CUITLATLAN

Meza, Mier y Bartlett, en la mira del PRD

Fermín Alejandro García

Hasta ahora el único avance que se tiene en el PRD como parte de la búsqueda de un candidato a presidente municipal de Puebla, es que se está analizando la posibilidad de invitar a un priista a ser postulado. Las características que se buscarían son que sea ampliamente conocido y que se identifique con el partido del sol azteca en la necesidad imperiosa de frenar el avance de la derecha, que todo apunta a que pueda arrasar en los próximos comicios y dentro de tres años.

Los priistas que muy probablemente serán invitados son: el ex gobernador Manuel Bartlett Díaz; el notario público y ex secretario de Gobernación, Carlos Meza Viveros; y el secretario general del ayuntamiento de Puebla, Ignacio Mier Velasco. Los tres son vistos por varios actores del PRD no solamente como políticos de izquierda sino como los únicos aspirantes que podrían enfrentar al PAN.

Hasta ahora ningún integrante del PRD se ha acercado con ellos. Pero al parecer en las dos próximas semanas se podrían buscar los primeros encuentros para plantearles la invitación.

En el caso Manuel Bartlett Díaz, aunque el fin de semana declaró a un diario local que no dejará el Revolucionario Institucional, ni busca ser candidato a un puesto de elección popular, el planteamiento que la harán perredistas de la ciudad de Puebla es el siguiente:

Desde que era gobernador de Puebla se ha caracterizado por ser de los pocos priistas del país, que teniendo una proyección nacional, abiertamente se ha confrontado al PAN y ha planteado que el Estado de derecho, las garantías individuales y las prestaciones sociales de los trabajadores desaparecerán en la medida en que avance el poder de la derecha.

Y ha sido el único priista que ha fustigado a los miembros del PRI que han hecho pactos políticos con el PAN.

Por tanto, le indicaran los perredistas, que solamente él es el único político que en Puebla podría frenar el avance de la derecha. Si no se une a la campaña del PRD en contra de la derecha, será corresponsable del avance de las fuerzas conservadoras.

A la gente del PRD quien más les interesa es obviamente es Manuel Bartlett, pero sus intenciones se antojan desfasadas, pues prácticamente el partido tiene los tiempos encimas y resulta que apenas está haciendo planes para buscar a aspirantes de candidatos.

Se sabe que la definición que recientemente hizo Manuel Bartlett de que no se va del PRI es definitiva.

El priista poblano sabe que cambiar de partido le significaría claudicar en sus ideales políticos, luego de que en los últimos años ha sido un férreo crítico de los priistas que se han alejado de la ideología del nacionalismo revolucionario del tricolor.

Es decir, la gente del PRD parece que va a perder el tiempo intentando convencer a Manuel Bartlett Díaz.

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Urge construir una “ciudadanía juvenil” en América Latina, dijo Licha en un boletín emitido por el INDES

Lesly Mellado May

Mientras el 40 por ciento de los jóvenes latinoamericanos (15 a 29 años) tiene una orientación claramente demócrata, el 60 por ciento restante se divide entre posiciones ambivalentes y no demócratas, situación que habla de la urgencia de organizar políticas para la construcción de la ciudadanía juvenil.

Así lo manifiesta la investigadora Isabel Licha en un documento incluido dentro del último boletín emitido por el Instituto Interamericano para el Desarrollo Social (INDES, www.indes.org). Amén de que un alto porcentaje de la población en América Latina no respaldaría la democracia si con ello se mejora su condición socioeconómica (según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2004), el perfil sociopolítico de la juventud universitaria no es nada alentador.

De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina se tiene que los jóvenes se caracterizan por “Reducción de capacidad transformadora en movimientos sociales; indiferencia como defensa ante la imposibilidad de cambiar la situación de violencia; apatía e indiferencia política; bajo liderazgo en temas comunitarios, y desconcierto frente a los posibles aportes a la situación de sus países”.

También se identifica que “dan ayuda puntual sin compromiso social, muestran incredulidad en los grandes cambios sociales y tienen dificultad para construir la felicidad con otros y en comunidad”.

Su visión de la realidad es una “conciencia basada más en la información de los medios que en el análisis y el pensamiento crítico, poca información sobre acontecimientos de actualidad, desconocimiento y prejuicios sobre comunidades populares, urbanas, rurales y sobre la realidad de los países”.

Estudios realizados en Chile y Colombia, dice Licha, arrojan que “la generación actual está constituida por jóvenes en general más educados (es considerada la generación más educada de la historia) pero tienden a no usar mecanismos propios de la democracia”.

En Europa las cosas no son muy distintas, el panorama juvenil es un “aumento en los niveles de apatía política y cívica, la falta de confianza en las instituciones democráticas, aumento de casos de corrupción, racismo, xenofobia, discriminación y exclusión social, todo lo cual conspira contra la seguridad, estabilidad y crecimiento de las sociedades democráticas”. Por ello, la Unión Europea recomienda “salvaguardar a las sociedades democráticas a través de la educación para la participación ciudadana en la vida política, social y cultural”.

La investigadora opina que una de las formas de abatir rezagos sociales en la juventud latinoamericana (el 50 por ciento es pobre) es construyendo una “ciudadanía juvenil” como un proceso en el que desarrollan competencias y capacidades, generan identidad (pertenencia a la comunidad), construyen el interés público (integración), crean esfera pública (diálogo, debate, deliberación, concertación) y fortalecen la práctica participativa asociada con una cultura política democrática.

Hay además una propuesta de educación para una ciudadanía democrática emitida por el Consejo Europeo que apunta a desarrollar capacidades para resolver conflictos pacíficamente; argumentar de manera propia; escuchar, comprender e interpretar los argumentos de los demás; reconocer y aceptar las diferencias; elegir y deliberar; asumir responsabilidades compartidas; establecer relaciones constructivas con los demás, y desarrollar un espíritu crítico con respecto a la información, modelos y concepciones.