miércoles, febrero 14, 2007

Marín le dio impunidad a los medios: Arturo Luna

El periodista y conductor de noticias dice que gracias al gobernador nada les pasará a los periodistas: “¿Quién va a tocar ahora a la de por sí intocable y sublime prensa poblana, que ha tenido en general un comportamiento por demás patético y lamentable en esta interminable historia de impunidad y corrupción?”

Arturo Luna Silva, director de noticias de Marconi y columnista de Milenio Diario Puebla, expresó su opinión sobre el comportamiento de los medios de comunicación después del escándalo Marín-Cacho. Con objetividad, misma que se le respeta, éstas fueron las líneas recibidas:


Un aspecto del caso Lydia Cacho poco explorado, pese a su importancia en los medios, es la impunidad que el gobernador Marín, sin querer queriendo, otorgó a los periodistas de Puebla. Me explico:


Actualmente, y hasta el fin de este sexenio eterno, los periodistas en general gozan de una especie de luz verde para escribir y decir lo que sea de quien sea, sin esperar consecuencias, incluso para mentir, difamar y calumniar deliberada y descaradamente.


Hoy se pueden llenar las planas de periódicos y los espacios de la radio y la TV de toda clase de afirmaciones, sin confirmaciones, de verdades a medias y de mentiras completas, y nadie se inmuta. Gracias a Marín, nada les va a pasar a los periodistas.


¿Por qué?


Viendo el problema legal, moral y político en que Marín se metió por haber coscorroneado —en realidad fue mucho más grave que eso— a Cacho, ningún político, de ningún signo, que se sienta agraviado, difamado o calumniado —que en efecto lo haya sido— se atreve presentar una denuncia penal o civil contra un periodista, pues además de que es políticamente incorrecto, corre el riesgo —¡ay horror!— de que le vaya como le fue a Marín: en feria. Tenga o no la razón, insisto.


Ésa es la impunidad de la que hablo, y que me parece gravísima, sobre todo si nos referimos a la profesionalización del periodismo, y al rigor y a la responsabilidad con que se debe ejercer esta profesión.
Pero algo más, esto es, de hecho una ironía, cruel ironía de la vida y de la política para Marín.


Y es que buscando reprimir, contener, acallar o amedrentar al periodismo en general a través de Lydia, el gobernador acabó otorgando un cheque en blanco a ese gremio que por origen y formación tanto detesta, pero del que, además, tanto necesita para salir de su infernal problema.


¿Quién toca ahora a la de por sí intocable y sublime prensa poblana, incapaz además de ejercer la autocrítica y que ha tenido en general un comportamiento por demás patético y lamentable —en todo sentido, de extremo a extremo— en esta interminable historia de impunidad y corrupción?


¿No es éste un precioso aspecto del 14 de febrero? Quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra.

* Arturo Luna Silva
Director de Noticias de Marconi y Columnista de Milenio Puebla

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