no dar de gritos. Hablando se entiende la gente.
–Lo vimos afuera muy saludador, ¿ganó en el aplausómetro?
–Está... ¡muy bueno el clima! No llovió, eso es lo bueno –respondió Doger entre risas.
–¿Se destensó la relación con el gobierno del estado, concretamente con Javier López Zavala?
–Por parte nuestra siempre ha habido la mayor disposición a trabajar con todos los niveles de gobierno, porque creemos en el trabajo profesional.
–¿Por parte de ellos?
–Habría que preguntárselo a ellos. Yo al gobernador lo veo muy dispuesto, contento, lo veo tranquilo y a gusto.
Enrique Doger insistió en que lo único que le interesa en este momento es terminar su gestión municipal; “y como ya lo he dicho, en 2008 a ver qué hago”.


todosporelbiendetodos@hotmail.com

Mensaje de sta semana