lunes, septiembre 18, 2006



OPINIÓN
Las complicidades, al descubierto
Carlos Meza Viveros
Para nadie es un secreto que el operador político de Televisa y TV Azteca para sacar adelante la plagada de inconstitucionalidades ley Televisa fue nada más y nada menos que Emilio Gamboa Patrón, quien, obediente a sus amos, logró “convencer” con argumentos “de peso” a un grupo de abyectos correligionarios priistas en el Senado para que la ley enviada por la Cámara baja y aprobada en siete minutos no tuviera modificación alguna.
De nada sirvieron entonces los sólidos argumentos de los senadores Dulce María Sauri, Manuel Bartlett Díaz, ambos del PRI y de la oposición a su bancada; de Javier Corral, senador del PAN, para hacer una serie de modificaciones a una ley que se anunciaba lesiva, inmoral, inconstitucional, pero que se trataba de un traje a la medida de los amos de quienes la impulsaron desde el Senado para sacarla, sin una coma de más, sin un solo agregado.
Los intereses por cumplir a pie juntillas las órdenes que los poderosos del duopolio televisivo y los temores por no salir en cadena nacional en actos o hechos espinosos, fueron las palancas que movieron las voluntades de algunos, en otros casos, las ofertas para convertirse en futuros integrantes de la Cofetel, lo que ya sucedió. Viajes, canonjías y otros alicientes campearon en el proceso de aprobación de la ley. Al final, Gamboa Patrón cumplió al pie de la letra con sus titiriteros, vamos, con sus verdaderos jefes.
En otra entrega y por este medio (hace casi tres meses) hice notar la actitud de sumisión de este personaje que hoy cumple una función como líder de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, y a quien recientemente escuchamos charlar con el “rey de la mezclilla” Kamel Nacif, a quien le rinde toda clase de pleitesías y pone a su servicio el cumplimiento de sus deseos, detener en el Senado una ley sobre apuestas en el hipódromo, y así, mediante una orden fulminante del industrial poblano: “...No chingues, dale pa’tras...”, Gamboa Patrón respondió con toda sumisión: “...bueno, pues si tú lo dices, no pasa; va pa’trás, chingaos...”.
El premio Nobel de economía comentó alguna vez que las privatizaciones dañinas comienzan por el soborno, y cuánta razón tenía. Hay que recordar a Gamboa como uno de los más irreflexivos promotores de la reforma energética, que para suerte nuestra no pudo pasar, y gracias a la resistencia de senadores con conciencia nacionalista.
En este caso, no se trata de operadores en el tema del soborno que respondan a los intereses de poderosos capitales trasnacionales, ni de los intereses del Fondo Monetario Internacional, que ya es una vergüenza. Estamos hablando del poder de un solo hombre que demuestra su poder frente a quien siempre se manifestó impoluto, fiel a sus estatutos partidistas, incluso aspiró a la presidencia de la República, quien en ocasión de su nombramiento como líder de la bancada priista ofreció trabajar por México, por el desarrollo social y una retahíla de frases retóricas que se quedan en el diván de la ignominia.
Pero la pregunta que me hago es: ¿por qué Emilio Gamboa no fue invitado por Loret de Mola a dar unas explicaciones al pueblo de México por sus deleznables actitudes? ¿Por qué el señor López Dóriga no le dio más que segundos al “escándalo” revelado en todos los medios de la prensa escrita? ¿Dónde quedó la ironía que los caracteriza para hacer pedazos a quienes no les han servido nunca? La respuesta es sencilla: pesan más las complicidades que el interés público, y no cabe duda de que ni Televisa ni TV Azteca tocarán más el tema, y si lo hacen lo harán con el soslayo que les mandaron tener para hacernos ver que el suceso es “pecata minuta”.
Lo que tampoco comprendo es que mis correligionarios priistas en la Cámara baja, a excepción de dos que tres valientes, le han pedido al cancerbero legislativo una explicación de su proceder y salgan en su defensa con el argumento del derecho a la privacidad y de la ilicitud en la difusión de conversaciones telefónicas.
Éste es el momento para que aquéllos que fueron electos popularmente y eligieron al PRI como la mejor alternativa le den la espalda a un traidor a los principios revolucionarios que dice defender y que de siempre ha operado camaleónicamente y con la habilidad de Fouché. Muy de cerca en el poder y siempre para servir a quienes más le ofrezcan seguridad y permanencia en el candelero político; ése es Gamboa Patrón, nuestro “líder” en San Lázaro. ¡Qué vergüenza! Espero, entonces, que aquéllos que no crecieron en la “cultura del sometimiento y la abyección” y que ahora nos representan en la Cámara de Diputados por nuestro partido lo llamen a cuentas y lo obliguen a dimitir a un cargo que no merece, y que una vez olvidado el “pequeño” suceso de corrupción legislativa, continoe operando para sus sempiternos patrones “los señores don dinero”; si no lo hacen, ¡que sus conciencias, nuestro partido y el pueblo se los demanden!


todosporelbiendetodos@hotmail.com

Mensaje de sta semana