miércoles, mayo 09, 2007

Ya no vamos a decir nada.

Van a la basílica por la bendición, dice intérprete

La familia Inés Ascensión calla sobre caso Ernestina

ELIZABETH VELASCO C.

Después de siete horas de dar "vueltas por la ciudad" de México, los cinco hijos de Ernestina Ascensión Rosario y otros familiares de la indígena muerta hace meses en la Sierra de Zongolica llegaron a la Basílica de Guadalupe.

Aunque su arribo estaba previsto para las 11 de la mañana -según anunció ayer el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, a Carmen Aristegui, conductora del noticiario Hoy por hoy-, Efraín, intérprete de la familia nahua, soltó: "No querían llegar porque ya no quieren hablar con nadie".

A otro intérprete, después de muchos intentos en dos horas, le dijo: "Ya lo que pasó, pasó, y lo único que queremos es la bendición de Dios. Ya no vamos a decir nada. La intención de estar en la Basílica es con un fin espiritual".

Dos meses atrás los hijos de la indígena, entre ellos Julio Inés Ascensión, denunciaron que su madre había sido violada tumultuariamente por soldados en Tetlalzinga, municipio de Soledad de Atzompa, donde hace 12 años hay presencia militar.

La tarde de ayer, el propio Julio rehuyó hablar; reflejaba temor y nerviosismo. Algunas palabras dijo a intérpretes nahuas enviados por Aristegui, pero prácticamente nada con los reporteros.

"No hablamos el mismo náhuatl, para qué hablamos" -decía Julio a los intérpretes-, y con el mismo argumento, pero en castellano, esquivó a la prensa: "No hablamos el mismo idioma, no nos entendemos". Sus hermanas y demás familiares hicieron mutis total y hasta corrían cuando se les hacía una pregunta.

René Huerta, de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra Zongolica -destituido de la dirigencia de esa agrupación y desconocido en abril pasado por las comunidades de la sierra por presuntos acuerdos que tuvo con el gobierno federal para, mediante presiones, lograr que la familia Inés Ascensión se desistiera de las acusaciones contra el Ejército-, en todo momento evitó el contacto de los medios de comunicación con Efraín, a quien llamaba continuamente -así conocimos su nombre- cuando algún reportero se acercaba. Menos aún había posibilidad de dialogar con los hijos o los yernos de Ernestina.

Increpado por tres reporteras, Huerta sostuvo que su presencia obedecía a que "soy invitado de la familia (de Ernestina); me tiene confianza, no hago más que ayudarla". Dijo que la familia Inés Ascensión fue apartada de su comunidad desde hace cuatro días por "la zozobra, el temor y el hostigamiento de muchas personas que siempre les preguntan; son compañeros que no tienen prudencia y se sienten agredidos". Además, "los han seguido en algunos vehículos y hubo disparos en una de las casas de ellos; a raíz de eso salen".

De las acusaciones en su contra por las comunidades de Zongolica, dijo: "Es su dicho; esto va más allá de esta situación". No obstante, aceptó tener una "relación de trabajo" con el gobernador de Veracruz.

-Se dijo que el lunes vendría la familia Inés Ascensión a la basílica, ¿por qué no vino?

-Porque se descompuso el carro.

-¿Hoy también?

-No, pues lo tenían que revisar.

-Los familiares de Ernestina se ven asustados, ni siquiera quieren voltear a vernos...

-Es parte de su forma de ser, pero también es por toda la situación que se ha venido; lo que ellos piden es tranquilidad y que los dejen en paz todas las gentes que los están importunando; que no sabemos quienes sean, ni la familia los conoce.

Además de Huerta, en el lugar había personal del área de comunicación social del estado de Veracruz y presuntos periodistas, entre ellos Jorge Díaz Basáñez, quienes seguían a los reporteros cuando se acercaban a los indígenas.

La familia Inés Ascensión -acompañada por 19 menores- ingresó al antiguo y nuevo edificio de la basílica; en el primero, los cinco hermanos rezaron ante la imagen de la Virgen de Guadalupe; en el segundo, participaron en la misa de las 18 horas.

Fueron muchos los intentos por hablar. Incluso llegaron tres intérpretes nahuas y fue hasta después de las 19 horas cuando Julio les dijo en su lengua: "Ya lo que pasó, pasó; lo único a que venimos es a pedir la bendición de Dios; no queremos saber nada del gobierno, porque dijeron e hicieron lo que les conviene. Venimos a pedir la bendición, porque Ernestina se fue con Dios; ya no está con nosotros".

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